domingo, 23 de noviembre de 2014

EL CAMPO

Soy absoluta e intensamente urbano de modo bastante exclusivo. El campo tiene escasos alicientes para mí, aunque puedo contemplar su belleza de vez en cuando y siempre que no haya que meterse en ella hasta el punto de alejarse por completo de la civilización. No hay ni qué decir que esto me ha atraído siempre considerables críticas por parte de los supuestos amantes de la naturaleza, que se horrorizan de mi pobre sensibilidad, de lo que ellos creen falta de conciencia ecológica y de otros fallos reales o supuestos.

Creo que mi poco amor por el agro viene de varias causas: mi fuerte miopía de nacimiento, que me hacía sentirme inseguro en los grandes espacios, la temprana experiencia del primitivismo de las condiciones de vida de los campesinos españoles a mediados del siglo XX y mi afición por la comodidad, los libros, los espectáculos y las gentes variadas, cosas todas poco separables de la ciudad.

En esto creo ser más franco que otras personas que pretextan un intenso amor por la naturaleza, a la que castigan con grandes coches que gastan gasolina, contaminan el aire, levantan polvo y erosionan la tierra, o que cazan pobres bestias indefensas que ni siquiera se comen en lo que llaman “deporte” cinegético. Amar el campo no es irse de pícnic a orillas de un pantano artificial o hacer “chuletadas” bajo los pinos. Los verdaderos amantes o estudiosos del campo son silenciosos, renuncian a comodidades sin fin y suelen tener personalidades más bien reservadas y solitarias. A éstos los respeto, porque sobre gustos no hay nada escrito, a los otros también, siempre que no se empeñen en demostrarme lo muy insensible que soy a lo “natural”.

Las visiones idílicas del campo suelen ser patrimonio de urbanitas que nunca han vivido en la naturaleza real y son tan antiguas como la civilización. Una vez que nuestros antepasados dejaron las cavernas y construyeron los primeros pueblos, ya hubo algunos que nunca las habían habitado, pero que empezaron a imaginarse lo “natural” que sería vivir en ellas, lejos de los demás. Lo vemos en los poetas griegos y latinos y es un tema literario recurrente en todas las épocas.

Hay más de un escribidor que se lamenta en periódicos y revistas de la desaparición de los campesinos tradicionales, de de la de muchos pueblos pequeños y del campo como él lo conoció, pero lo que yo conocí no era nada envidiable: casas incómodas, sin agua corriente, sin servicios sanitarios, sin calefacción, en aldeas de difícil acceso donde ir a la escuela requería voluntad, acudir al médico era un lujo y hospitales, teatros y libertades conceptos exóticos y lejanos.

Cierto que hoy hay televisión y hasta los sitios más alejados están mejor comunicados que antes, pero en zonas de muy baja densidad de población el mantenieminto de redes eléctricas, telefónicas o de carreteras, por no hablar de escuelas y hospitales es carísimo o imposible. Aún así se mantienen en algunas regiones ¿pero por cuánto tiempo? La vida al margen o casi no es tan agradable como parece desde afuera y la despoblación de las zonas rurales es un fenómeno universal y bastante natural… que seguramente acabará devolviendo a la verdadera naturaleza y a su fauna terrenos de agricultura poco rentable, porque los adoradores del campesinado idealizado no son demasiado conscientes de que los campos cultivados son también artificiales, como lo es la inmensa mayoría del paisaje desde el neolítico.


El campo es indudablemente muy bonito… desde la ventanilla del tren o el balcón de un hotel rural.

viernes, 21 de noviembre de 2014

LEVANTANDO LA ALFOMBRA

Todo el mundo sabe que una mala costumbre de las personas que limpian mal es empujar polvo y pelusa debajo de la alfombra para que no se vean, aunque la limpieza sea así más aparente que real, pero todo se descubre cuando alguien levanta un día una esquina y ve lo sucio que está todo debajo. Hay muchas alfombras que se levantan estos días en España, pero siempre me sorprendió que el gran tapiz eclesiástico permaneciera más o menos fijo y sin que nadie se atreviera a levantarlo hasta el estallido del escándalo pederástico de Granada.

Me sorprendía porque yo sabía de muchos casos que me habían contado víctimas de mi generación y era bastante raro que España fuera una excepción, con todo lo que se había documentado en Irlanda, Estados Unidos, Escocia, etc. Podemos alegrarnos de que ya no lo sea, no porque creamos que también debe haber víctimas aquí, sino porque por fin se ha roto la conspiración de silencio que protegía un modo de ser, de actuar y de ignorar muy típico de países católicos y sociedades mediterráneas, proclives a mirar más a la apariencia que a la realidad y a avergonzar a las víctimas en vez de a los verdugos.

Que un grupo de curas forme una especie de secta de abusadores es ya bastante grave, que el mismo grupo esté formado por fundamentalistas y reaccionarios muestra hasta qué punto la Iglesia Católica ha perdido el norte moral, o más bien la tradicional confusión clerical entre sentirse poseedor de la verdad absoluta, detentar privilegios indebidos y creerse por encima de la moral que se impone a los demás.

Hay que agradecer al Papa Francisco que practique lo que predica, que haya pedido perdón a la víctima y que haya obligado al reticente arzobispo de Granada a tomar medidas más serias de lo que pretendía. El resultado no va a ser bueno para una iglesia como la española, en una situación mucho más crítica de lo que quiere ver, muy desprestigiada, con decreciente influencia social y con mal pronóstico a medio plazo.

Es animador que las víctimas se atrevan a denunciar y triste que no haya sucedido antes, pero los individuos de mi generación, muy traumatizados por educación, política y familia, no estaban seguramente en condiciones de enfrentarse a un tigre ahora de papel, pero antes todavía con dientes. Lo siento por ellos, porque nunca se olvida lo que no se supera y muchos seguirán sufriendo secretamente lo que nunca se atrevieron a declarar, incluso ante sí mismos. Tal vez algunos se sientan reivindicados por persona interpuesta.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

MASCULINO, FEMENINO Y NEUTRO

Una cosa son los géneros gramaticales, aparecidos a lo largo de la evolución como puros mecanismos del lenguaje, y otra las características supuestas por culturas y sociedades en lo que antes eran rígidas clasificaciones de las que era muy difícil o imposible zafarse. Muchos individuos, criados en este ambiente han absorbido estas categorías culturales como si se tratara de hechos biológicos y todavía hoy tienen serios problemas para darse cuenta de que confunden cultura con biología y que dividen el continuo natural en una dicotomía antinatural en la que se oponen crudamente yin y yang, masculino y femenino, como si se tratara de algo que debe ser siempre opuesto y al mismo tiempo lo único complementario.

Las desfasadas creencias del cristianismo mayoritario, así como las de otras religiones aún menos evolucionadas, mantienen contra viento y marea esta visión falsamente natural, tan en contra hoy de los conocimientos científicos como el creacionismo bíblico, conservado aún contra toda evidencia por los literalistas. Tienen que hacerlo para sostener dogmas y reglas morales en los que basan su decreciente influencia, porque el reconocimiento de que sus tradicionales tabúes sexuales no tenían demasiado sentido les quitaría la poca autoridad moral que aún les queda.

Esta visión se impone hasta a los que deberían reconocerse distintos, pero que no lo hacen por el respeto supersticioso a su jerarquía, por condicionamiento educativo y la deformación del miedo. Es posible por esto ver a "Ex-Gais" que afirman imposibles curaciones o que confiesan su atracción prohibida y predican la castidad como si fuera una virtud y no una negación a menudo  perversa de la verdadera naturaleza.

Paralelamente se hacen disquisiciones sobre la radical diferencia de los sexos, se confunden con el género y se afirma que la orientación sexual es "una creación cultural", cuando son ellos los que intentan condicionar la naturaleza para que obedezca a su artificio. ¿Dónde sucede esto? En el Vaticano,por supuesto, donde ahora hay una conferencia sobre estos temas y donde habrá muchas más para incidir en lo mismo, favorecer movimientos como los de la regresiva Francia del presente e intentar sabotear en lo posible la tendencia a la igualdad.

domingo, 2 de noviembre de 2014

LA FAMILIA COMO ENTELEQUIA

En el continuo juego de afirmaciones y negaciones a que se dedica el Vaticano, el Papa Francisco hizo hace pocos días una encendida "defensa de la familia", en la que aprovechó para descalificar las uniones entre personas del mismo sexo como "no-matrimonios". Está en su derecho y sólo repite lo ya oído innumerables veces, pero ¿qué tiene que ver esto con la familia y su defensa?

Familia es un concepto impreciso y cambiante, puede referirse a un grupo de cosas y a agrupaciones de individuos animales o humanos unidos por vínculos biológicos o simplemente legales, pero cuando se habla de "defensa de la familia" se está afirmando una ideología concreta que pretende definir la palabra de modo reduccionista y ceñida a una visión social muy concreta: un matrimonio legal (mejor, religioso) entre hombre y mujer, indisoluble en lo posible y dedicado a la reproducción.

Esta imagen simplista no se ha correspondido nunca exactamente con una realidad compleja y matizada en diferentes culturas, épocas y clases sociales, pero la emancipación femenina, la liberación de las costumbres sexuales y la autonomía reproductiva de las mujeres la han reducido a una imagen sepia, desenfocada y abstracta. Cuando se "defiende la familia" desde estas perspectivas ultraconservadoras se está en realidad tomando síntomas por causas y las medidas que se proponen no van en beneficio de las madres, los padres, las parejas, los hijos  o las paternidades responsables, sino en pro de una cierta apariencia que halaga o tranquiliza a hipócritas, integristas y personas con medios y que pretende imponer un código moral concreto aunque sea contra razón y a sabiendas de que no se cumplirá.

El divorcio, por ejemplo, no deshace familias sólo constata su disolución, igual que el matrimonio legal no forma familia real alguna si sólo se trata de un contrato huero celebrado por razones espúreas.

Una mujer india, casada con un hombre fuertemente presionado por su familia a contraer matrimonio, sospechaba que podía ser homosexual, de modo que llenó la casa de cámaras ocultas, fingió un viaje y comprobó más tarde con sus propios ojos que sus sospechas eran ciertas. Despechada y furiosa lo denunció a la policía y, como en la India sigue vigente la ley británica anti-sodomía, el hombre (y el compañero filmado en el proceso) se arriesga a una larga pena de prisión.

Este caso real es el ejemplo perfecto de que leyes como ésta, siempre propugnadas por "defensores familiares" varios, sólo reprimen y castigan, pero ¿qué defienden?... La mujer se ha quedado sin un marido que la engañaba, víctima resentida de él y de sus suegros, cuya insistencia en casar al hijo tenía más que ver con sus prejuicios y preocupaciones sociales que con ninguna otra cosa, el hombre pasará por un infierno judicial y posiblemente carcelario por no haber resistido a las presiones familiares y por haber querido mantener las apariencias, es decir por el miedo que lo dominaba. Todo el mundo será muy infeliz y ninguna familia se beneficiará por ello, pero algunos todavía insistirán en que esto es lo justo, lo decente y lo "familiar", mientras que si se reconoce que existen orientaciones sexuales variadas y ¡oh tabú! se legisla concordemente, todas las familias quedan amenazadas. ¡Alabemos la ilógica!

miércoles, 22 de octubre de 2014

BATALLAS GANADAS, GUERRAS PERDIDAS

En toda evolución social hay un momento en el que se pasa un punto de no retorno tras el cual toda vuelta atrás es imposible. Nadie habla hoy día de los privilegios de los nobles, perdidos entre los siglos XVIII y XIX, y poca gente sabe incluso en qué consistían. Nadie tampoco se atrevería a defender públicamente la esclavitud o la privación de derechos políticos de las mujeres, asuntos que apenas hace 150 años (un suspiro en la historia) eran discutidos con vehemencia y tenían muchos partidarios hasta entre individuos ilustrados. Ahora es el momento de los derechos LGTB y los pasos positivos dados en esta dirección han ido tan lejos que han llegado hasta el Vaticano.

El Papa Francisco está demostrando que su actitud no es meramente diplomática, sino que quiere introducir algunos cambios más que cosméticos en un código moral impracticable por alejado de la realidad. Todas las iglesias cristianas en las sociedades avanzadas se encuentran hoy día en una encrucijada, tanto más dramática cuanto más rígida y autoritaria sea su organización, por dos causas principales: en primer lugar la ciencia y la libertad de pensamiento amenazan directamente la base de creencias elaboradas y desarrolladas hace milenios por y para sociedades de campesinos, esclavos y siervos; en segundo lugar la emancipación femenina, la biología y la medicina han derribado barreras y transformado conceptos de tal modo que hoy día ya no es posible oponerse a la realidad del divorcio o la posibilidad de abortar, mientras que las antiguas certezas sobre género, rol y hasta sexo biológico se han hecho más difusas y llenado de matices.

Radicales cristianos, musulmanes y laicos homófobos se han empeñado en una guerra contra los derechos LGTB en general, no sólo contra el matrimonio igualitario, y han ganado algunas batallas como en Rusia o Uganda, o siguen intentando congelar la evolución como en Italia, pero la realidad se impone y, si el consenso científico y social mayoritario afirma que las personas LGTB no son ni enfermos ni delincuentes, no quedan razones lógicas para no considerarlos ciudadanos de pleno derecho que es de lo que se trata, no de amor o aprecio, que es con lo que algunos lo confunden.

En los Estados Unidos, por ejemplo, nadie que aspire a ser respetado hace gala de racismo en público, pero eso no evita que haya racistas con fuertes y arraigados prejuicios. Lo importante es hacer el racismo inaceptable socialmente y objeto de persecución civil o penal en los tribunales cuando se manifiesta.

El Vaticano parece estar llegando a la conclusión de que, en tiempos de grave crisis para la Iglesia Católica, la oposición frontal a los nuevos datos biológicos y a los cambios sociales es tan inútil como negarse a aceptar la marginalidad del sistema solar en el universo o la evolución de las especies. Esto tampoco significa amor, sólo cambio de táctica, pero siempre hay que alegrarse de que un frente de guerra entre en relativa calma. 

viernes, 17 de octubre de 2014

HISTERIA

Las sociedades modernas son tan propensas a la histeria como a buscar inmediatamente culpables para las causas de la misma, desde un ciclón a una inundación pasando por una pandemia. Gobernantes y otros responsables demuestran su fuste cuando responden con coherencia, sin escurrir el bulto y sin dejarse ganar también ellos por la histeria.

La "Crisis del Ébola", originada por esta enfermedad, pero muy lejos de ser una verdadera crisis, ha sido el ejemplo perfecto de cómo NO tratar un tema delicado, pero mucho menos amenazante en Europa o Norteamérica que en los pobres países africanos a los que realmente castiga. Un país con buenos hospitales modernos, higiene y alcantarillado no es muy propenso a desarrollar miles, ni siquiera cientos de casos de una enfermedad que no se contagia por el aire y cuyos brotes se pueden controlar.

La histeria atizada por medios de comunicación irresponsables, verdades a medias y comparaciones estúpidas ha hecho presa fácil en una población inclinada a la exageración por el enfrentamiento político, los impopulares recortes y la ausencia de tratamientos y vacunas eficaces, pero también en unas autoridades siempre dispuestas a escurrir el bulto y acusar a las víctimas, con lo que podríamos llamar pésima psicología social.

¿Se debió repatriar a los dos misioneros enfermos? Hay tantas razones a favor como en contra, pero de eso a decir que "el gobierno ha traído intencionadamente el Ébola" hay un abismo de mala fe. Si se hubiera decidido no repatriarlos las críticas hubieran sido igual de malas.

¿Son los recortes culpables del contagio de la auxiliar? Toda la lógica dice que no. Los casos en los Estados Unidos han sido similares y utilizar este argumento quita credibilidad a las legítimas protestas por la reducción de medios de la sanidad pública. No se puede utilizar cualquier argumento contra el adversario.

¿Se han comportado bien los responsables? Sólo a medias y muy mal al apresurarse a culpar a la víctima. Casos similares pueden reproducirse en el futuro y el consejero que la acusó de tonta es simplemente un estúpido arrogante.

En cuanto al resto de la estupidez histérica fomentada por curanderos y monjas catalanistas mejor no hablar: plantas mágicas, ozono por vía anal y otras ignorancias se propalan estos días por los cauces habituales para consumo de crédulos yorigen de más histeria.

martes, 14 de octubre de 2014

RECTIFICACIÓN

Tengo que recoger velas, al menos parcialmente, porque el Ministerio de Justicia respondió a mi queja sobre el Certificado de Matrimonio, con explicaciones coherentes. Parece ser que el Certificado PLURILINGÜE está hecho de acuerdo a un modelo europeo pactado en tratados y que no puede ser reformado unilateralmente. La solución es pedir un Certificado Literal en español, hacerlo traducir y presentarlo así-

Mi crítica no va dirigida esta vez sólo contra el Ministerio español de Justicia, que hasta se ha dignado responder a una pregunta, sino a las autoridades de todos los estados europeos que tienen en sus leyes el matrimonio igualitario y que se han movido poco o nada para hacer aceptar otros modelos.

El resultado es más gasto: no sólo hay que pedir un nuevo Certificado, sino que hay que hacerlo legalizar, ponerle la Apostilla de la Haya, etc.... Molestias que una pareja de chico y chica no tiene que sufrir.

viernes, 10 de octubre de 2014

IMPRESOS E INSULTOS

En mi post anterior hacía referencia a los progresos experimentados en cuando a derechos, pero basta una pequeña excursión por la realidad para darse cuenta de que hay que seguir luchando y esforzándose cada día para que la igualdad real sea un hecho. Véase si no el ejemplo del Registro Civil de Madrid y sus Certificados de Matrimonio.

Hoy día es posible pedir un Certificado por internet y ahorrarse las interminables colas, esperas y fealdad ambiente del Registro Civil en la Calle Pradillo. No es gratis, claro y aún es menos gratis si se quiere plurilingüe para el extranjero y con la correspondiente Apostilla de la Haya. Tengo que reconocer que el servicio no gratuito es eficiente y que apenas una semana después le llega a uno el certificado, pero ahí se acaba la complacencia porque ¿qué aparece en el papel de marras?.... pues que que si se trata de un matrimonio del mismo sexo han emitido un certificado falso. En el documento aparecen los nombres del MARIDO y de la MUJER.... ¡con independencia del sexo de los mismos! De modo que si son dos varones uno de ellos es declarado mujer y si son dos hembras una de ellas es declarada varón.

Si olvidando la comodidad se hace un viaje hasta la oficina siniestra del Registro, se asciende por la escalera hasta el 2º piso (la puerta del ascensor no se abría en el 2º) y se pregunta a la funcionaria de servicio, esta responderá que ES EL ÚNICO MODELO EXISTENTE

Dado que es improbable que se produzcan cambios de sexo por certificación administrativa, tan aberrante situación demuestra una vez más la falta de sensibilidad, cuando no el sabotaje puro y simple y las ganas de fastidiar de los de siempre.

Es bastante increíble que nadie haya tenido la idea de cambiar el modelo desde 2006, es enteramente inaceptable que se humille a los ciudadanos y se les causen posibles problemas en el reconocimiento de su matrimonio por lo que sólo se puede llamar homofobia.

sábado, 4 de octubre de 2014

SOCIEDAD, PROGRESO Y LEYES

Los progresos experimentados en la última década en cuanto a derechos civiles individuales en occidente son significativos y todos juntos constituyen una verdadera revolución social, aunque mejor cabría decir que reflejan los cambios de las sociedades postindustriales maduras. En post anteriores he incidido en el hecho de que no es posible imponer leyes que una sociedad no acepta mayoritariamente (como se ha podido comprobar en España con el intento de revertir la ley del aborto) porque si se desobedecen masivamente son contraproducentes, pero no pensemos que esto se aplica sólo a ideologías retrógradas; introducir legislación avanzada en sociedades no receptivas suele ser igualmente inútil y peligroso socialmente.

Aparecen como una contradicción los retrocesos experimentados en derechos sociales en las mismas sociedades: escasez e inestabilidad de puestos de trabajo, desigualdad creciente de ingresos, carestía de la vivienda, solidaridad decreciente, etc, pero en realidad son un resultado de los mismos factores. Globalización, incidencia de ciencia y tecnología, nuevas potencias económicas, crisis demográfica etc hacen insostenible un modelo socialdemócrata occidental que entró en crisis hace mucho tiempo. Un desafío para el futuro es estudiar como se puede dar origen a otro modelo solidario más sostenible en el difícil entorno presente y futuro, pero la contradicción en cuanto a derechos es sólo aparente, porque en cierto modo la mayor libertad individual es también una consecuencia de la individuación y el aflojamiento de vínculos sociales y de la aparición de identidades personales múltiples y fluctuantes, imposibles en las rígidas categorías anteriores.

Estado, familia, matrimonio y filiación han cambiado: en algunos casos se han debilitado y en otros han transformado su sentido, lo que es interpretado desde posiciones conservadoras y fijistas como decadencia o desastre, pero esto supone no apreciar que estos conceptos son cambiantes como todo en la historia y que se han transformado ya muchas veces.

También en cierto modo la frustración en cuanto a derechos sociales se compensa parcialmente con la expansión de los individuales, aunque esto suponga inseguridad y una variabilidad aún mayores, pero la vida es así de complicada, contradictoria, confusa y finalmente creativa.... si podemos ser lo que queremos, también lo tenemos que inventar, crear y hacer posible, y en esto consiste la maravilla del espíritu humano cuando puede ser libre.

Nunca hay un fin porque el camino es un fin en sí mismo.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

VISIBILIDAD Y HOMOFOBIA

Un reciente ataque homófobo en Madrid vuelve a poner de actualidad la realidad del odio, pero quien crea que esto sólo pasa en España se equivoca: apenas dos días antes había tenido lugar en Filadelfia (USA) otro ataque mucho más brutal por parte de una cuadrilla de pijos que dejó a dos chicos en el hospital, uno de ellos con la mandíbula tan destrozada que sólo podrá tomar líquidos durante los próximos dos meses. Quien lea la prensa y las webs especializadas sabe que estos sucesos se repiten en todos los países civilizados en los que la diversidad sexual es legal, sin que se tenga mucha noticia, por razones claras, de aquellos en los que no lo es.

Es frecuente todavía, especialmente entre personas de cierta edad, el excusar esta violencia "porque se es demasiado evidente", "porque no se deben hacer ciertas cosas en público", "porque X tenía mucha pluma" y otras semejantes y tan injustificadas como las anteriores. Tomarse de la mano, darse un besito, ir muy juntos o mirarse con arrobo no es provocador, es propio de enamorados, incluso de amigos que se quieren y se tratan como hermanos. No hace mucho que dos hermanos ecuatorianos fueron salvajemente agredidos en Nueva York porque fueron percibidos como amantes, con resultados mortales para uno de ellos. Lo que desata el odio no es el hecho objetivo sino la percepción subjetiva del violento que interpreta cualquier cosa como provocación a través del filtro de sus prejuicios, de aquí que el cuidado y la prevención valgan de poco porque siempre se puede ser percibido como lo que el energúmeno ve.

Retirarse a la invisibilidad no es la solución porque, bien al contrario, la visibilidad normaliza, hace corriente lo que antes se pensaba excepcional, pero claro está que al mismo tiempo se pierde el refugio del anonimato, se sale de la oscuridad, por eso algunos se asustan y hasta echan de menos los tiempos en los que "nadie lo sabía".

Estas personas tan prudentes se engañan: nunca les han hecho falta a los violentos demasiados pretextos, las minorías de todas clases siempre han sufrido del machismo institucionalizado y de la entronización de los prejuicios como dogmas respetables. No creamos que porque antes no se publicaban estos hechos o no se denunciaban no sucedían, tampoco creamos que las leyes protectoras solucionan el problema, como puede comprobarse por la persistencia de la violencia doméstica, a pesar de todas las leyes, reglamentos y campañas.

Siempre habrá homófobos, por mucho que progrese la sociedad, lo que es importante es que haya medios de defenderse contra ellos, de ser reconocido como víctima y no como un provocador que convierte al atacante en el héroe de pacotilla que se cree en su pobre imaginación. 

ADIOS Y GRACIAS POR NADA

Mi post anterior ha resultado un acierto, pero es fácil acertar cuando simplemente se describe la realidad, en este caso la legal. Dicho en pocas palabras: no es posible legislar contra la gran mayoría social en circunstancias normales. La dimisión del sobrevalorado Sr. Ruiz Gallardón le honra hasta cierto punto, aunque creo que más bien se debe a orgullo herido y falta de apoyos dentro del partido que a una pretextada ética.

La retirada de la retrógrada ley del aborto que se pretendía imponer viene a corregir un error de la campaña del PP, empeñado en asegurarse hasta los votos más seguros con su habitual paranoia, y demuestra de nuevo que las conquistas legales no son baladíes, puesto que una vez establecidas tienden a consolidarse y a tener mayor aceptación. De aquí que se sea muy injusto cuando se ningunea al gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero como si las leyes del matrimonio igualitario, del divorcio o del aborto fueran simples tonterías, cuando han puesto a la sociedad española entre las primeras del mundo en cuanto a derechos individuales.

Es evidente que la mayoría del partido del gobierno no estaba en contra de la ley más que por razones estratégicas y de oposición, pero que se daban cuenta de que una regresión tan extrema no sólo podía causar pérdida de votos sino un cúmulo de problemas penales, legales y mediáticos de alto precio político.

Me resulta algo misterioso porqué el dimisionario se empeñó en una legislación tan absurda y sólo me lo puedo explicar por su coincidencia con el ideario más integrista. Siempre me dijeron que era en efecto ultraconservador, pero resultaba difícil de creer porque lo ocultaba con mejores formas que otros. Su partida es muy oportuna: como alcalde de Madrid dejó la deuda más elevada de la historia y a una sucesora tan catastrófica e integrista que también se ve obligada a retirarse, a pesar de sus fuertes apoyos. No puede decirse que ni su trayectoria política ni sus ideas hayan sido muy afortunadas.

Adiós caballero y gracias por nada.

domingo, 31 de agosto de 2014

SOCIEDAD Y LEYES

El derecho es conservador ya desde que Hammurabi, rey de Babilonia, decidió promulgar su código, uno de los primeros que plasmaron las leyes por escrito, con el resultado de hacerlas más fijas, seguras, mejor conocidas y de mejor cumplimiento, pero también un poco más lentas en cambiar y adaptarse a la evolución social. Que duda cabe que hay una relación mutua entre leyes y cambios sociales: éstos generan nuevas normas y las normas , por razones éticas, políticas y económicas, influyen en la conformación de la sociedad. Lo que no es posible es un choque absoluto entre leyes y sociedad, lo que suele suceder cuando las primeras se quedan viejas o la segunda se aleja de la estructura y costumbres que una vez tuvo.

Un artículo en "El País" de hoy saca a relucir el desfase entre las leyes españolas de la herencia, bastante similares a otras de la Europa continental, y la evolución de la familia. Resulta absurdo que hoy se obligue aún a dejar a los hijos los dos tercios de la herencia y sólo un tercio sea de libre disposición, medida reforzada por una fiscalidad que grava más cuanto menor sea la consanguinidad. En el artículo se explica muy bien cómo los cambios en longevidad y relaciones familiares hacen esta legislación injusta y absurda en un marco de familias recompuestas, hijos casi ancianos y parentescos mal llevados. Se trata de un esquema adecuado a la sociedad de antaño, en gran parte agraria, de herencias campesinas y familias extensas afincadas en un lugar, pero poco concorde con una post-industrial de mayor movilidad, desafección parental y riqueza mobiliaria. No se comprende muy bien por qué no se establece una completa libertad de testar, con ciertas salvaguardas para vástagos todavía menores o en situaciones de necesidad, como es ya la norma en los ordenamientos legales anglosajones. Sólo la inercia mantiene una norma que podría cambiarse con poco esfuerzo y escasa oposición.

Lo contrario es lo que pretende el Sr. Ruiz Gallardón con su absurda ley anti-aborto, engendro alumbrado para satisfacer a personajes ya obsoletos para la misma Iglesia Católica, como el Cardenal Rouco: sustituir una ley de acuerdo con las creencias y la práctica social por una legislación retrógrada que recorta los derechos de la mujer y obliga a la desobediencia práctica, bien sea con trampas legales, viajes al extranjero o clandestinidad. Una ley de estas características que pretende conformar la sociedad en contra de la corriente hace sufrir, pero no tiene posibilidades de durar mucho.

Lo mismo podemos decir de los límites artificiales a las formas de procreación modernas al alcance de todos los que desean ser padres: selección de embriones, fecundación in vitro, madres de alquiler, etc. Las prohibiciones y super-reglamentación de estas soluciones crean infelicidad, complicados problemas legales y ventajas para los más ricos, pero no impiden que se haga algo que es posible hacer y que satisface un deseo que es más una necesidad para bastantes individuos. Las legislaciones nacionales están llenas de diferencias, trabas y excepciones, pero una vez que matrimonio, sexo, fertilidad y maternidad son asuntos independientes y separados por la ciencia y la práctica, las leyes deben adaptarse a la realidad y no al revés.

sábado, 30 de agosto de 2014

PELIGRO Y CEGUERA

España es un país relativamente grande, el segundo en extensión de la UE después de Francia, es también un país pacífico, como todos los de la UE, y libre, a pesar de las exageraciones negativas que sobre esto se vierten de vez en cuando. España es también un país rico, aunque esto les parezca mentira a muchos que ahora sufren las consecuencias de la Gran Depresión, porque riqueza no significa siempre igualdad, justicia social o lo que se quiere entender a veces por esto, pero la mayoría de su población disfruta de infraestructuras, servicios, viviendas y vida material superiores a los de la mayor parte del mundo, gracias a un crecimiento que ha ido a mayor o menor velocidad según los años y los lustros, pero que ha sido notable durante más de tres generaciones.

Distancia física y mental, desconocimiento, complacencia y una considerable dosis de provincianismo producen lo que podríamos llamar ceguera internacional, enfermedad que hoy no es exclusivamente española como puede observar cualquier persona viajada, pero que se suma a las pasividades europeas ante los acontecimientos presentes y a la falta de respuesta adecuada a los peligros que acechan a estas sociedades alegres a ratos, quejosas casi siempre y confiadas en que lo peor que puede pasar es que gane las elecciones el adversario o que aumente el desempleo.

Anestesiados por una larga paz, considerable bienestar y la autocomplacencia de saberse los más modernos, tolerantes y a la moda, españoles y europeos todos parecen no percatarse de que el peligro que siempre ha estado allí crece y se desborda por las mismas causas que siempre en la larga y sangrienta historia de la humanidad: luchas tribales por el territorio, los recursos y la hegemonía.

Que a estas alturas La UE no disponga de una defensa y de una acción internacional unificadas es una debilidad aún más seria que la reticencia de sus estados a una verdadera unión económica. Una simple mirada al mapa nos muestra que una Rusia lejos de la democracia e impregnada de nacionalismo revanchista está más que dispuesta a una guerra abierta o de desgaste en las fronteras orientales, que el castillo de naipes político del Medio Oriente ya se ha derrumbado con resultados salvajes e imprevisibles, que movimientos de población continentales sacuden África y desbordan las fronteras del sur y que el centro económico se ha trasladado a Asia y al Pacífico, alejándose cada vez más del Atlántico..

Pensar que se puede continuar como siempre ante este panorama es de ilusos, que se puede ahorrar en diplomacia, defensa y esfuerzos de integración o incluso fomentar individualismos, nacionalismos y separatismos es de suicidas. El pasado no permite predecir el futuro como piensan algunos simples, pero si enseña algo es que no hay que confiar en que nada se arregle por sí mismo, justamente porque la historia se escribe diariamente por sus protagonistas y no por unos hados lejanos e incontrolables.

Se puede renunciar al futuro por centrarse demasiado en un presente impregnado de pasado, pero la realidad no perdona y más pronto que tarde podemos encontrarnos con que son los bárbaros o la barbarie los que están ante nuestras puertas. Tenemos mucho que perder, pero sólo lo apreciaremos cuando ya lo hayamos perdido.

jueves, 28 de agosto de 2014

LA TIRANÍA DE LO CORRECTO

Me ha impresionado estos días una noticia que no parece haber tenido demasiado eco en España, absorbida como siempre en dos o tres temas de intenso interés separatista provinciano o en defender el artículo de fe de que es el peor país del mundo con el peor gobierno posible. Se trata del descubrimiento en el Reino Unido de una red de abusos infantiles de larga intensidad y duración perpetrados por individuos de origen paquistaní. Las autoridades conocían en muchos casos el problema, pero se hicieron de rogar, retrasaron su actuación e hicieron la vista gorda... ¡por miedo a ser considerados racistas o anti-islámicos!

Que el racismo existe, que es una lacra y que debe ser denunciado no es algo que se pueda dudar entre individuos que se consideran progresistas, pero de la misma forma que hay personas muy retrógradas que repiten cualquier simpleza aprendida para justificar racismo, homofobia o misoginia, hay otros en el extremo contrario que por odio, ignorancia o pocas luces caen en algo similar y se niegan a ver lo que tienen delante. Es todavía peor cuando no se actúa o se critica por miedo a quedar mal, o a ser malinterpretado.

La realidad es compleja, va del blanco al negro a través de una sucesión de grises, pero la política está obligada a simplificar para reducir un poco la complejidad y garantizar que en algún momento gobiernos, instituciones e individuos actúan y no quedan inutilizados por la parálisis; de aquí que haya partidos y organizaciones que reúnen tendencias afines, aunque ninguno pueda coincidir exactamente con lo que muchos de sus miembros desearían.

El problema surge cuando por sectarismo o por el miedo a opiniones sectarias se traicionan los principios mismos que se dicen compartir. ¡Qué duda cabe de que en el Reino Unido hay una poderosa y peligrosa corriente de opinión que reacciona con odio al Islam y a la inmigración en general! Pero pensar que por eso hay que dudar antes de llevar a la justicia a abusadores de niños es equivalente a creer que no puede haber homosexuales asesinos, transexuales ladrones o inmigrantes sinvergüenzas.

El mal es un producto humano y como tal se da en todas partes, puede estar entre nuestros partidarios igual que entre nuestros adversarios justamente porque se trata de seres humanos imperfectos, ni nuestros amigos son siempre ángeles ni entre nuestros oponentes faltan las personas decentes.

Hay gente que piensa que "lo correcto" es actuar siempre de una determinada manera, usar un determinado lenguaje y decir lo que se debe de acuerdo con el catecismo aprobado por nuestra iglesia religiosa o laica, pero lo moral es disentir cuando la ética o el sentido común fallan... y actuar en consecuencia sin miedo a lo que otros puedan pensar. Si no se hace así pasa lo que en el Reino Unido, que muchos inocentes sufren injustamente. 

domingo, 17 de agosto de 2014

EL SÍNDROME DE PETER PAN

Envejecer no es tan malo como algunos piensan. Si no se padecen graves males o un deterioro imparable, algo de lo que no se está libre a ninguna edad, pero que es más probable cuanto más se avanza en años, la tercera edad también tiene sus ventajas: mayor tranquilidad de espíritu, mejor conocimiento del mundo y de su fauna, humanos incluidos, poca o ninguna necesidad de competir o demostrar nada, etc. De todos modos, más vale acostumbrarse porque se trata de un proceso inevitable.... aunque algunos se empeñen en negarlo infantilmente hasta que el tiempo los pilla y los convierte en viejos resentidos y amargados que cuentan batallitas de juventud sin ningún interés para sus escasos oyentes.

Los negacionistas abundan especialmente entre una cierta clase de varones gais que en algún momento se acostumbraron a brillar, ligar, ir de bares y discotecas o por lugares mucho más sórdidos y hacer de esto el centro de su vida, con menor atención a profesión, pensión y futuro.

El negacionismo puede ejercerse de formas variadas: grandes esfuerzos en el gimnasio, dispendios en ropa de moda, uso de cosméticos japoneses a €300 el bote, una combinación de todo esto y, en los casos más extremos, carísimos estiramientos de quirófano. Lo más normal es que el negacionista no se mire al espejo y aborde a los "chulazos" con los que ligaba una vez y que ahora parecen ciegos y sordos, a pesar de que el maduro de turno sale de noche y hasta ha aprendido a manejar el smartphone para encontrar planes en Grindr. Ceguera y sordera son parcialmente curables con una buena aportación económica, pero la mayor parte no dispone de finanzas lo suficientemente saneadas para cimentar relaciones interesadas con los que a él le interesan.

Es una pena, porque negarse a crecer, como Peter Pan o el protagonista del Tambor de Hojalata, es receta segura de ridículo, frustración e infelicidad y seguramente también de problemas económicos en la edad en que estos son más peligrosos y menos solucionables, lo que quiere decir también de resentimiento y amargura.

El ambiente gay, que tan útil puede ser para salir del armario, encontrar congéneres y divertirse a veces, también tiene algunos efectos secundarios, entre los que se cuenta el de fomentar este tipo de "peterpanismo" para los que no disponen de vacunas, y hay que decir que es una enfermedad insidiosa y mala porque en cualquier medio y en todas las circunstancias madurar es bueno y defiende de muchos males. Ni se gana nada permaneciendo en una juventud imposible, ni por supuesto se encuentra amor alguno.

martes, 5 de agosto de 2014

ALIVIO PERO NO CURA

Parece que alguien tan soberbio como el Cardenal Rouco tendrá que aprender algo de humildad, ahora que el Papa Francisco, de talante bien diferente, ha decidido aceptarle una dimisión que él creía meramente formularia. Desaparece así a regañadientes una figura siniestra y negativa, que tanto ha contribuido a la perduración de actitudes ultramontanas entre una buena parte del conservadurismo hispano.

La sociedad actual, especialmente los jóvenes, está muy lejos hoy día no ya de compartir, sino siquiera de entender en qué consisten los extraños dogmas y los absurdos mandamientos de una secta como la católica, que tan indebidamente sigue ocupando una posición de privilegio en España, Italia y algunos otros países, pero caeríamos en un grave error si pensáramos que la huida de fieles y la falta de prestigio de la institución bastan para terminar con su nefasta influencia: véase si no el proyecto que pretende privar a las mujeres de toda capacidad decisoria respecto a su cuerpo, la genuflexión ante Putin al firmar el pacto de adopción con Rusia, la negativa a admitir a trámite una ley integral de transexualidad en Madrid y la reclamación ante el constitucional por una ley similar en Cataluña.

La Iglesia Católica española, casi siempre protegida o confundida con el estado, ha tenido que hacer muy pocos esfuerzos para justificar su poder y sus acciones, ha practicado siempre la prepotencia e invadido todas las esferas que ha podido, además de sembrar el odio y justificar la violencia contra todo lo que le pareciera desafiar sus privilegios y la base de su irracionalidad. El Concilio Vaticano II la sorprendió todavía en plena Edad Media y aún en el disfrute de sus prebendas durante el Nacional-Catolicismo, consiguió asustar a Tirios y Troyanos para mantener una posición preeminente después de 1975, a pesar del abandono masivo de fieles y de su impopularidad, y vuelve a resaltar como de las más retrógradas frente a los nuevos vientos algo más liberales que soplan desde Roma. No es extraño en una organización que confunde espiritualidad con ritos, creencia con obediencia y orgullo con dignidad.

Rouco se va, pero la Iglesia se queda y no es contra él sino contra ella contra lo que hay que luchar: como creencia es tan respetable como todas, como poder fáctico no. Hay que exigir a los gobernantes la definitiva separación total de iglesias y estado y el fin de su indebida influencia y presencia en legislaturas, ceremonias cívicas y el espacio público en general. Mientras no se denuncien los infames Tratados entre España y el Vaticano y mientras no se autofinancie lo que no es más que una creencia hoy día minoritaria, no se podrá hablar del fin de sus privilegios y de la imposición práctica a todos los españoles, católicos o no, de dogmas propios de una institución que se representa cada vez más sólo a sí misma y que no tiene ningún mandato democrático para representar a nadie más.

miércoles, 30 de julio de 2014

EL NACIONALISMO COMO TRAMPA

No creo equivocarme al decir que el mayor peligro que acecha a la idea de Europa y a la muy necesaria reforma y mejora de la UE es el nacionalismo. La creencia en que las fronteras nacionales protegen de todo lo que no se desea, es decir, inmigrantes, globalización, crisis económicas y calentamiento global es evidentemente absurda y tan ridícula como suena, pero hay politicastros y gentecilla diversa que juega con sentimientos viscerales de odio y miedo mientras fomenta la ignorancia y echa tinta de calamar sobre las causas de los mayores problemas actuales y sus posibles soluciones. No hay ni milagros ni soluciones mágicas para ningún problema humano, pero el nacionalismo los complica todos al colocar enormes anteojeras que distorsionan, dividen y despistan, especialmente cuando se presenta como una panacea redentora y salvífica aprovechando el vacío de otras ideologías.

La idea de que hay nacionalismos "buenos" y "malos" es tan tonta como si se aplicara al cáncer, por ejemplo. Cierto que algunos son más agresivos que otros, pero ninguno es exactamente deseable, y en la Europa actual las células malignas empiezan por la división, la desconfianza y la falsa doctrina de la "vuelta a las esencias" patrias propias, como predican el UKIP en el Reino Unido o el Frente Nacional en Francia. No creo que nadie en estos países piense que estos partidos son "progresistas", ni siquiera sus propios partidarios, enemigos de la modernidad, los cambios sociales y deseosos de regresar al pasado imaginario de sus mitologías de pureza racial, por eso resulta tan chocante que en España aún haya pazguatos que se dejen llevar por el marketing de los nacionalismos periféricos y los vean como mejores o excusables, sólo por el hecho de oponerse al estado central o a un gobierno que no les gusta: poner nuevas fronteras, buscar privilegios económicos e imponer pensamientos únicos no es ni será progresista jamás; buscarlo "pacíficamente", es decir, sin actividad terrorista manifiesta, es mejor que hacerlo de forma violenta, pero si al final se quiere imponer de una forma o de otra, sin dejar otra opción, es igualmente inmoral y evidentemente antidemocrático.

En un artículo claro y conciso en "El País" de hoy, Francesc de Carreras expone con crudeza cómo se ha impuesto en Cataluña una forma de pensar que no permite opciones y que identifica cualquier crítica a personas, políticas e instituciones nacionalistas con anticatalanismo, lo que quiere decir que al final nadie puede hablar y que todo lo que no sea la solución única, es decir, la independencia, está mal, es "españolista" y ya se sabe que España es mala, inferior, ladrona etc....

Hay que admirar el marketing hecho a lo largo de tantos años para no dejar ver que este nacionalismo, como todos, es reduccionista hasta el extremo: todo lo de aquí es bueno, lo de fuera es malo o peor; no estamos mal, pero solos estaríamos mejor, nos queremos separar, pero somos "más" europeos que "ellos", y así hasta el aburrimiento. No se explican ni se quiere hacer los enormes problemas políticos y económicos a los que se enfrentarían y los que crearían a los demás, el hecho de que cualquier división en la Europa actual resta, complica y no suma y, más aún, las imposiciones étnicas y culturales que se derivan de cualquier nacionalismo triunfante convertido en religión única. La idea de que al día siguiente la vida continuaría igual para todos los habitantes del nuevo estado es tan beata como falsa. El postulado de que "esto es lo que quieren los catalanes" es igualmente falso, puesto que prácticamente no se les deja otra opción.

Hablar está bien, pero hay que partir de una base común y dejar las cosas muy claras. Yo soy absolutamente partidario de la unidad, de toda Europa a ser posible, pero hay muchos en España (o en "El Estado", como les gusta decir a algunos) que nos estamos cansando de tanta acusación de "incomprensión", del desprecio manifiesto y de la búsqueda constante de "especialidad", porque al final resulta que hay territorios que parecen tener más derechos que otros y personas de más valía que otras por el solo hecho de haber nacido en un lugar concreto... aunque se demuestre una y otra vez que todos tienen la misma tendencia humana a burlar la ley y a defraudar por muy "honorables" que sean. Además, con o sin independencia los territorios tienen una molesta tendencia a quedarse donde están, no pueden ser trasladados a otros sitios, de modo que sin posibilidad de lindar con la perfecta Suecia, por ejemplo, habrá que seguir entendiéndose con los imperfectos vecinos, y que me digan que país puede ser completamente autárquico hoy día para agua, energía y hasta el aire que se respira, especialmente si sus iluminados "líderes" practican un derecho a decidir unilateral y traumático.

lunes, 21 de julio de 2014

CONSPIRANOIAS

La realidad es aburrida, monótona, conocida... y difícil de explicar ¿por qué vivimos? ¿Para qué? ¿Por qué estoy enfermo? ¿Por qué no tengo dinero, éxito, belleza....? Es injusto que no todos podamos ser como Brad Pitt y Angelina Jolie, es desagradable tener que envejecer  y ¡Oh! ¡No somos inmortales! como todos hemos creído alrededor de los 14 años. Sesudos filósofos, físicos, geólogos, biólogos, astrónomos e historiadores vienen discurriendo, estudiando, aprendiendo y relacionando datos sobre el universo, la Tierra y la humanidad desde hace milenios y publicando libros, teorías y hallazgos que han enriquecido la civilización, ayudado a curar múltiples enfermedades, alargado la vida media y explicado muchísimas cosas antes consideradas misterios, regalos o castigos de divinidades caprichosas.

Pero para algunos esto es también aburrido, monótono y no lo bastante emocionante, es mucho más romántico dar crédito a la idea de que la existencia entera es una gran conspiración, un plan maquiavélico alentado por "ellos" contra "nosotros", en los que "ellos" no siempre está claro quienes son, aunque los creyentes saben que "están ahí", urdiendo conjuras, creando enfermedades malignas, causando crisis económicas y llevando a la humanidad o a algunos sufrientes individuos especialmente escogidos al desastre, la esclavitud o el ridículo.

El SIDA como creación de secretos laboratorios norteamericanos, el aterrizaje en la luna como gran estafa escenificada falsamente, las vacunas como peligrosas mentiras inventadas por una malvada industria farmacéutica y otras lindezas semejantes son majaderías sin fundamento alguno antes difundidas por almas cándidas y revistillas marginales y hoy por las redes sociales, mientras que toda una serie de "terapias" alternativas (es decir, acientíficas) que prometen prevenir o curar el cáncer y cualquier otra enfermedad, hacer perder 20 Kgs. en un mes sin pasar hambre ni marcharse al otro barrio, permanecer eternamente joven y cambiar de feo a bello en un santiamén, son propagandeadas con eslóganes manidos, el más frecuente de los cuales es que las compañías farmacéuticas o el estamento médico o los misteriosos "ellos" "no quieren que se sepa" porque se les terminarían sus ganacias, privilegios, poder, etc.

El verdadero misterio para mí es cómo puede haber tantas personas, que a veces se comportan racionalmente en otros aspectos, que siguen creyendo a pie juntillas en cualquier superstición sin darle este nombre y prefieren mantener su fe contra viento y marea, incluso cuando demuestra no aportar beneficio alguno. La paranoia es una explicación, pero también los complejos de inferioridad frente a los sabios de su materia que causan rebeliones estilo infantil y el resentimiento de muchos, que prefieren ningunear lo que odian, aunque esto vaya contra sus propios intereses.

Se me olvidaba decir que estas actitudes también se extienden a la política y que hay muchas personas que prefieren seguir a líderes, movimientos o tendencias sin más análisis que el impulso visceral, y que descalifican todo lo que se les oponga, aunque se aduzcan poderosas razones diferentes de los dogmas en los que han decidido creer... por razones enteramente propias, por encima de todo y contra todo.

martes, 15 de julio de 2014

EDUCACIÓN Y PREJUICIOS

Hay una cierta ingenuidad al suponer que la educación destruye automáticamente los prejuicios antifeministas, homófobos, racistas, nacionalistas o de cualquier otra clase. Es la misma ingenuidad que cree que alguien sabe mucho por haber estado sentado en una escuela durante varios años o incluso haber conseguido un título académico. La palabra "educación" es ambigua, porque puede referirse a una instrucción que crea o consolida prejuicios, o simplemente ser escasa, mala y con lagunas.

Cierto que quien lee muchos libros de historia, filosofía o buena literatura tiene bastantes más posibilidades de que se le abra la mente y de ser más tolerante con sus semejantes y el mundo en general, pero hay quien lee y busca datos para confirmar sus paranoias, fundamentar sus prejuicios y encontrar razones con las que rebatir a sus "enemigos" ideológicos... y no pensemos que esto sólo es patrimonio de los conservadores de derechas. Siempre ha habido y hay doctrinarios de todos los colores que parecen circular por la vía única de sus obsesiones, sean éstas religiosas, ecologistas, feministas o folclóricas.

A veces hay hasta que desconfiar de determinados aprendizajes, porque un poco de conocimiento no genera sabiduría, sino que puede dar lugar a todo lo contrario; no hay más que ver cómo se pueden manipular datos, estadísticas y gráficas para presentar la misma realidad de formas tan diferentes que den lugar a visiones enteramente contrapuestas. Es aún más fácil cocinar pasados históricos, datos de países lejanos y divulgación científica para ajustarse a prejuicios mayoritarios, ideas de moda o lo que más convenga al que pretende manipular.

Una de las cosas que debería fomentar una "buena" educación es el espíritu crítico, la duda razonable ante el chorro de información que se recibe. Las personas mejor educadas poseen una serie de filtros que les ayudan a seleccionar, clasificar y relacionar datos, pero si están de verdad muy bien educadas también tienen que tomar en cuenta sus propios prejuicios, saber que están ahí y que colorean lo que aprenden, porque nadie es nunca completamente objetivo y en ocasiones es muy sano ponerse en el lugar de la persona que más parece ir en contra de lo que uno cree para darse o quitarse la razón, al menos en algún grado.

No se recibe la misma educación en todos los países, regiones, clases sociales o comunidades religiosas, eso es hoy por hoy prácticamente imposible. Cuando se dice que la educación acaba con ciertos prejuicios se está pensando en una instrucción determinada, porque la contraria los fomentaría y, sin embargo, ambas son formas de educar.

Se olvida con demasiada facilidad que una educación humanística y/o científica muy profunda es patrimonio de pequeñas minorías y que, desgraciadamente, no hay muchas posibilidades por medios, afición y tiempo, de que estos conocimientos sean mayoritarios. Se educa a mucha gente, pero más bien poco, entre otras cosas porque también hay importantes minorías que se resisten a ser educadas.

En el siglo XIX y la primera mitad del XX, cuando aún había muchos analfabetos, se podía idolatrar la educación en abstracto, hoy tenemos que ser bastante más escépticos y no generalizar, porque hay educaciones que producen fanáticos.

jueves, 3 de julio de 2014

DESFILAD ORGULLOSOS

Un año más se celebran desfiles del orgullo en todos los países libres, con las habituales discusiones sin sentido sobre si deben ser menos comerciales, más reivindicativos, lo que no deberían ser, etc. Como si el hecho de poder celebrarlos fuese algo ganado y sin alternativa, cuando en realidad no lo es. No hay más que ver las zancadillas, la mezquindad y la estupidez del actual ayuntamiento de Madrid, con una alcaldesa beata, homófoba y de demostrada incompetencia a la que gustaría que vinieran muchos turistas al acontecimiento y que gastaran mucho dinero, pero que éste fuera silencioso e invisible. Lo que demuestra, por si hiciera falta, que ella y su partido no son automáticamente buenos para los negocios, como algunos simples piensan.

La ridícula Botella no es única; no hay más que mirar al mundo para darse cuenta de que las personas LGTB siguen siendo perseguidas, encerradas, aprisionadas, "tratadas" con descargas eléctricas o simplemente asesinadas por el solo hecho de su condición. Son en realidad minoría los estados en los que hay igualdad de derechos, una igualdad que ni siquiera es total y sin enemigos en ninguno de ellos.

Por eso hay que seguir desfilando, siendo visibles, exigiendo la visibilidad y normalidad que se quieren negar desde los prejuicios patriarcales y las instituciones que pretenden imponer su dogma a todos, incluso a los que no creen en él. Hay que seguir desfilando sin miedo, exponiéndose a las miradas de los indiferentes y de los que no captan el sentido del orgullo porque... ¿Cómo se puede sentir orgullo por ser diferente? Hay que decirles que sí, que ellos se sienten orgullosos todos los días tácitamente, satisfechos en su mayoría, sin que nadie les discuta sus características, pero que a nosotros nos siguen regateando las nuestras y que estamos bien orgullosos de ser como somos, que somos felices así y que no queremos cambiar.

No olvidemos igualmente que nuestra lucha no es especial ni aislada, que va unida a la lucha por la autonomía individual  de los hombres, de las mujeres y las minorías raciales, religiosas y de otras clases, y que las mismas instancias patriarcales y dogmáticas se oponen y se opondrán siempre a cualquier progreso, como se ve con el proyecto actual que pretende negar en la práctica a las mujeres la posibilidad de acabar con un embarazo no deseado. Cuando reivindiquemos nuestros derechos debemos recordar siempre que las libertades no se recortan de golpe sino una a una, para que se note menos, pero que el fin de todos los que las niegan es negarlas todas.

Desfilad con alegría, buen humor, paciencia y vista a largo plazo, porque aquí hemos llegado después de muchos años de pequeños logros que se han acumulado en lo que ahora tenemos, y faltan más años de progreso gradual para que llegue un momento en el que el Desfile del Orgullo sólo sea un carnaval que recuerde las luchas del pasado. Pero ese momento aún está lejos, de modo que hay que desfilar sin bajar la guardia, sabiendo que también nos miran los cavernícolas.

Desfilad sabiendo que nuestro espectáculo no es del gusto de todo el mundo, pero que eso tampoco es tan importante, porque la homofobia nunca se extinguirá, lo que hay que conseguir es que la sociedad la considere como lo que es, una enfermedad como el racismo, la violencia o el terrorismo.

Desfilad orgullosos.