miércoles, 26 de junio de 2013

UTILIDAD DEL ORGULLO

Reproduzco a continuación el mismo artículo que escribí el año pasado por estas fechas, porque su actualidad no varía.


Las polémicas que se desatan regularmente sobre el sentido y la forma de organizar las manifestaciones del orgullo me causan una cierta desazón y considerable aburrimiento, porque casi todas las posturas son válidas en parte y no veo por qué un patrocinio comercial tiene que impedir una reivindicación política ni tampoco lo contrario. En mi opinión la gran fiesta gay se ha convertido en "la gran fiesta", especialmente en Madrid, y esto tiene más importancia de la que algunos piensan por varias razones.

  1. Como acto de afirmación de derechos y de postura política que sobrepasa los límites de partidos y sindicatos. Solo el PP mantiene una postura reticente, con algunos de sus miembros apoyando lo básico de las reivindicaciones y otros virulentamente en contra, pero incluso en este partido el lenguaje se ha moderado y la homofobia descarnada es rara. El PP debería darse cuenta de que su electorado integrista no tiene otros a quienes votar y que le sería poco práctico fundar otro partido. Los conservadores españoles deberían modernizarse definitivamente y seguir los caminos del verdadero liberalismo, muy lejanos de la servil obediencia a una jerarquía católica ávida de privilegios y con escaso eco social.
  2. Como gran fenómeno normalizador e integrador. Las fiestas del orgullo atraen a muchísima gente de todas clases, edades y procedencias que se lo pasan bien juntos y codo con codo con las personas LGTB. No hay mejor antídoto contra prejuicios e ideas preconcebidas que alternar con lo diverso y esto es algo que se consigue plenamente. La idea de que la exhibición de pluma y folclore en los desfiles es negativa creo que no tiene en cuenta el hecho de que el público distingue bastante bien entre espectáculo festivo y realidad cotidiana, los que se escandalizan de ciertos atuendos y actitudes lo hacen farisaicamente y desde posturas bien meditadas como ataque, en ningún caso se trata de espectadores inocentes.
  3. Como una gran celebración cívica. Pocas fiestas en España tienen un origen laico, ciudadano y esencialmente festivo; la inmensa mayoría son de origen religioso, muchas de ellas francamente siniestras o crueles, casi todas localistas y reducidas a unos pocos actos oficiales. El orgullo se ha convertido en algo que ilumina toda la ciudad, que atrae muchos visitantes y que da fama y prestigio regularmente y sin grandes gastos públicos; las tontas polémicas sobre la basura que se genera y lo que cuesta limpiarla provienen siempre de los mismos que desearían que no se celebraran

¿Y quién desearía su supresión?... Los mismos de siempre, los que siguen diciendo que las personas LGTB lo son por elección propia, que llevan vidas inmorales, que son un mal ejemplo para todos, que corrompen menores y destruyen "la familia" (¿cuál?). Para estos grupos de dogmáticos fanáticos deberían ser invisibles, avergonzarse de su propia existencia y ser ignorados por todos los demás... en el mejor de los casos, porque en el peor desearían la criminalización y persecución que se usaba antiguamente y que aún se usa en otras partes del mundo.

Los demás pueden discutir detalles de la fiesta, pero sin dejar de reconocer su indudable importancia.

jueves, 20 de junio de 2013

LA SALUD NO SE CURA

Alan Chambers, figura principal de "Exodus International", organización cristiana dedicada al "tratamiento" y "cura" de la homosexualidad, pasará a los anales de nuestra época como figura controvertida, pero finalmente como persona honrada y ética, puesto que después de numerosas vacilaciones ha acabado por reconocer que las "terapias reparativas" no son tales, que no funcionan, que causan graves daños psicológicos y que lo más que consiguen es una especie de castración mental. De acuerdo a estas conclusiones ha decidido disolver la organización como era hasta ahora y ha pedido públicamente perdón por los perjuicios causados a muchos individuos.

El Sr. Chambers ha lanzado así una carga de profundidad contra la idea de "corrección de la desviación" (o la "degeneración") mantenida contra viento y marea por religiosos y machistas de diversas convicciones que, naturalmente, han reaccionado con la habitual cerrazón y se han precipitado a fundar otras organizaciones o a incidir en las propias, como hace el obispo de Alcalá (véase post anterior). Pero mientras la posición del Sr. Chambers es razonada, ética y humanitaria, la de sus opositores se basa solo en los prejuicios, frases hechas, negación de la ciencia y de los derechos humanos a que nos tienen acostumbrados.

No hace tanto tiempo que se encerraba en manicomios a personas con neurosis leves o sospecha de tales, como a una conocida mía, cuyo feroz padre envió a una institución en los años 50 por haberse atrevido a enamorarse de un hombre "no aprobado". Él autoritario y machista progenitor la suponía loca, puesto que se había atrevido a desafiarlo. En la URSS se enviaba a los disidentes políticos a sanatorios mentales, puesto que había que estar loco para no reconocer la gran superioridad del sistema soviético sobre el capitalista. Salvando las distancias esto es lo mismo que se practica con las víctimas a las que se quiere forzar a cambiar de identidad u orientación sexual.

Las pruebas y el consenso científicos reconocen hoy día una variedad de identidades y orientaciones sexuales y huyen de una consideración demasiado estrecha de la "normalidad", en este como en otros campos. Pero lo más importante es que en una sociedad libre los derechos del individuo son primordiales y que las prácticas que van contra ellos no solo son aconsejables sino que deben ser prohibidas, por larga tradición que a veces tengan, especialmente cuando se aplican a menores indefensos. Muchas familias conservadoras, fanáticas o mal informadas obligan o chantajean a sus miembros para que se sometan a estas falsas terapias y muchas organizaciones hacen un gran negocio prometiendo cumplir imposibles, como hasta hace poco también hacía "Exodus".

Lo que ha hecho el Sr. Chambers es negar la validez de estas malas prácticas desde adentro, lo que hará mucho más difícil su justificación en el futuro y calificará a sus defensores como lo que son: obsesos y obtusos fanáticos.

miércoles, 12 de junio de 2013

REIG RACA RACA

¡Vaya! ¡Resulta que el buen papa Francisco no puede mejorar su iglesia porque se ha dado de bruces con una mafia gay en el Vaticano!... Esta estúpida noticia, aireada hasta el vómito, no significa lo que parece significar, puesto que la orientación sexual de cardenales y jerarcas es lo de menos. Lo que estas palabras quieren decir es que un grupo de malvados y ambiciosos, sinónimo de gays, corrompe las altas instancias apostólicas. ¿Que puede esperarse de personas que niegan la "ley natural"?

Al rescate viene el inefable obispo de Alcalá con la publicación de un resumen de la mal llamada "doctrina" eclesiástica sobre el tema. En posts anteriores he hecho referencia a la falta de rigor científico  y a las peligrosas conclusiones de todo este galimatías que pretende pasar por "visión integral de la sexualidad", cuando no es más que una colección de tópicos apoyados en un dogma medieval. El Sr. Reig, cuya obsesión antihomosexual da que pensar, está convencido de que todo es una maquinación... del "lobby gay" naturalmente, infiltrado desde el Vaticano a China y manipulando los hilos de la sociedad. Estos malvados han inventado la "ideología de género" y su insidiosa propaganda corrompe las almas juveniles que, confusas, se lanzan a la prostitución y se hacen homosexuales, se casan entre ellos, impidiendo así que los héteros se tomen el matrimonio en serio, predican el divorcio y dejan a los niños sin padre y madre.

Pero los hombres de la categoría intelectual del Sr. Reig saben que, pese a lo que digan médicos, biólogos y psiquiatras, la homosexualidad es una enfermedad mental perfectamente curable con "terapias reparativas" que pueden incluir desde descargas eléctricas a encierros prolongados, aparte de dejar a la persona tarada.... pero quien algo quiere algo le cuesta.

Además, en España no se está discutiendo este problema... muy al revés que en Francia, país en el que la discusión alcanza grandes alturas, aunque algunos exaltados entiendan por discutir el dar mamporros, amenazar con sangre y desobedecer la ley.

Ante el abandono de muchos y la indiferencia de la mayoría, parece ser que obispos y congéneres han decidido poner a los gays como verdaderos chivos expiatorios de algo que se les va de las manos, aunque las personas LGTB no tengan relación alguna con la falta de convicciones religiosas que, por otra parte, por si no lo sabe el obispo Reig, pueden ser un síntoma de enfermedad mental, puesto que creer en una serie de principios extraños, seres invisibles e improbables paraísos, pretender imponer el absurdo a los demás y arrogarse autoridad por ello, reúne paranoia, esquizofrenia, síndrome bipolar y otras irregularidades que seguramente se curarían con la terapia adecuada.

jueves, 6 de junio de 2013

A LA CABEZA

Una de las cosas que más me irrita de la actitud de pesimismo de buen tono en la sociedad española es la obsesión por subrayar lo malo, las caras de funeral y las continuas comparaciones odiosas o imposibles. Quien crea que esto se debe a la manida crisis está bastante equivocado, porque yo nunca he oído a alguien que en España se las dé de inteligente hablar con un cierto optimismo, incluso en los años más prósperos del boom, que algunos veían solo como una horterada de mal gusto que les impedía sufrir. En los Estados Unidos sucede exactamente lo contrario, casi todo el mundo se considera obligado a lucir posturas de optimismo, lindantes a veces con el humor más negro, como la del enfermo de SIDA a quien yo visité una vez en el hospital pocos días antes de su muerte y que a mi pregunta ritual de "¿cómo estás?" contestó con "¡Oh, genial y dispuesto a empezar lo que sea!", mientras sonreía con cara de esqueleto.

Viene esto a cuento por la publicación del estudio del Pew Research que muestra a España a la cabeza del mundo en cuanto a aceptación de la homosexualidad, un hecho que viene a confirmar otros datos y que tiene bastante relación con el post anterior y otros de este blog. Inmediatamente se han alzado voces escépticas, negativas y destructivas, muy ofendidas por el hecho de que se aporte algo que demuestra el progreso de la sociedad española en las pasadas décadas. El estudio debe ser descalificado "porque ya se sabe que los españoles mienten siempre", "no están incluidos los países verdaderamente chachi" que ya se sabe que son los nórdicos y Holanda, "seguramente no preguntaron a demasiada gente", "pues a mí, mi primo gay del pueblo me ha dicho que le siguen mirando por encima del hombro...."

Cuando hablamos de "reaccionarios" creemos referirnos solo a los cavernícolas políticos o sociales, pero hay un tipo de listillo que nos dirá cosas como éstas al confundir pesimismo solemne con seriedad pseudocientífica, mientras descalifica todo lo que no le gusta o lo que sí les gusta a los otros con una reacción de rabia ante lo que no se espera.

Un estudio es solo eso, un dato más al que no se puede dar un valor absoluto cuando es positivo, pero tampoco cuando es negativo. Lo de estar "a la cola de..." es algo que se lee todos los días y que pocos ponen en duda cuando se refiere a España, aunque con frecuencia se trate de datos aislados y fuera de contexto, por eso a algunos les sorprende tanto estar ahora a la cabeza. Todos estos aguafiestas se olvidan de una frase muy española: "que me quiten lo bailado", y que en este caso se aplica a los cambios profundos que ha experimentado la sociedad, evidentes hasta para el más ciego, a la avanzada legislación en materia de derechos y al efecto que esta ha tenido a su vez en la reducción de prejuicios antes comunes.

Las dificultades económicas presentes, las contradicciones de un gobierno reaccionario y los defectos sistémicos de los que se habla no deben ser pantallas que impidan ver el lugar al que realmente se ha llegado, porque si no se sabe donde se está también es muy difícil seguir hacia adelante. Mal que les pese a muchos españoles y también a no pocos extranjeros, España es un país muy moderno, aunque también sea tan imperfecto... como todos.

miércoles, 5 de junio de 2013

PRECISIONES HISTÓRICAS

Una de las ideas más confusas que tienen muchos españoles y extranjeros es que los homosexuales en España fueron más perseguidos por el Franquismo que en el resto de Europa o en los Estados Unidos. Los españoles porque suponen que al otro lado de los Pirineos todo era diferente y mejor en todos los aspectos, los extranjeros porque se imaginan que una dictadura tan criminal también se aplicaba a la persecución de la "desviación", pero la verdad es que no era exactamente así.

Lo verdaderamente malo durante el Franquismo era caer en el agujero de la represión policial por cualquier causa, la homosexualidad entre ellas, pero la realidad es que, de modo bastante similar a la Italia fascista y por razones parecidas (machismo nacionalista), el régimen nunca hizo demasiado énfasis en ella: se situaba muy atrás en las prioridades represivas, se hablaba muy poco del asunto, se ignoraban casi todos los detalles y, como era habitual, se reprimía solo a los más visibles y desafortunados social y económicamente. No es de extrañar, pues, que algunos gays de clase media o alta recuerden el período como tranquilo y hasta permisivo, siempre que se fuera muy discreto y se disimulara lo más posible. Muchos franquistas estaban convencidos que en España había muy pocos homosexuales, que estos eran en su mayor parte afeminados y que no se los debía tomar muy en serio. Solo hacia el final del período, por influencia del Opus Dei y posiblemente con la creencia de que se trataba de una degeneración más del contagio democrático, las cosas se pusieron más serias.

Lo que muchos españoles ignoran es que la represión en toda Europa y Norteamérica (por no hablar de otros lugares) fue más sistémica y tuvo características bastante crueles. Todo el mundo sabe hoy día lo que le pasó a Alan Turing, a pesar de ser un genio y haber prestado grandes servicios durante la guerra, pero su caso estaba lejos de ser el único en el Reino Unido, en Alemania y en Francia. En estos países las autoridades y la policía estaban menos o nada ocupadas en la represión política y bastante más en otras. En los dos primeros la "sodomía" era un delito en el código penal, en el tercero se perseguía de acuerdo a normas de rango inferior y reglamentos policiales endurecidos durante el régimen fascista de Vichy y nunca revocados. En los Estados unidos habría hasta los años 70 verdaderas cazas de brujas, además de auténtico maltrato policial. Los homosexuales no eran considerados sujetos de derechos civiles ni una minoría con identidad, eran simplemente "enfermos", "degenerados", "perversos" y se suponía que pedófilos agresivos.

Los países nórdicos fueron siempre más tolerante y acabaron antes con las prohibiciones, pero en la mayor parte de occidente no puede hablarse de verdadera tolerancia, incluso con la despenalización de las relaciones entre adultos, hasta mediados los años 80. Al principio de la década la policía hacía aún redadas en los bares de ambiente de París, por ejemplo, y hay muchos testimonios de arbitrariedades, injusticias, chantajes y brutalidad en casi todas partes. No se olvide que la famosa Revuelta de Stonewall tuvo lugar en 1969, y que no fue más que el principio de un largo y arduo camino que aún está lejos de terminar, como puede apreciarse por la reedición constante de viejos clichés por parte de religiosos y conservadores de toda laya en cuanto se plantean pasos hacia la igualdad... Véase Francia.

domingo, 2 de junio de 2013

EL VALOR DEL SR. WERT

¿Sabían Uds. que WERT significa "valor" en alemán?... Es interesante subrayarlo en el doble sentido que la palabra tiene en castellano: valía y valentía, porque en ambos brilla poco el actual ministro de educación español, empeñado en hacer retroceder la enseñanza a épocas pretéritas, por obediencia a sus amos eclesiásticos. El único valor del Sr. Wert es que, por fin, ha puesto en primer plano algo que por ignorancia, desidia y abandono ha sido olvidado durante demasiado tiempo: la Iglesia Católica sigue teniendo privilegios incompatibles con la constitución en lo que equivale de hecho a una confesionalidad vergonzante.

La Iglesia C. Española no se ha distinguido nunca por su brillantez intelectual. Como he dicho en algún post anterior, no le ha hecho ninguna falta, protegida siempre como parte de la administración pública. Sin grandes capacidades de análisis, su jerarquía tampoco tiene un alto sentido de la realidad, de la oportunidad y de la acción política, de modo que no es de extrañar que actúe como un elefante en una tienda de porcelana y ataque indiscriminadamente sin mirar las consecuencias, en este caso poniendo al Sr. Wert y otros miembros de este gobierno de meapilas como arietes. Tal vez con la falsa creencia de que como la gente está muy preocupada con la crisis y los recortes no se van a dar cuenta de que los quieren someter de nuevo a los dogmas de la única y verdadera fe.

Los obispos y el Sr. Wert se equivocan de medio a medio, porque una "victoria" como la que se anuncia es más bien pírrica y su único efecto auténtico ha sido el de levantar la liebre: a partir de ahora no puede haber ningún partido o tendencia del centro a la izquierda que no se ponga como objetivo no solo eliminar la religión de la escuela pública, sino denunciar los anticonstitucionales tratados entre España y el Vaticano y poner a la Iglesia C. en el lugar que le corresponde, que no es desde luego el que ahora ocupa.

Es bastante dudoso, por no decir fantástico, que una asignatura sin valor, aunque sea evaluable, permita recuperar creyentes a una creencia tan desgastada, mal dirigida y poco atractiva, mientras que no es de dudar que su imposición forzada cause disgusto y rechazo en una mayoría de la población bastante harta de oficialismos y abusos varios. PP y jerarquía se equivocan: apoyándose mutuamente no se refuerzan, se debilitan... y es aquí donde reside el valor del Sr. Wert.