jueves, 21 de octubre de 2010

Homofobia y violencia


Es horrible, pero no sorprendente el caso del príncipe saudí condenado por asesinar a su criado-amante. Basta ver las imágenes captadas por una cámara de seguridad en el ascensor del hotel donde se produjo el crimen para comprender la naturaleza patológica de la relación y su previsible fin. Dado que el asesino negó sistemáticamente su homosexualidad, aunque compartía cama con la víctima, no es difícil deducir que de una tal esquizofrenia nazcan pulsiones violentas.

Lo más seguro es que el cruel príncipe se odiara a sí mismo por ser lo que era y que necesitara y odiara al tiempo a su víctima que, como sucede en todo maltrato doméstico, sirve de percha de los golpes para el herido ego del maltratador. Proviniendo de una sociedad tan represiva como la saudí, donde tal asesinato se hubiera disfrazado y encubierto, el aristócrata se olvidó de dónde estaba.

Ya se sabe que algunos no son homosexuales... sólo se acuestan con hombres.