lunes, 11 de abril de 2011

Homosexualidad y decadencia

El vicepresidente del CNR italiano, equivalente al español CSIC, es decir, la institución de investigación más importante, es un ultracatólico y como tal se ha permitido decir que "la decadencia del Imperio Romano se debió más que nada a la homosexualidad", aunque no hay estudio alguno sobre el tema y se conozcan muy bien todas las complejas causas externas e internas, políticas y económicas que causaron la desaparición del imperio en occidente, entre las que la homosexualidad no ha sido nunca citada.

Una afirmación así no solo carece de seriedad sino que hay que tildarla de pura propaganda malévola, es decir, de un ejemplo más de la difusión del odio a la que se dedican tantos miembros de la supuesta religión del amor.

Es vieja la unión de sexo y decadencia: los historiadores moralistas del pasado han recurrido siempre a ello, ya desde la época clásica. La versión barata de Hollywood, en la que los viciosos y paganos romanos pierden moralmente ante los virtuosos cristianos la hemos visto en múltiples películas "de romanos", aunque prácticamente ninguna de ellas tenga la menor autenticidad histórica. La imagen que nos ha transmitido es que la "corrupción" consistía en ridículas orgías de gente tumbada comiendo uvas o viendo morir gladiadores, mientras los mártires ponían los ojos en blanco y morían con coros angélicos de fondo.

Estas tonterías no son inocentes, son imágenes que se quedan en la mente, emociones sembradas irracionalmente que producen otras emociones, no son razones ni explicaciones, y eso lo sabe muy bien el señor De Mattei y los demás propagandistas que repiten frases que parecen tener sentido, aunque no son más que sloganes destinados a demonizar grupos enteros. Por eso no hay que creer que estas afirmaciones no importan por muy tontas que parezcan, porque su objetivo es hacer daño, meter miedo a gente timorata y supersticiosa para que no pierdan su capacidad de discriminar y odiar.

No hay que callarse nunca ante semejantes maldades.