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domingo, 2 de septiembre de 2018

PURITANISMOS INÚTILES

Hay temas que molestan mucho a una cierta progresía autoritaria con tendencias puritanas selectivas y que, por tanto, o no se discuten o se discuten mal porque se parte de bases viciadas. En estos momentos son especialmente dos: la prostitución y la gestación subrogada. Las dos tienen una fuerte carga emocional y las dos afectan a un cierto tipo de feminismo que prefiere la utopía a la realidad.
El que se haya formado un sindicato de trabajadoras y trabajadores del sexo en Barcelona, que haya sido aprobado por la administración y que esto haya hecho sonar las alarmas de la misma administración y de la ministra del ramo, cuando se dieron cuenta de lo que habían aprobado, ha traído a primer plano una discusión que generalmente se rehuye y ha dejado claras las posiciones de unos y de otros.
Se trata esencialmente de proteger a una profesión generalmente desprotegida y abandonada a su suerte en el limbo administrativo de algo que no está ni prohibido ni legalizado, pero eso ha despertado la furia de una especie de feministas que sólo ven la prostitución como explotación (e insulto) y que piden su completa erradicación.
Vayan por delante dos postulados: la prostitución se presta a la explotación y trata de mujeres, de eso no hay duda… Pero, la prostitución es imposible de erradicar, de eso tampoco hay duda. Una prohibición absoluta con persecución de profesionales, clientes e intermediarios tendría como resultado el mismo juego del raton y el gato que sigue pasando con las drogas ilegales, que se consumen a toneladas, llenan las cárceles de los desgraciados que tratan con ellas en el último escalón y suponen un pingüe negocio para mafias diversas y corruptos varios.
Los amigos de la prohibición o prohibiciones nunca aprenden la lección de la Ley Seca de los Estados Unidos, que duró de 1920 a 1933. y causó uno de los más grandes florecimientos del crimen organizado de la historia, sin resolver el problema del alcoholismo que había sido su pretexto. Los prohibicionistas prefieren ignorar siempre una realidad aplastante: si hay demanda habrá oferta.
Los prohibicionistas aducen que la regulación, allí donde se ha hecho, no acaba con la explotación, y seguramente tienen razón, pero si la regulación sirve para disminuirla y permite a muchas mujeres y algunos hombres ganarse la vida y tener una cierta seguridad es sin duda mejor que la prohibición.
Muchas personas no son conscientes que en estos temas, en los que se mezclan problemas morales, emocionales y sociales, hay más visceralismo y menos racionalidad de lo que parece. Algunos y algunas aplican un puritanismo selectivo a lo que les parece una humillación sin límites de los que prestan el servicio y un delito de los seres  que ellos y ellas consideran repugnantes que lo demandan, con lo que hacen lo que todos los puritanos, despreciar en el fondo a Tirios y Troyanos y sentirse superiores por estar radicalmente en contra de algo a lo que tildan de mal absoluto.
Que la regulación de algo como la prostitución es complicada no me cabe duda, como tampoco de que será siempre imperfecta, pero si es tan imposible de erradicar como el gusto por el alcohol, haremos bien en tratar el asunto sin prejuicios y con la idea clara de que si ayudamos al 50%, ya estaremos haciendo algo mejor que crear una nueva Ley Seca del sexo, que sin duda fracasará como todas las que han sido y serán.

domingo, 17 de junio de 2018

FALSOS AMIGOS

Al aprender idiomas los profesores siempre avisan sobre la importancia de distinguir a los falsos amigos, es decir a palabras que pueden sonar igual o provenir de la misma raíz, pero que han adquirido significados diferentes y con las que hay que tener cuidado al hablar. Lo mismo sucede en la vida y la sociedad con personas a las que todo debería hacer afines a nosotros, pero que resultan ser lo contrario de lo que se supone en teoría: adversarios, indiferentes o claramente enemigos.
Ya me he referido en estas entregas al “síndrome Lagerfeld”, es decir a la actitud de ciertas personas LGTB a despreciar a otros congéneres por pobres, militantes o no de su gusto, además de aliarse con el bando contrario a los derechos LGTB, que ellos interpretan más bien como privilegio propio y no generalizable. Podríamos seguir definiendo muchos más síndromes patológicos identificables en una gran variedad de individuos egoistas, insolidarios, reprimidos o permanentemente asustados, pero haría falta un grueso volumen para semejante taxonomía.
Sin llamarlo síndrome, hay una tendencia en las personas de edad, es decir, las que nacieron hasta los años 60 aproximadamente, a reaccionar en contra de personas, situaciones o derechos que les parecen mal por un sinnúmero de confusas razones aparentes, pero en realidad por una única causa: la visibilidad y, peor aún, cuando a la visibilidad acompaña la normalización, es decir, una cierta asimilación a la mayoría.
Pudo comprobarse esto cuando se reclamaba el matrimonio igualitario y se atacaba este tanto desde ingenuas posiciones revolucionarias utópicas como retrógrado, burgués, “copia de los heterosexuales”, etc., como desde el más viejo conservadurismo que solo veía posible una familia modelo de papá, mamá, parejita de niños y perro. A estas posturas se sumaba una con apariencia de modernidad, pero realmente  muy antigua, la de los gais que separaban su vida claramente en dos mitades: la sexual y la otra.
Estos individuos no se distinguían de la mayoría durante el día, no hablaban de su “vida privada”, odiaban la pluma y criticaban los desfiles del orgullo, mientras que por la noche frecuentaban clubs de alterne gay, compraban sexo y hasta se permitían una cierta confraternización con otros gais. Puede que por genética, pero más probablemente por homofobia interiorizada, la sola idea del amor entre dos hombres (no tanto entre dos mujeres) les parecía ridícula a la luz de su machismo. De aquí la “risa” que le entraba al Sr. Alvaro Pombo, por ejemplo, al oír hablar de matrimonio igualitario.
Hay pioneros gais del pasado, como André Gide, que tenían una actitud similar, pero a ellos hay que comprenderlos en su época, mientras que a los actuales no se les debe excusar las bombas de profundidad que a veces lanzan contra los derechos LGTB, más peligrosas por ser ellos mismos parte de la minoría. Es mejor que permanezcan callados y recogidos en su particular doble vida, en su negación del amor y en su particular fantasía: que a ellos los respetan más por más afines a la gente “respetable”, ignorando voluntariamente que esto está solo en su imaginación porque, a pesar del odio, la valentía siempre impresiona más que la vergüenza.

domingo, 8 de octubre de 2017

IDENTIDADES

En estos tiempos confusos en los que muchas personas pierden puntos de referencia conocidos, hay quienes gustan de refugiarse en el nacionalismo, especialmente en el nacionalismo identitario y, cuando se critica esta actitud, se defienden con una sinrazón que parece razonable, pero que no lo es: “tenemos derecho a nuestra identidad”, para a continuación añadir que ésta está amenazada y que por ello deben hacerse independientes o expulsar a los que de alguna manera no son como ellos…. si no se adaptan absolutamente a los moldes identitarios predefinidos.
El problema ético y político es que confunden voluntariamente identidad individual e identidad colectiva y que encierran a la segunda en unos límites exactos y obligatorios. La identidad individual es hasta cierto punto electiva; no se es libre realmente para elegir dónde se nace, en qué familia y qué educación laica o religiosa se recibe. Tampoco se es realmente libre para elegir una orientación sexual, por ejemplo, pero origen étnico y lingüístico, genético y educativo se mezclan en cada individuo y éste puede optar por resaltar más unos aspectos que otros e identificarse más o menos con lo que le viene dado y lo que él mismo se construye a lo largo del tiempo.
En este sentido la identidad individual es libre y no es tampoco extraño que haya individuos que adopten varias identidades simultánea o sucesivamente. Familia y sociedad han tendido a imponer a todos modelos precisos con los que identificarse para ser aceptado, bien visto y adquirir buena reputación, pero los individuos siempre han sido y son variados y hasta bajo tiranías muy extremas han podido lucir identidades varias o refugiarse en ellas para no ser aplastados.
La identidad colectiva, en cambio, es más bien difusa cuando no es obligatoria y se ve como conjunto de características hasta cierto punto variables, pero si se eleva a doctrina y fetiche se transforma en una armadura artificial que no sólo intenta ahogar la identidad individual, sino acabar con cualquier posibilidad de elección personal. Las identidades colectivas obligatorias no son compatibles ni con la libertad ni con la democracia, aunque a veces se pretexten ambas para presuntas “liberaciones nacionales” que no son tales.
Toda tiranía se basa en estas identidades cerradas y predefinidas por los popes que las han creado y que se erigen en sus administradores, puede ser la “raza aria”, los “verdaderos finlandeses”, los “auténticos proletarios” o cualquier otra abstracción semejante que hace tabula rasa de la mezcla, la variedad y la opción individual. En algunos casos se subraya la raza, en otros la religión, en otros la lengua, generalmente se mezcla más de un elemento, pero siempre se ponen unos límites muy claros a lo que “no es” la identidad deseada, en todos los casos opuesta a uno o varios “enemigos” a los que también se identifica identitariamente por lo contrario: “no tienen nuestra religión”, “no son de nuestra raza”, “no hablan nuestra lengua”, al tiempo que la característica propia preferida, la lengua, por ejemplo, se eleva a la categoría de fetiche absoluto, símbolo sagrado y no discutible de la identidad obligatoria.
Las identidades colectivas convertidas en obligatorias son siempre exclusionarias y tienden a ser asesinas, no sólo de la libertad individual , sino del ser humano completo: un “puro musulmán” del ISIS no tendrá empacho en masacrar supuestos infieles apoyado en su pura identidad, aunque los asesinados sean tan musulmanes como él. No hay que fiarse ni un poco de los que no usan en principio policías y guillotinas, porque a lo mínimo que aspiran es a callar a todos los que no son como ellos y a lo máximo a la eliminación de los mismos tal vez geográfica, echándolos del territorio sagrado, tal vez física mediante métodos más drásticos.
Otra característica del identitarismo colectivista es que nunca ha estado ni estará abierto al diálogo, puesto que una fe dogmática no puede aceptar la herejía. Puede ponerse como ejemplo histórico la conferencia de Munich en 1938, en la que Hitler se burló de las democracias occidentales y ganó tiempo para la agresión un año más tarde. A estos señores hay que enfrentarlos constantemente a sus mentiras, exageraciones y tergiversaciones con datos, oponerse a ellos con la misma fuerza que ellos emplean y, si acceden a sentarse a una mesa, será con las condiciones del interlocutor, porque cualquier concesión será interpretada como debilidad ajena y victoria propia, un peldaño más en la consecución del infernal paraíso al que aspiran.

jueves, 17 de agosto de 2017

TURISMOFOBIA Y NACIONALISMO

Si alguien tuviera alguna duda sobre la naturaleza intrínsecamente reaccionaria del nacionalismo identitario, las violentas acciones de sus más estultos representantes contra autobuses y visitantes deberían descorrer el último velo de sus ojos, si no se es tan sectario y fanático como ellos. Es normal plantearse qué modelo turístico se busca y cómo limitar los efectos secundarios indeseados en algunos lugares concretos, pero no lo es clamar por limitaciones sin plan alguno o emprender acciones violentas contra cosas y personas.
No nos engañemos, los pretextos ecologistas y populistas que se blanden son en gran parte incoherentes y contradictorios, porque la verdadera razón del dislate es nuevamente el nacionalismo en su peor encarnación, es decir, el nacionalismo identitario. Lo demuestran los grupos que a los ataques se dedican, punta de lanza de los solemnes popes de la clerecía nacionalista, reencarnación de los clérigos carlistas justamente en las mismas regiones (como bien decía un inteligente artículo de Víctor Lapuente en El País del 15/8/17).
Igual que los retrógrados del siglo XIX, que deseaban volver a los fueros medievales con la monarquía absoluta, los nacionalistas actuales, pero no modernos, han creado una fantasía más pseudomedieval que la de “Juego de tronos” en la que sus regiones están purificadas de elementos alógenos: una sola lengua, una sola bandera, un solo folclore obligatorio y unos mitos propios exclusivos y excluyentes. En este esquema, inmigración, turismo, cosmopolitismo e internacionalismo son conceptos molestos cuando no claramente subversivos.
El turismo trae dinero, pero también muchos trabajadores “forasteros” indeseados por no pertenecer a la que se quiere definir como etnia aparte, obliga a adaptarse, a contemporizar y a encontrarse con muchas personas a las que la clerecía nacionalista detesta, abre puertas, enfín y esto molesta a los que las quieren cerrar para dejar dentro a su grey soñada, pura, incontaminada y participante al 100% de su credo nacionalista.
Carlos Espinosa de los Monteros lo deja claro en El País de hoy: sólo 50 días al año en media docena de sitios concretos sufren los peores efectos de la masificación, lo que desde luego no es bastante para empezar a pensar en reducciones drásticas y soluciones más o menos arbitrarias, pero esto tampoco importa a muchos nacionalistas que han hecho método del cuanto peor mejor. Todo tiene que estar mal para que se predique el evangelio independentista, de modo que, si algo funciona, hay que cargárselo, dar sensación de caos y desastre.
El turismo no es un problema sino una indudable fuente de riqueza que, como todas, tiene que ser sometida a regulación, pero resulta cada vez más molesto para los que quisieran restaurar su brillante pasado étnico-racial-lingüístico que nunca existió y que nunca existirá en un mundo cada vez más mestizo… afortunadamente.

jueves, 20 de julio de 2017

LA CASTIDAD NO ES VIRTUD

La palabra Castidad está etimológicamente relacionada con “castigo” y los recientes escándalos de pedofilia y maltrato sádico destapados en Australia, Alemania e Italia castigan de nuevo a una Iglesia Católica que parece incluir estas lacras en su misma esencia, por mucho que se pretexte lo contrario o que se achaque a persecuciones malintencionadas.
Cierto que seguramente no es la única institución en la que estos hechos han tenido lugar, pero por su misma estructura autoritaria y opaca y, muy especialmente, por su obsesión antisexual y sus normas de imposible cumplimiento real es la que más favorece exactamente lo contrario de lo que dice pretender.
Un clero exclusivamente masculino condenado a la castidad (o castigo) absoluta es algo tan antinatural en una doctrina que siempre está hablando de la “ley natural”, que sus aparentes disfunciones no son más que la consecuencia lógica y humana de normas inhumanas, puesto que la elevación de la represión sexual a virtud máxima supone la misma crueldad que obligar a pasar hambre o sed constantes, la privación de sueño y otras torturas diseñadas por mentes sádicas para destrozar al individuo física y moralmente.
No digo que no haya un cierto porcentaje de clérigos que obedezcan las normas hasta la última tilde, aunque dudo mucho que bastantes al menos durante una parte de su vida no caigan en el placer solitario, pero la castidad no impide sólo la gratificación física, sino que es un obstáculo de primer orden para gozar de compañía, afecto y contacto humano de una clase que la simple amistad no proporciona. Muchas personas privadas de pareja o de sexo por razones no dogmáticas también sufren, pero su carencia les viene impuesta desde afuera por viudez, enfermedad, defectos físicos u otras causas, y no es desesperada, porque siempre puede solucionarse en el futuro, no es interna y sin esperanza.
Muchos jóvenes ingenuos o fanatizados pueden hacer votos de castidad en la veintena, sin darse cuenta de los efectos secundarios de tan peligrosa medicina, que puede acabar creándoles serios problemas psicológicos según avanzan en edad y frustración. Muchos con pulsiones pedófilas o desviaciones varias pueden creer también que el sacerdocio es una fórmula mágica que los curará de todo ello, para descubrir más tarde que los instintos les vuelven reforzados y con fáciles víctimas a mano.
La castidad no es una virtud, igual que no lo son la anorexia o el deporte extremo; su divinización proviene de la magia unida antiguamente a lo que se veían como misterios de la vida, la fertilidad y la reproducción. Los sacerdotes de Cibeles sacrificaban sus testículos como ofrenda a la diosa y otros cultos antiguos nos dan ejemplos semejantes o contrarios, como los prostíbulos en los templos de Ishtar. Pero sin misterios que la ciencia ha desvelado, la castidad es sólo represión, amputación de una función para la que existe un fuerte instinto, sin beneficios físicos o mentales y con fuerte peligro de efectos no deseados.
Asexuales y eunucos pueden ser castos sin esfuerzo, pero exigirles a los demás una privación de algo fuertemente deseado es cruel e inútil, porque los instintos siempre encuentas formas de salir al exterior cuando se les cierran sus vías naturales, curiosamente en base a una supuesta “ley natural”.

viernes, 20 de enero de 2017

ESQUIZOFRENIA

Hay personas, especialmente personas públicas, que no deberían abrir la boca para no hacer el ridículo, pero callarse es muy difícil y, por otra parte, sirve para que finalmente no nos den gato por liebre y sepamos cómo piensan realmente, o cómo no piensan, ya que muchas opiniones de figuras mediáticas demuestran vacío mental, ignorancia supina o neurosis en diferentes grados.
No quiero hablar aquí del ya presidente Trump, ejemplo insigne de todo lo anterior, sino de Stefano Gabbana, mitad de la famosa marca con su ex-amante Dolce, diseñadores ambos de prendas carísimas para profesionales del lucimiento de etiquetas y aficionados también ambos a los jóvenes y bellos modelos que lucen las masculinas.
Parece ser que ante las espantadas de modistos varios, enfrentados a la horrible perspectiva de vestir a la señora presidenta, esposa del hortera Trump, el señor Gabbana dijo que él la vestiría con mucho gusto, lo que levantó ciertas susceptibilidades en algún individuo con conciencia política que se apresuró a afear al diseñador exquisito su falta de compañerismo y empatía con sus congéneres homosexuales al fraternizar con una pareja tan claramente homófoba, y es aquí donde el señor Gabbana dijo lo que pensaba:
-¡No me gusta que me llamen gay!… ¡Yo soy un hombre!
Si hubiera dicho que lo hacía por dinero, fama o simplemente porque es su negocio, nadie se hubiera fijado mucho en algo tan normal, aunque algunos hubiéramos torcido un poco el gesto, pero la brillante frase pronunciada nos indica hasta qué punto el señor Gabbana está necesitado de tratamiento y reeducación.
Efectivamente es un hombre, nadie lo duda, y justo por eso es gay, porque le gustan otros hombres (o chicos) como él. Si fuera mujer o heterosexual nadie lo llamaría gay, pero este sujeto pertenece a esa clase de mariquitas esquizofrénicas que se indignan cuando las etiquetan tan correctamente como él hace con sus prendas: ¡gay yo! ¡De ninguna manera, a mi sólo me gustan los hombres!
Tal vez quiera decir, como el también exquisito Lagerfeld, que a él no se le puede comparar con los gais del montón, porque él habita en el Olimpo de los millonarios, pero ¡ay! la etiqueta de gay, como la de ser humano, es aplicable a toda la especie y, además, llueve sobre mojado, puesto que conjuntamente con su socio estuvo de acuerdo no hace mucho en que los gais no deben adoptar niños, ya que crecer sin los espaguetis de una mamma como es debido y un padre bien macho es seguro de infelicidad.
El señor Gabbana es escasamente original por arcaico, al repetir el viejo esquema hipócrita aún tan vigente en Italia y tan del gusto de los conservadores en todas partes: "la homosexualidad existe ¡ay qué desgracia!… pero hagamos como si no existiera, no hablemos de ella, no la nombremos…. porque en realidad nadie es homosexual, sólo hay personas con gustos peculiares que se practican en secreto ¿que esto causa infelicidad y problemas?… Sí, pero sólo a los pobres, los ricos y famosos tienen valedores y dinero y, más importante aún, no pueden ser etiquetados."

sábado, 26 de noviembre de 2016

EDAD Y PREJUICIOS

En una ocasión reciente alguien me dijo: “no sé cómo se puede llegar a los 60, la sola idea me resulta incomprensible, porque ¿qué se puede hacer a esa edad?”… El individuo en cuestión andaba por los 40, no era ningún Adonis, se vestía más bien mal y no tenía otras características que lo hicieran particularmente simpático o interesante, pero expresaba con franqueza uno de los muchos prejuicios que rondan por el ambiente, que tiende a considerar que sólo los jóvenes de hasta 28, altos, apuestos y con músculos de gimnasio son los gais paradigmáticos y que los demás, especialmente los “viejos”, son figuras patéticas que deberían esconderse, desaparecer y no empañar, ni siquiera con su presencia, la brillante escena en la que viven los privilegiados que tienen la fortuna de la edad y la belleza estereotipada.
Creo que siempre habrá tontos que se se tomen la publicidad en serio y que se crean que los productos de photoshop son reales, alentados por la caterva de ejecutivos de marketing que venden ropa y cosméticos y estetas cursis que se erigen en Petronios de tres al cuarto, pero la vida real es otra y está llena de gente de todos los tipos y tallas y, más aún, de todas las edades. Los hoy jóvenes serán viejos… si tienen la suerte de vivir bastante, y más vale que piensen pronto lo que harán cuando se les pase la juventud, porque,si no tienen idea alguna de cómo vivir, su futuro es más bien triste, mucho más que el de los que ellos compadecen ahora.
Es posible que haya alguien de gustos tan limitados que sólo aprecie, por ejemplo, la música de Beethoven, pero que no soporte a Ravel, Wagner, Debussy, etc. Como sobre gustos no hay nada escrito, esto no en sí criticable, pero habrá que compadecer a alguien incapaz de disfrutar de una gran cantidad de melodías, y esto es igualmente aplicable a los limitados seres que sólo aprecian belleza o atractivo en un reducido rango de edad acompañado de concretas características físicas, porque en general van a perseguir fantasmas y estar condenados a la soledad obligada para el que busca una perfección que por ideal es inhumana.
El amor, la compañía y hasta el sexo requieren personas reales, y las personas reales envejecen y, como el vino, son a menudo más interesantes con la edad y la experiencia. Puede decirse que hasta el más tonto aprende algo con el paso de los años y, si se aprecia a sí mismo, hasta mejora su apariencia y sabe sacar lo mejor de sí mismo.
La edad es sólo un dato neutro, porque hay muchas personas de más de 60 muy al día, a la moda, atractivas y estimulantes, mientras que el tener menos de 30 no garantiza ninguna de estas características.

domingo, 26 de junio de 2016

EUROIGNORANTES, EURORREACCIONARIOS Y EUROTONTOS

Tras el Brexit y el aluvión de opiniones desatado, conviene calmarse un poco, mirar con cierta lejanía y no dejarse llevar por excesivos pesimismos. Lo que han votado los ingleses (especialmente ellos y no tanto los escoceses, por ejemplo) está muy mal, pero son los más desaventajados de entre ellos, justamente los que más han creído las mentiras populistas del UKIP, los que lo pagarán caro, pero tal vez esto sirva para que los líderes y los votantes europeos se den cuenta de que las alternativas a la EU simplemente no existen y que sus más feroces críticos lo son justamente porque pretenden medrar en río revuelto y encerrar a Europa en fronteras, alambradas, orgullos nacionales y ensoñaciones soviéticas. Muy útil para determinados partidos, muy peligroso y empobrecedor para los ciudadanos.
Los enemigos de la unidad europea (FN, FPÖ, AfD, 5 STELLE,  IU) cultivan la ignorancia de los más, achacando a una imaginaria Bruselas los problemas  cotidianos de cada país, sin distinguir entre lo común y lo local, pero no hay que disculpar a los que “no saben”, porque la información está en todas partes y los que no saben es porque no se quieren enterar. Que los reaccionarios típicos: fascistas, neofascistas, racistas, ultranacionalistas, etc. odien a la UE y lo que significa no es novedad, pero con frecuencia se pasa por alto que hay también reaccionarios que se apuntan a la “izquierda”, con el ambiguo significado que esta palabra adquiere más cada día, porque sabemos perfectamente lo que es “derecha”, pero lo contrario está desdibujado y hay más de un ingenuo que apenas se da cuenta de que la manipulación del lenguaje no le deja ver más allá. Comunistas, neocomunistas y nuevos populistas de otras siglas, repiten viejos eslóganes de la época soviética, como si se pudieran aplicar ahora, critican la “falta de democracia” de la UE, su base en el capitalismo y otras generalidades sin mucho análisis, para atacar al euro, a la comisión europea, al BCE ya lo que se tercie, aunque no ofrecen alternativa viable alguna, ni explican que podrían ellos ofrecer: ¿la economía soviética? un régimen dictatorial, tiránico, de escasez y racionamiento, fracasado y enterrado. ¿Los populismo latinoamericanos? ensayos aún más primitivos de algo muy parecido a la economía franquista. En realidad no ofrecen nada porque se trata de reaccion contra algo que molesta y que se odia, igual que muchos ingleses han votado contra Londres y la élite financiera internacional de la capital. 
La UE es imperfecta, burocrática, lenta y a veces desesperante, pero su alternativa es la de economías más pobres, más cerradas, menos competitivas, con más paro, pobreza y escasez y, peor aún, con renovados peligros de militarismos, imperialismos y guerras… ¿Queremos realmente esto? ¿o preferimos quedarnos como estamos y luchar por una reforma de las instituciones europeas, mayor unidad y mayor solidaridad?
En Europa, como en todas partes, hay muchos tontos y no hay nada peor que un tonto leído y resentido,es decir alguien que odia algo que le supera, que no entiende o a lo que se siente inferior, y que lee lo que le interesa para demostrar lo que cree sin pruebas. No dejemos a los eurotontos aprovecharse de la situación.

martes, 9 de febrero de 2016

MUTILADOS

Se está desarrollando en todo el mundo y también en España una meritoria campaña para erradicar la mal llamada circuncisión femenina, una práctica que con diferentes grados de ensañamiento persiste en Egipto, donde se practicaba desde la antigüedad, y el África subsahariana, y para la que se dan pretextos religiosos, aunque su verdadero fin siempre ha sido la desexualización de la mujer y su sometimiento al patriarcalismo más absoluto.
No hay nada que decir y poco que explicar al respecto, puesto que el consenso general científico, médico y hasta religioso es que se trata de una costumbre bárbara, absurda y peligrosa, sin beneficio alguno para las mujeres que la sufren, pero ya que hablamos de mutilaciones ¿por qué no incluir la circuncisión masculina en una lista negra de prácticas a eliminar?… Más de uno se quedará sorprendido y pensará que es esta una posición extrema o que se trata de antisemitismo, islamofobia o fetichismo, pero ¿no se dice que se hace por razones médicas? ¿Que es más sano? ¿Que previene el VIH?
La verdad es que los varones que necesitan absolutamente una circuncisión por razones médicas son poquísimos y que los supuestos beneficios para la salud de la operación no se han demostrado en ningún caso, mientras que son cada vez más evidentes los daños causados por el brutal corte y subsiguiente cicatrización en una zona tan sensible: pérdida de sensibilidad, mal control del orgasmo, orgasmo con dolor y otros problemas no son inventos sino realidades.
Hay todavía personas a las que he oído decir que se trata de una práctica “higiénica”, porque el pene se puede mantener más limpio, pero esto no tiene sentido alguno si se mantienen buenas costumbres que pueden enseñarse a los chicos desde niños. Si hubiera que eliminar todas las comisuras, pliegues e irregularidades del cuerpo todo el mundo circularía sin varios trozos.
Hay que decir que en España y en el continente europeo en general la circuncisión nunca fue una práctica sistemática ni extendida a la mayoría, aunque yo creo que se practicó bastante durante los años 50 (me gustaría que alguien investigara este punto), pero especialmente en Estados Unidos y en Canadá la mayoría de los varones fueron sistemáticamente circuncidados a los pocos días de nacer y aún lo siguen siendo desde finales del siglo XIX, hasta el punto de que hay mujeres que se quedan tan sorprendidas cuando ven un pene completo que se creen que se trata de una malformación.
Las razones de semejante práctica son, no hay que decirlo, supersticioso-religiosas. Para judíos y musulmanes se trata de una obligación entendida como sacrificio que vincula a la divinidad, pero en su versión moderna anglosajona proviene de la obsesión antisexual y del horror a la masturbación, vista tras el prisma deformante de la moral victoriana como una práctica que llevaba a la degeneración, la ceguera, la locura y la muerte temprana.
No hay ni que decir que en una sociedad laica el mantenimeinto de estos absurdos va contra los derechos de la persona. La circuncisión de niños no es solo innecesaria y peligrosa, sino un atentado contra la integridad de un ser indefenso, una mutilación y, como tal, debe ser prohibida o desaconsejada, a no ser que haya razones médicas de peso para ella.
Si algún adulto quiere cortarse un trozo de su anatomía es otra cuestión, pero incluso a él debería hacérsele reflexionar informadamente sobre el asunto.

jueves, 5 de noviembre de 2015

LA "LEY NATURAL" NO ES NATURAL

¿Es natural la castidad? Es decir, la completa abstención de todo sexo. Algunas personas educadas en la represión de los instintos podrían decir que sí, pero estarían diciendo algo que no saben, porque hay personas asexuales que pueden prescindir de toda manifestación sexual, pero son tan minoritarias que hasta se duda de su existencia, mientras que la mayoría de la población tiene más bien dificultades para controlar sus impulsos sexuales.
Cuando se habla de castidad en el sentido religioso de la palabra, de lo que se habla realmente es de hipocresía; castidad significa no estar casado, amancebado o tener relaciones sexuales que se vean, pero nadie sabe si el sujeto se masturba, se obsesiona, se calienta o imagina todo lo que está prohibido.
Las sectas cristianas han deificado una “ley natural” teórica, aristotélica y tomista que no es más que una abstracción racionalizadora de una visión del mundo precientífica, idealizada y, finalmente, profundamente inhumana, porque juzga a priori que todo deseo es malo, que hay inclinaciones imperfectas y que la moral consiste en reprimirse, en negarse y en culpabilizarse.
La “ley natural” no es más que un constructo escasamente racional por precientífico, uno de los elementos que sostienen el dogma vaticanista o evangélico, pero que no tiene nada que ver con la ciencia y la investigación biológica modernas. La “ley natural” no es natural, no tiene nada que ver con los instintos y pulsiones de los humanos.
¿Por qué es mejor ser casto? Eso significaría que amar a otra persona, con las correspondientes relaciones físicas es malo, pero ¿por qué es malo? ¿por qué no se puede amar a alguien del propio sexo, por ejemplo? Las razones en contra ni son racionales ni resisten el mínimo análisis científico o ético no dogmático.
Más aún, ¿es posible ser casto? de la forma total que dicen algunas creencias que aborrecen cualquier manifestación física. Me permito dudarlo. A ciertas edades las hormonas son poderosas y a todas las edades la imaginación todo lo puede. Que se vea o no puede engañar a los legos, pero no se puede pedir a la mayoría de hombres y mujeres normalmente constituidos que renieguen de un instinto que, como el comer o el dormir, forma parte integral de la naturaleza humana y que, como tal, ni es vergonzoso, ni inferior, ni negativo, porque es el instrumento principal para relacionarse de forma profunda con otros seres.
Los recientes escándalos sexuales que afectan al Vaticano demuestran una vez más que la demonización del sexo conlleva pesadas cargas en forma de represión, hipocresía y desobediencia, porque ¿qué humano normalmente constituido puede renunciar a todo placer físico, amor, afecto y amistad? Sólo personalidades patológicas pueden renunciar a contactos y cercanías necesarios para todo ser sensible.
La idea de que la castidad es algo superior está unida a la magia y a teorías precientíficas que pretendían separar alma y cuerpo, espíritu y materia, pesado de ligero, limitado e ilimitado…. es decir, a una visión del mundo que se remonta a la edad del bronce.
La irrealidad y la hipocresía de las prohibiciones que aún permanecen son los pretextos ideales para depredadores sexuales que, como el cura Maciel o el cura Andreo, se aprovechan de menores simples y fanatizados para hacer esclavos sexuales de chicos a los que, paradójicamente, se ha prohibido todo sexo.
Mientras estas creencias dogmáticas no reconozcan que el sexo es natural, bueno y multiforme sólo servirán para entontecer, culpabilizar y confundir…. ¿Pero qué se puede esperar de fes irracionales transformadas en estructuras de poder?

lunes, 26 de octubre de 2015

FE CONTRA CIENCIA

La fe cree sin pruebas, la ciencia ensaya, comprueba, experimenta y demuestra. Esta vieja oposición no se refiere en este caso a las religiones dogmáticas tradicionales, que hoy día están más bien desprestigiadas como explicaciones del mundo, sino al curioso, inquietante y antipático fenómeno de la rebelión anticientífica de amplias capas de la población en países no precisamente atrasados y escasamente religiosos que, en vez de informarse seriamente en publicaciones solventes y contrastadas, se apunta a creencias difundidas sin autoridad alguna por gurús mediáticos, sectas, modas y tendencias cuyo único fundamento es la ignorancia, cuando no una especie de rebelión adolescente contra figuras más adultas y responsables.
Podría ser una simple anécdota de las contradicciones del mundo posmoderno, si no causara muertes, atraso y alarmas injustificadas, aparte del gasto de mucha energía en contradecir las tonterías que con regularidad se oponen a esto o aquello y los movimientos que engatusan con supuestos apocalipsis a los más proclives a los esoterismos sin pruebas.
Más veces que menos el origen está también en la mala fe de personas o grupos de interés que atacan enemigos o defienden privilegios, pero el resultado es siempre un oscurecimiento de la objetividad para que en la confusión se niegue o se dude sin pruebas de lo que se quiere desprestigiar.
El fenómeno de los “antivacunas” es uno de los ejemplos más visibles y de resultados más rápidamente negativos. La fatiga de civilización y de bienestar lleva a muchos ingenuos a desear la vuelta a un mundo “natural” que nunca existió, con la creencia en una naturaleza “bondadosa” idealizada en la que todos estarían siempre sanos y felices. Pero la naturaleza es todo menos benévola: trabaja con grandes números y la pérdida de miles de individuos de una especie le es totalmente indiferente. La creencia se refuerza con la adición de mitomanías conspirativas como “los intereses de las empresas farmacéuticas”, “la falta de interés de los poderosos” u otras generalizaciones populares y populistas sin contraste o demostración posibles.
Si se muestra a estos crédulos la realidad aplastante de la eliminación de enfermedades, la mejor salud de las poblaciones vacunadas y el enorme aumento de la esperanza de vida en el mundo “artificial” y contaminado en el que vivimos, siempre aducirán algo en contra, que puede llegar hasta la negación de cualquier medida estadística como "manipulación del poder”, porque todo lo que se opone a su creencia debe provenir de alguna clase de enemigo.
Ni las vacunas producen autismo, ni los teléfonos móviles o las wifis cáncer, demostrado no solo por las innumerables pruebas científicas, sino por la buena salud de los adictos a las conversaciones interminables, pero esto no es óbice para que aún tenga que desmentirse diariamente y para que algunos teman acercarse al microondas o hasta a las bombillas halógenas, productoras de “radiaciones indefinidas”, así como para que se organicen campañas contra líneas de alta tensión por sus “consecuencias para la salud”, aunque los pajaritos se posen en ellas alegremente.
Los más listos me dirán: “¡Ah, pero el límite está en los transgénicos!”, interpretados como auténticas semillas diabólicas producidas por multinacionales sin escrúpulos con oscuros designios. Da igual que se estén consumiendo transgénicos en medio mundo por personas y animales desde hace muchos años sin consecuencias visibles, da igual que gracias a ellos pueda alimentarse mejor mucha más gente, da igual que reduzcan enormemente el uso de insecticidas. Los transgenicos son malos porque “alteran” lo natural, entendiendo por esto las plantas hoy en uso, todas productos de cruces e injertos desde el neolítico que no las hacen ni lejanamente parecidas a sus antepasadas prehistóricas. El cruce entre ignorancia, conspiranoia y un tipo de ecologismo radical y sectario convence a los ya convencidos de que son los “científicos” la secta, una peligrosa asociación de cerebros al servicio del “poder”, del “capital” y de la desinformación de las personas de bien, amantes de la homeopatía, la dieta de los neandertales, los alimentos sin gluten, aunque no se sea celíaco, el crudivorismo y un largo etcétera.
La ciencia nunca se para y acabará por demostrar, una vez más, la falta de fundamento de los prejuicios al uso, pero la fe tampoco y la testarudez impermeable a razones aún menos.

domingo, 16 de agosto de 2015

EL DONUT EN LA OREJA

John Riccardo, sacerdote norteamericano que predicaba en unas sesiones para “ex-gais”, se ha lucido con el razonamiento más absurdo que he oído hasta ahora para demostrar que las relaciones entre personas del mismo sexo son “antinaturales”
¨¿Os meteríais un donut por la oreja?" dijo a sus sorprendidos oyentes, para concluir: "Pues eso es lo que hacen las personas que tienen relaciones con otra del mismo sexo… porque emplean sus órganos de forma no natural.”
Queriendo demostrar una cosa, el bueno del Sr. Riccardo demuestra exactamente la contraria: meterse un donut por la oreja produce dolor y sordera, es lo contrario de placentero, mientras que si dos personas del mismo sexo disfrutan juntas sus órganos responden maravillosamente.
Es aburrido el empeño de los orates religiosos en reducir el sexo a reproducción y cría, culpabilizando y condenando todo lo que no entre en límites ridículos. El Sr. Riccardo y otros como él, a lo mejor piensan que las relaciones en parejas casadas de distinto sexo se reducen a las puras reproductivas, en postura de misionero y con uso “correcto” de los órganos en cuestión, pero si pudieran saber lo que la mayoría hace no dirían las tonterías que predican.
Es interesante que se haya filtrado la estupidez a través de un grupo de “ex gais”, es decir, de seres acomplejados y asustados que pretenden “curarse” de lo que no es enfermedad o vivir vidas célibes rechazando la tentación. Hasta entre ellos alguno debió pensar que aquello era demasiado tonto y lo sacó a relucir para irrisión general.
¿Cuándo se darán cuenta los dogmáticos de que la naturaleza no se corresponde en absoluto con “la ley natural” de Tomás de Aquino, un gran sabio….. del siglo XIII?

miércoles, 22 de julio de 2015

SÓLO SE CUECE CON AGUA

Los economistas se equivocan muy a menudo, a veces porque juzgan mal las situaciones, a veces porque no tienen datos correctos y otras veces o al tiempo porque la economía sólo es ciencia en el sentido lato de la palabra y, desde luego, está muy lejos de ser exacta. Por eso hay que desconfiar cuando alguien profesa una “doctrina” económica como si se tratara de un dogma religioso y aprovecha cualquier ocasión para recitar su “credo”, sea éste el de los recortes a mansalva o el del gasto público ilimitado, aunque el recitado vaya lleno de citas de los supuestos sabios de una u otra tendencia
A todos nos gustarían dos cosas: que el estado, cualquier estado, nos solucionara todos los problemas, y que, por lo mismo, tuviera una cantidad ilimitada de recursos a su disposición, pero lo malo es que el sentido común nos dice que esto pertenece a la vieja fábula de “Jauja”, la Tierra Feliz.
La crisis que penosamente se termina ha fortalecido otro elemento más que tiende a despistar a afectados, airados y desinformados: la evidencia de que ha habido políticos, administradores y banqueros poco escrupulosos, que se han malgastado recursos y que se ha actuado con injusticia ocupa todo el horizonte y a muchos les parece que este es el único problema, que recuperando lo malgastado o administrándolo mejor todos seríamos prósperos y felices, pero este es un espejismo bien manejado por grupos políticos y mediáticos, que así llevan el agua a su molino y apartan de pesadas discusiones técnicas, muy poco atractivas para los amantes de lo fácil.
Que duda cabe que es mejor administrar bien que mal y emplear los recursos racionalmente y con una justicia básica, pero el único principio irrebatible de la imperfecta ciencia económica es que los recursos son escasos, limitados y finitos, es decir, que no hay todo para todos siempre, que hay prioridades, que lo que se gasta en consumir no se invierte para producir más y mejor, etc…. además de un principio que suena escandaloso para muchos de mis amigos super-progres: el que no se prepara para esto estudiando, ahorrando y aprovechando oportunidades lo tendrá mucho más crudo que el que sí las aprovecha. Peor aún, hay grupos e individuos que nacen desfavorecidos por muchas razones y que tampoco podrán llegar al nivel de otros.
En un sistema justo se deben intentar paliar estas diferencias sin despreciar a nadie, pero reducir no significa eliminar y mucho menos vengarse. Una sociedad creativa y dinámica y, por lo tanto, productora de riqueza, no puede desincentivar los premios a la inteligencia y la energía de sus elementos más creativos, forzar una igualación por abajo y desmochar todo lo que destaca, porque rápidamente se estancará, se empobrecerá y acabará cayendo en injusticias mayores… más en mi próximo post.

domingo, 31 de mayo de 2015

NEUROSIS DE PERFECCIÓN

Se está ponendo de moda entre los gurús que deciden lo que está bien y lo que debería estar mal en el mundo gay el concepto de “dadbods”, es decir, “cuerpos de maduros” o “cuerpos de papis”, con lo que se quiere describir el cuerpo de la inmensa mayoría de los que están por encima de los 30, lejos de las esculturas vivas de anoréxicos o de gimnastas profesionales a los que nos tiene acostumbrados una publicidad absurda.
En este caso no me meto con la publicidad de marcas de ropa, que tienen que lucir sus productos sobre maniquíes, porque quien se crea que esos cuerpos son reales no sabe lo que pueden hacer focos, enfoques y photoshop, sino con la peligrosa publicidad indirecta que promete milagros mediante regímenes, drogas maravillosas, suscripciones a gimnasios y otras cosas…”para tener un cuerpo perfecto”, lo que lleva a amuchos al autodesprecio y a la neurosis obsesiva por no cumplir los engañosos requisitos estéticos de la supuesta perfección.
Los gais padecen en este caso los mismos males que siempre han castigado a las mujeres, a las que que se ha querido moldear con corsés, fajas, regímenes y dos números menos de calzado con el fin de hacerse deseables para sus amos y tiranos.
Muchas mujeres han despertado y se niegan hoy día a aceptar estas imposiciones de críticos crueles, insensibles y atrabiliarios y los gais harían bien en tomar ejemplo y negarse a seguir estas majaderías que les someten a una esclavitud sin motivo, puesto que su deseabilidad raramente depende de detalles tan superficiales… a no ser que se quiera ligar profesionalmente.
¿”Dadbods”?… ¿Resulta que son deseables para muchos?… ¡Qué gran sorpresa! Si la mayoría nos hubiésemos creído la simpleza de que sólo se puede ligar con un Adonis, todos estaríamos solteros, solitarios y amargados. ¡Qué bien que nos fijamos en hombres normales, del montón y con defectos!… Gracias a ello somos felices.  

viernes, 20 de marzo de 2015

NO ENTIENDEN

Hay muchas clases de inteligencia y no todos tienen todas, de aquí que Dolce&Gabanna hayan sido sorprendidos dIciendo tonterías y que Madonna les haya dicho, con razón, que “hay que pensar antes de hablar”, pero no es sorprendente que hayan hablado desde un país como Italia, que vive aún en una ensoñación familiar arcaica, aunque sí lo es que tengan una ignorancia tan absoluta de la evolución biológica y social, indigna de personas que se suponen listas y ligeramente cultas.
D&G caen en el error de considerar la orientación sexual como algo exclusivamente genital, equivocación típica de sociedades en las que el armario es la regla y la doble vida la obligación, es decir, que no importa lo que uno haga, siempre que no se hable de ello, aunque todo el mundo lo sepa. Pero, más aún, hay todavía bastante gente que no se ha dado cuenta de que sexo, reproducción, género, orientación y familia son conceptos independientes y sin los mismos vínculos obligatorios de antes.
En las sociedades tradicionales varón y hembra tienen una orientación sexual dependiente de sus genitales de nacimiento, se comportan de acuerdo a los convencionalismos culturales de su género biológico, se relacionan sexualmente o se casan casi obligatoriamente y tienen hijos por accidente o voluntariamente, al margen de que sean buenos padres o no.
El problema es que hoy biología y evolución social permiten que:
  1. Los genitales de nacimiento sean sólo una característica, pero no obliguen ni a una orientación sexual, ni a una identificación de género ni a una identidad sexual determinada.
  2. La reproducción sea un acto voluntario porque puede ser controlada activa o pasivamente, es decir, que puede impedirse en todos los casos o puede provocarse mediante técnicas de reproducción asistida.
  3. La familia no tenga casi en ningún caso la antigua estructura ideal de Padre único proveedor y Madre ama de casa dedicada a la reproducción y la educación de los hijos. Hoy trabajan los dos y tienen roles más difuminados.
  4. Los homosexuales no han tenido casi nada que ver con esta evolución, favorecida por la comunidad científica y toda la sociedad, mayoritariamente heterosexual, que es la que ha buscado las técnicas reproductivas modernas. Que algunos homosexuales se aprovechen ahora de ellas es un efecto secundario, pero de ningún modo la causa principal.

D&G tienen tanto derecho a sus opiniones como cualquiera, pero cuando demuestran ignorancia, prejuicios, no entender nada y vivir en su particular burbuja, desde la que se atreven a lanzar admoniciones morales, están sujetos a crítica, burla y exposición a la vergüenza pública, y nadie puede rasgarse la vestiduras por esto.

sábado, 14 de marzo de 2015

GAIS HOMÓFOBOS

¿Es esto posible? se dirá más de uno. No sólo es posible sino frecuente. Menos en estos tiempos que en el pasado, pero no tan raro en sociedades que más que aceptar toleran poniendo mala cara.
Viene esto a cuento por las tontas declaraciones de los famosos modistos Dolce &Gabanna, antes pareja, siempre socios y con evidente inclinación a los jóvenes musculosos, sexys y bien dotados.
Casi nunca hay que tomar demasiado en serio las opiniones políticas o sociales de famosos y famosillos, aunque son el material de que se nutren los medios más cutres, pero desgraciadamente tienen un eco desmesurado entre las gentes más desinformadas, a las que confunden más de lo que están.
Los antedichos han afirmado que la adopción por parte de gais es una aberración porque todos los niños deben tener papá y mamá y, además, ellos están en contra de niños producto de la química o procedentes de gestación subrogada. ¡Pobres criaturas, sin una MAMMA que les sirva la pasta recién hecha! Un poco más y se flagelan en público repitiendo las mismas tonterías irresponsables y crueles que salen de la boca del obispo de Alcalá.
Aparte de confundir química con biología y genética, estos dos señores demuestran ser perfectos productos de un país en el que la influencia vaticana, la tradición machista y el familismo mediterráneo alcanzan grados tan altos que se ha convertido en una isla en Europa Occidental.
Pero no hay que pensar que Italia es una excepción, se trata sólo de una cuestión de grado: el horror por la pluma, el armario virtual, la falta de enstusiasmo por las leyes igualitarias y la reducción de orientación sexual a puro roce anónimo están bien presentes entre nosotros, sin que muchos se den cuenta hasta qué punto todo esto es pura homofobia disfrazada a veces de estética y otras de ética.
Sin embargo, no hay ética alguna en negar protección a niños que de no ser adoptados no la tendrían, ni derechos a personas que demuestran tener una vocación de padres que muchos que lo son por casualidad u obligación no tienen.

viernes, 13 de marzo de 2015

DISCRIMINADOS POR EDAD

Una de las cosas más molestas del actual discurso político en España, y ambién fuera de ella (véase Francia), es que la pasión, los viejos clichés y el sectarismo sustituyen a la razón con lo que se hace imposible un análisis de los problemas reales, que tienden a verse a través de un prisma tan deformante que toda verdadera solución se aleja.
Nadie pone en duda que las sociedades europeas, pero no sólo ellas, sufren un proceso acelerado de envejecimiento: los jóvenes son cada vez más escasos dada la bajísima natalidad, mientras que la edad media se alarga, así como la buena salud de la mayor parte de las “personas de edad”.
Estas tendencias hacen simplemente imposible el mantenimiento de sistemas de retiro y pensiones como han sido hasta ahora. Bastan unos simples cálculos para darse cuenta de que sostener a los que se retiran a veces a los 55 años durante 40 o más años sobre los hombros de los activos que cotizan, en un mercado laboral menguante y sometido a profundos cambios tecnológicos, es absurdo.
Sin embargo, cuando se proponen medidas tan lógicas como terminar con los límites obligatorios a la edad de jubilación se levantan enseguida voces indignadas que califican tal medida de “neoliberal”, “retrógrada” “en contra del empleo de los jóvenes”, etc. Obsérvese que no se trata de obligar a nadie a trabajar indefinidamente, sino de permitir que pueda hacerlo quien lo desee.
No ganamos nada con aferrarnos a ideas, palabras y dogmas antiguos. La jubilación a una cierta edad podía ser una conquista en tiempos pasados para albañiles de andamio obligados a morir en el tajo, pero no tiene el mismo sentido para empleados de mesa y pantalla con cobertura de seguro médico en oficinas con calefacción. Seamos realistas y discutamos de los problemas con lógica y sin prejuicios.
Muchos mayores son más productivos que los jóvenes por experiencia y conocimiento, y una sociedad más productiva y más rica también proporcionará más puestos de trabajo, porque éstos no son una cantidad fija, como algunos parecen creer. No existe relación directa alguna entre los mayores empleados y los jóvenes desempleados, como se empeñan en decir demagogos que también han criticado en el pasado el empleo femenino que iba “contra el empleo de los padres de familia”.
Una advertencia: ni los puestos de trabajo y sus salarios, ni las pensiones dependen exclusivamente de voluntades gubernamentales o de la magia contable, sino que tienen que estar basados en sólidos fundamentos económicos y hacendísticos. La idea de que esto se puede obviar con “voluntad política" es primitiva y obedece a ciertas propagandas populistas… destinadas a desprestigiarse al contacto con la realidad, pero no sin antes causar tanto o más más sufrimiento que los toscos recortes de los “señoritos”.

domingo, 15 de febrero de 2015

OPINIÓN E IGNORANCIA

En estos tiempos felices, en los que cualquiera puede publicar lo que le parece en foros de diversa audiencia, es difícil evitar leer, aunque sea por encima, una serie de vaciedades, absurdos, barbaridades e insultos procedentes de personas varias, generalmente con mala redacción, faltas de ortografía y aún mayor falta de lógica. Es como si hubiera mucha gente gritando al mismo tiempo lemas diferentes, aunque bastante parecidos, en un intento de sobresalir sobre otros o de demostrar que se pertenece a un rebaño determinado, que no por ser de color diferente deja de ser rebaño.

El problema de tanto ruido es que algunos pueden llegar a dar autoridad de dogma a ideas atrabiliarias, porque ya se sabe que lo que se repite muchas veces, aunque sea una falsedad enorme, puede adquirir visos de verosimilitud . Pasa, por ejemplo, con los memos que se niegan a vacunar a sus hijos sin ninguna razón científica que lo avale, sólo por seguir rumores desmentidos una y otra vez, pero difundidos en publicaciones esotéricas y foros de convencidos recalcitrantes. No sólo ponen a sus amados retoños en peligro, sino a muchos más niños y adultos que pueden sufrir enfermedades perfectamente prevenibles y previsibles, pero emperrados en su dogma las consecuencias les son indiferentes.

Es inevitable que haya tontos con buena intención, pero es aún más indignante que esto se vea desde afuera como lo que no es, es decir, como una especie de derecho inalienable a hacer lo que a uno le parezca aunque toda la sociedad lo sufra, y que se explique con sentencias como: "tienen derecho a su opinión", "es otra forma de pensar", "hay que respetar sus ideas", etc.... Sin que muchos se atrevan a decir la verdad objetiva y sin discusión en este caso, es decir que se trata de ignorancia, de prejuicios anticientíficos, de testarudez y de falta de solidaridad. Todavía hay gente que dice que la Tierra es plana y que la evolución de las especies es una teoría sin demostrar, pero pocos se paran a considerar estas afirmaciones como "opiniones", se trata más bien de supersticiones propias de sectas con una fe determinada que cierran los ojos a la evidencia.

La raíz del problema está en considerar que todas las opiniones son igualmente válidas, en una traslación imposible de los principios democráticos al conocimiento. Lo ideal es que todos los humanos estudiaran muchísimo y tuvieran una enorme cultura científica, pero esta no es ni será nunca la realidad por capacidad, afición, constancia y posibilidades. Siempre habrá personas muy sabias y especializadas en su campo que saben mucho más que los otros, lo que quiere decir que sus certezas y opiniones deben ser respetadas, seguidas y, aunque cueste mucho decirlo en estos anárquicos tiempos, obedecidas (¡oh!). La vacuna, por ejemplo, es una obligación, no una opción entre varias.

Hablar sin datos, opinar desde el mal humor, el odio o los prejuicios, sin certeza alguna que avale la opinión puede considerarse propaganda, agitación o confusión, pero tomarlo en serio puede ser pejudicial para la salud individual y colectiva.

domingo, 8 de febrero de 2015

EL PUEBLO COMO ENTELEQUIA

En una de las muchas manifestaciones a las que asistí durante la Transición pasamos por delante de un hotel de cierto lujo y oí a uno de los manifestantes una frase antológica: "¡que se den cuenta los que están en el hotel de la fuerza del pueblo!", lo que traducido quería decir: "que todos los que pueden alojarse en este hotel, y que por lo mismo son ricos y pertenecen sin duda a la clase opresora y franquista, empiecen a tener miedo de nosotros, los pobres, que vamos a hacer una revolución y les vamos a obligar a...." El pueblo para este sujeto se identificaba con el proletariado marxista, el resto no era pueblo, en una clasificación social automática que indica lo limitativo y peligroso de utilizar conceptos vagos, de significado cambiante y manipulable a voluntad.

"Pueblo" ha sido utilizado por ideologías bien diferentes con significados precisos: el "Pueblo Alemán" para los nazis eran los arios de raza pura, lengua germánica y libres de contaminaciones de judíos, gitanos, etc., y el pueblo decidía lo que quería hacer y a quien quería eliminar a través de su caudillo, guía e intérprete de sus verdaderos deseos, ya que la discusión sobraba cuando todo era tan claro. Lo mismo sucedía con el proletariado/pueblo de Lenin, que actuaba a través del partido único, aunque los malvados reaccionarios dirían que era el partido el que conducía al pueblo, y los aún más malvados que era el líder del partido el que tiranizaba a todos.

Recuerdo tambien un titular del inenarrable Abc, periódico nada sospechoso de neutralidad alguna, que decía: "La opinión pública reclama...." No me acuerdo exactamente qué reclamaba, pero sin duda era algo que quería el periódico de marras, pero que también sin duda no era la opinión de la mayoría de los votantes que habían elegido al gobierno del momento.

"Lo quiere el pueblo", "Lo ha dicho el pueblo" y otras frases semejantes pueden emplearse cuando se habla sin exactitud o simbólicamente, pero para tomarlas en serio hay que entender que el pueblo de la Revolución Francesa, el pueblo soviético o el pueblo alemán de Hitler son cosas completamente distintas. Por eso es sospechoso y peligroso hacer invocaciones a un pueblo teórico sin procedimientos, reglas y plazos.

Hay gente que no entiende o no quiere entender que las libertades y garantías de un estado de derecho, con toda su imperfección, sólo son posibles en un marco legal concreto con reglas, plazos, límites y organización, mientras que fiarlo todo a invocaciones a un pueblo abstracto, mientras se burlan o se ignoran procesos y procedimientos es una vía segura hacia la tiranía. La democracia es un camino perpetuamente inacabado y, por lo mismo, nunca puede satisfacer a todos al máximo en todo momento, pero cualquier otro sistema es peor, como saben todos los que han tenido y tienen la desgracia de experimentar la falta de ella.

sábado, 7 de febrero de 2015

LA CORRECCIÓN COMO RELIGIÓN

Me refiero, claro está, a la "corrección política" o, podríamos decir también lingüística, puesto que obliga a los que la practican por convicción, o por quedar bien, que de todo hay, a repetirse aburridamente con el "todos y todas", o a escribir majaderías como "todxs", en una labor de creación de un lenguaje surrealista, pesado e inútil, puesto que no quita prejuicios a los que los tienen ni mejora la percepción de los que no los tienen. Buscar tres pies al gato en mecanismos lingüísticos gramaticales de origen prehistórico es una de las labores favoritas de ateos que se creen libres de divinidad, pero que profesan romos dogmas políticos a los que directa o indirectamente quieren que se plieguen todos los infieles y, si no se pliegan, que tengan que padecer su antiliteraria "recreación" de un lenguaje artificial con bastante menos futuro que el esperanto.

Corrección también significa corregir, y muchos de los que así hablan o difunden creencias en las redes sociales no son simples correctos sino "corregidores" que no soportan el menor ataque o la menor disidencia, sin que quepa acusar en este caso a los reaccionarios de siempre, porque éstos son muy poco amigos de la corrección al uso; se trata más bien de otros reaccionarios que no se identifican siempre como tales, porque militan en determinados grupos y se apuntan a ciertas siglas, pero reaccionario es el que reacciona y, si se hace frente a la realidad, la evolución, la ciencia o la naturaleza humana se huye de todo esto hacia la inoperancia o se quiere imponer una utopía, a veces hasta por decreto, porque el corregidor correcto no acepta discusiones más que formales nunca reales.

Casi todos los problemas humanos tienen solución, no siempre total, claro, porque hay factores no controlables, pero vistos a través de la lente de la "corrección" pueden hacerse tan irreconocibles que de hecho parecen insolubles: prostitución, procreación asistida, gestación subrogada, derechos lingüísticos, identidades varias... todo es discutible y reformable, siempre que no se parta de presupuestos tan rígidos y tan "correctamente" expresados que sea imposible discutir porque se están exponiendo artículos de fe, no puntos de partida.

Tener simpatía o afinidad por ideas, personas o grupos no significa aceptar en bloque una doctrina y seguir a la manada a las órdenes del macho o de la hembra alfa... igual que hacen los creyentes en religiones varias, hay que ser también crítico con la crítica, aunque esto les suene a herejía a algunos.