jueves, 3 de julio de 2014

DESFILAD ORGULLOSOS

Un año más se celebran desfiles del orgullo en todos los países libres, con las habituales discusiones sin sentido sobre si deben ser menos comerciales, más reivindicativos, lo que no deberían ser, etc. Como si el hecho de poder celebrarlos fuese algo ganado y sin alternativa, cuando en realidad no lo es. No hay más que ver las zancadillas, la mezquindad y la estupidez del actual ayuntamiento de Madrid, con una alcaldesa beata, homófoba y de demostrada incompetencia a la que gustaría que vinieran muchos turistas al acontecimiento y que gastaran mucho dinero, pero que éste fuera silencioso e invisible. Lo que demuestra, por si hiciera falta, que ella y su partido no son automáticamente buenos para los negocios, como algunos simples piensan.

La ridícula Botella no es única; no hay más que mirar al mundo para darse cuenta de que las personas LGTB siguen siendo perseguidas, encerradas, aprisionadas, "tratadas" con descargas eléctricas o simplemente asesinadas por el solo hecho de su condición. Son en realidad minoría los estados en los que hay igualdad de derechos, una igualdad que ni siquiera es total y sin enemigos en ninguno de ellos.

Por eso hay que seguir desfilando, siendo visibles, exigiendo la visibilidad y normalidad que se quieren negar desde los prejuicios patriarcales y las instituciones que pretenden imponer su dogma a todos, incluso a los que no creen en él. Hay que seguir desfilando sin miedo, exponiéndose a las miradas de los indiferentes y de los que no captan el sentido del orgullo porque... ¿Cómo se puede sentir orgullo por ser diferente? Hay que decirles que sí, que ellos se sienten orgullosos todos los días tácitamente, satisfechos en su mayoría, sin que nadie les discuta sus características, pero que a nosotros nos siguen regateando las nuestras y que estamos bien orgullosos de ser como somos, que somos felices así y que no queremos cambiar.

No olvidemos igualmente que nuestra lucha no es especial ni aislada, que va unida a la lucha por la autonomía individual  de los hombres, de las mujeres y las minorías raciales, religiosas y de otras clases, y que las mismas instancias patriarcales y dogmáticas se oponen y se opondrán siempre a cualquier progreso, como se ve con el proyecto actual que pretende negar en la práctica a las mujeres la posibilidad de acabar con un embarazo no deseado. Cuando reivindiquemos nuestros derechos debemos recordar siempre que las libertades no se recortan de golpe sino una a una, para que se note menos, pero que el fin de todos los que las niegan es negarlas todas.

Desfilad con alegría, buen humor, paciencia y vista a largo plazo, porque aquí hemos llegado después de muchos años de pequeños logros que se han acumulado en lo que ahora tenemos, y faltan más años de progreso gradual para que llegue un momento en el que el Desfile del Orgullo sólo sea un carnaval que recuerde las luchas del pasado. Pero ese momento aún está lejos, de modo que hay que desfilar sin bajar la guardia, sabiendo que también nos miran los cavernícolas.

Desfilad sabiendo que nuestro espectáculo no es del gusto de todo el mundo, pero que eso tampoco es tan importante, porque la homofobia nunca se extinguirá, lo que hay que conseguir es que la sociedad la considere como lo que es, una enfermedad como el racismo, la violencia o el terrorismo.

Desfilad orgullosos.

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