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domingo, 2 de septiembre de 2018

PURITANISMOS INÚTILES

Hay temas que molestan mucho a una cierta progresía autoritaria con tendencias puritanas selectivas y que, por tanto, o no se discuten o se discuten mal porque se parte de bases viciadas. En estos momentos son especialmente dos: la prostitución y la gestación subrogada. Las dos tienen una fuerte carga emocional y las dos afectan a un cierto tipo de feminismo que prefiere la utopía a la realidad.
El que se haya formado un sindicato de trabajadoras y trabajadores del sexo en Barcelona, que haya sido aprobado por la administración y que esto haya hecho sonar las alarmas de la misma administración y de la ministra del ramo, cuando se dieron cuenta de lo que habían aprobado, ha traído a primer plano una discusión que generalmente se rehuye y ha dejado claras las posiciones de unos y de otros.
Se trata esencialmente de proteger a una profesión generalmente desprotegida y abandonada a su suerte en el limbo administrativo de algo que no está ni prohibido ni legalizado, pero eso ha despertado la furia de una especie de feministas que sólo ven la prostitución como explotación (e insulto) y que piden su completa erradicación.
Vayan por delante dos postulados: la prostitución se presta a la explotación y trata de mujeres, de eso no hay duda… Pero, la prostitución es imposible de erradicar, de eso tampoco hay duda. Una prohibición absoluta con persecución de profesionales, clientes e intermediarios tendría como resultado el mismo juego del raton y el gato que sigue pasando con las drogas ilegales, que se consumen a toneladas, llenan las cárceles de los desgraciados que tratan con ellas en el último escalón y suponen un pingüe negocio para mafias diversas y corruptos varios.
Los amigos de la prohibición o prohibiciones nunca aprenden la lección de la Ley Seca de los Estados Unidos, que duró de 1920 a 1933. y causó uno de los más grandes florecimientos del crimen organizado de la historia, sin resolver el problema del alcoholismo que había sido su pretexto. Los prohibicionistas prefieren ignorar siempre una realidad aplastante: si hay demanda habrá oferta.
Los prohibicionistas aducen que la regulación, allí donde se ha hecho, no acaba con la explotación, y seguramente tienen razón, pero si la regulación sirve para disminuirla y permite a muchas mujeres y algunos hombres ganarse la vida y tener una cierta seguridad es sin duda mejor que la prohibición.
Muchas personas no son conscientes que en estos temas, en los que se mezclan problemas morales, emocionales y sociales, hay más visceralismo y menos racionalidad de lo que parece. Algunos y algunas aplican un puritanismo selectivo a lo que les parece una humillación sin límites de los que prestan el servicio y un delito de los seres  que ellos y ellas consideran repugnantes que lo demandan, con lo que hacen lo que todos los puritanos, despreciar en el fondo a Tirios y Troyanos y sentirse superiores por estar radicalmente en contra de algo a lo que tildan de mal absoluto.
Que la regulación de algo como la prostitución es complicada no me cabe duda, como tampoco de que será siempre imperfecta, pero si es tan imposible de erradicar como el gusto por el alcohol, haremos bien en tratar el asunto sin prejuicios y con la idea clara de que si ayudamos al 50%, ya estaremos haciendo algo mejor que crear una nueva Ley Seca del sexo, que sin duda fracasará como todas las que han sido y serán.

domingo, 8 de octubre de 2017

IDENTIDADES

En estos tiempos confusos en los que muchas personas pierden puntos de referencia conocidos, hay quienes gustan de refugiarse en el nacionalismo, especialmente en el nacionalismo identitario y, cuando se critica esta actitud, se defienden con una sinrazón que parece razonable, pero que no lo es: “tenemos derecho a nuestra identidad”, para a continuación añadir que ésta está amenazada y que por ello deben hacerse independientes o expulsar a los que de alguna manera no son como ellos…. si no se adaptan absolutamente a los moldes identitarios predefinidos.
El problema ético y político es que confunden voluntariamente identidad individual e identidad colectiva y que encierran a la segunda en unos límites exactos y obligatorios. La identidad individual es hasta cierto punto electiva; no se es libre realmente para elegir dónde se nace, en qué familia y qué educación laica o religiosa se recibe. Tampoco se es realmente libre para elegir una orientación sexual, por ejemplo, pero origen étnico y lingüístico, genético y educativo se mezclan en cada individuo y éste puede optar por resaltar más unos aspectos que otros e identificarse más o menos con lo que le viene dado y lo que él mismo se construye a lo largo del tiempo.
En este sentido la identidad individual es libre y no es tampoco extraño que haya individuos que adopten varias identidades simultánea o sucesivamente. Familia y sociedad han tendido a imponer a todos modelos precisos con los que identificarse para ser aceptado, bien visto y adquirir buena reputación, pero los individuos siempre han sido y son variados y hasta bajo tiranías muy extremas han podido lucir identidades varias o refugiarse en ellas para no ser aplastados.
La identidad colectiva, en cambio, es más bien difusa cuando no es obligatoria y se ve como conjunto de características hasta cierto punto variables, pero si se eleva a doctrina y fetiche se transforma en una armadura artificial que no sólo intenta ahogar la identidad individual, sino acabar con cualquier posibilidad de elección personal. Las identidades colectivas obligatorias no son compatibles ni con la libertad ni con la democracia, aunque a veces se pretexten ambas para presuntas “liberaciones nacionales” que no son tales.
Toda tiranía se basa en estas identidades cerradas y predefinidas por los popes que las han creado y que se erigen en sus administradores, puede ser la “raza aria”, los “verdaderos finlandeses”, los “auténticos proletarios” o cualquier otra abstracción semejante que hace tabula rasa de la mezcla, la variedad y la opción individual. En algunos casos se subraya la raza, en otros la religión, en otros la lengua, generalmente se mezcla más de un elemento, pero siempre se ponen unos límites muy claros a lo que “no es” la identidad deseada, en todos los casos opuesta a uno o varios “enemigos” a los que también se identifica identitariamente por lo contrario: “no tienen nuestra religión”, “no son de nuestra raza”, “no hablan nuestra lengua”, al tiempo que la característica propia preferida, la lengua, por ejemplo, se eleva a la categoría de fetiche absoluto, símbolo sagrado y no discutible de la identidad obligatoria.
Las identidades colectivas convertidas en obligatorias son siempre exclusionarias y tienden a ser asesinas, no sólo de la libertad individual , sino del ser humano completo: un “puro musulmán” del ISIS no tendrá empacho en masacrar supuestos infieles apoyado en su pura identidad, aunque los asesinados sean tan musulmanes como él. No hay que fiarse ni un poco de los que no usan en principio policías y guillotinas, porque a lo mínimo que aspiran es a callar a todos los que no son como ellos y a lo máximo a la eliminación de los mismos tal vez geográfica, echándolos del territorio sagrado, tal vez física mediante métodos más drásticos.
Otra característica del identitarismo colectivista es que nunca ha estado ni estará abierto al diálogo, puesto que una fe dogmática no puede aceptar la herejía. Puede ponerse como ejemplo histórico la conferencia de Munich en 1938, en la que Hitler se burló de las democracias occidentales y ganó tiempo para la agresión un año más tarde. A estos señores hay que enfrentarlos constantemente a sus mentiras, exageraciones y tergiversaciones con datos, oponerse a ellos con la misma fuerza que ellos emplean y, si acceden a sentarse a una mesa, será con las condiciones del interlocutor, porque cualquier concesión será interpretada como debilidad ajena y victoria propia, un peldaño más en la consecución del infernal paraíso al que aspiran.

martes, 18 de julio de 2017

LIBERTAD Y CORRECCIÓN

Según se han ido consiguiendo derechos para las personas LGTB+ y según estos derechos han encontrado progresivamente mayor apoyo, los eternos reaccionarios han cambiado de táctica para oponerse. Como saben que ya no es posible atacarlos directamente, intentan dejarlos sin contenido con un pretexto que suena muy bien: la libertad.
Precisamente en España en estos días, las iglesias evangélicas, a imitación de sus casas madres norteamericanas, intentan ganar aliados para su oposición a las leyes antidiscriminación existentes y a las que puedan venir, con el argumento de que las disposiciones legales afectan a su libertad religiosa y de expresión. Sus razones son, por supuesto, especiosas, ya que ninguna ley ataca creencias y comunidades religiosas ni les obliga a aceptar lo que no creen o consideran moral.
Su problema reside en que por definición estas iglesias se basan en doctrinas cerradas y no discutibles y que, por lo mismo, cualquier fisura informativa que pueda hacer dudar a sus fieles es rechazada con temor. Dado que las leyes reconocen la diversidad sexual y que animan u obligan a que se informe sobre la misma, desde un punto de vista científico y neutral, consideran un ataque a su “libertad” que niños y adultos aprendan que el mundo no es tan binario y que la sexualidad es multiforme, pero lo que en realidad hacen es suprimir la libertad de sus fieles, especialmente los menores, para que piensen por sí mismos.
Las leyes no atacan su libertad de seguir enseñando que la homosexualidad es inmoral o pecaminosa, pero sí la de describir a los diversos como seres demoníacos y malvados a los que odiar, perseguir o eliminar. Y aquí es donde entramos en una frontera algo turbia entre lo que es libertad de expresión e incitación al odio y, desde luego, no en todos los casos podremos distinguir exactamente. Las creencias dogmáticas no han sido nunca amigas de la libertad de expresión real para los que contrarían sus doctrinas, pero ahora la desean para seguir imponiéndolas.
El reverso de la medalla es el convertir la corrección política y del lenguaje también en dogma y entender como ataque cualquier afirmación que no guste, como consecuencia que es de la libertad de expresión.
Los que defendemos la libertad tenemos que ser muy conscientes de que también hay que respetar la disidencia, siempre que ésta sea pacífica y suponga sólo diferencia y no violencia o incitación a la misma. Desde este punto de vista, uno puede detestar que algún párroco se suba al púlpito a denunciar la diversidad sexual como inaceptable, o que algún médico siga afirmando que la homosexualidad es una desviación curable, pero depende de cómo y con qué lenguaje no es posible prohibir o perseguir judicialmente tales manifestaciones.
Por supuesto que si un padre quiere obligar a su hijo gay a sufrir una “terapia de conversión” y la ley se lo prohibe, no estamos atacando la libertad del padre, sino defendiendo la del hijo, pero no podemos impedir que alguien siga escribiendo que estas falsas terapias funcionan, para eso están los profesionales que se lo rebatirán con pruebas.
La libertad es una planta delicada y sufre tanto por interpretaciones que la pervierten como por un exceso de corrección que la ahoga. Cuidémosla.

jueves, 16 de febrero de 2017

NOT CRAZY BUT....

I worry when people dismiss the shenanigans of politicians saying they are silly. crazy or the like. I’ve heard similar things about evil figures of the past like Hitler or Stalin, and it’s really to worry that people don’t realize that the so called “insane” people of the present can be just as damaging as those butchers were in the past.
President Trump is often described as crazy in the media, when they don’t have or they don’t dare to use the right adjectives for his actions, but it’s easier to pretext insanity when you should write populist, non democratic, racist, male chauvinist, and other terms which have been considered derogatory or plainly insulting until now. Crazy is better than ultra-conservative, but Mr. Trump is trying to implement the radical policies of the Republican Party, or better, the policies of the most extreme section of the same, and that’s far from insanity. He and his cronies have a clear purpose, they are pursuing all their goals and they will go on as far as they are allowed to.
Some crazy people harm others because they are delusional and misinterpret reality, but most psychiatric patients only harm themselves and hardly ever arrive to positions of power. When somebody like Mr. Trump is in the White House is because he has cleverly striven to be there, helped by a considerable group of people like him, and elected by millions of voters who are not always as stupid as the other believe; many Trump voters are just as racist, white male supremacist and conservative as he is, even worse, and they have elected him to do exactly what he is doing.
Ignorance in the case of presidents is a combination of arrogance and irresponsibility, certainly not craziness: they don’t want to take advice from the experts who fill universities and think tanks, and act according to their close flatterers or supporters. They cannot excuse their political misconduct claiming ignorance, because in most cases they knew too well the consequences or possible dangers of their decisions.
Trump is not crazy, he’s a vulgar populist politician fighting for his and his cronies own benefit, and just like other figures of the past he has managed to convince a few millions of disgruntled voters to believe he is their savior. Unfortunately they will take a long time to realize he’s just the opposite.

martes, 7 de febrero de 2017

LIBERTAD

Todas las palabras pueden manipularse y, como hemos aprendido en el profético “1984” de George Orwell, pueden convertirse exactamente en lo contrario de lo que significan. La actual “posverdad” no es más que la eterna mentira, pero sin llegar a tanto se puede pretextar libertad para imponer opresión, del mismo modo que algunos se confiesan seguidores de códigos morales que subvierten la ética, como los obispos que ocultan o disminuyen los pecados de pederastia de párrocos y monjes para salvaguardar el “bien supremo” de la autoridad de la Iglesia.
Ser libre es ser autónomo, decidir lo que se quiere hacer, siempre que no se ataque la libertad de otro ser, y libres somos los homosexuales conscientes que estamos contentos con nuestra naturaleza y que nos relacionamos con otros individuos como nosotros. Nadie tiene derecho alguno a coartar nuestra libertad, aunque sí a considerar que no nos ajustamos a un código ético determinado. Pero no comportarse como otros consideran moral, si nuestro comportamiento no les afecta, no es problema suyo ni de la sociedad en su conjunto, es sólo problema individual de cada uno.
Se puede pretextar “libertad” para imponer una ideología nacionalista obligatoria a un colectivo de personas, como se hizo en el País Vasco por ETA y se hace ahora en Cataluña, pero esta supuesta libertad de pueblos teóricos y autodefinidos no tiene para nada en cuenta la verdadera libertad de elección de los individuos que componen ese fantasmagórico “pueblo”, concepto vago e indefinido que se ajusta a lo que los manipuladores de turno deciden en cada momento.
La libertad es un bien precioso que sólo aprecia el que no la tiene, pero decir que se salvaguarda la libertad de un pastelero porque es “libre” de no hacer una tarta para una boda homosexual, o que un juez es “libre” para no casar a dos personas del mismo sexo porque su moral confesional se lo impide es una posverdad evidente, porque ni el pastelero ni el juez tienen que aprobar lo que otros hacen, el primero vende un producto y el segundo cumple una función legal. Ninguno de los dos tiene porqué estar de acuerdo con los contrayentes, del mismo modo que un católico no está de acuerdo con un luterano o con un cismático, pero no pueden negarse a cumplir su función.
La palabra es magnífica, pero los que la usan de este modo no la aprecian, lo que quieren es imponer un dogmatismo que supone exactamente todo lo contrario, la opresión, la condenación y la falta de libertad de los que ellos consideran diferentes, irritantes, adversarios o, aún peor, enemigos o minorías a discriminar, eliminar o destruir.

jueves, 26 de enero de 2017

CRUELDAD

A estas alturas no debería asombrarme, pero por muchos años que cumpla siempre me quedo de piedra ante la crueldad gratuita que derrochan ciertos seres. Puede ser contra animales indefensos (todos los son ante el hombre) contra adolescentes en la escuela, contra discapacitados que no tienen culpa de serlo, contra el propio cónyuge, a quien luego se dice querer, y hasta contra los muertos y sus seres queridos, porque a veces las palabras son mucho más dañinas que los golpes y se lanzan con saña para entristecer aún más al que ya sufre.
La crueldad ha encontrado un nuevo hueco en las redes sociales, en las que se pueden dar gritos, insultar y maldecir sin dar la cara, escondiéndose tras seudónimos en una dirección de internet. Aquí encuentran ahora su lugar los que también están dispuestos a tirar piedras y formar parte de multitudes linchadoras de toros o de personas, que al linchador le da igual, sólo precisa de una percha de golpes para su ciega rabia.
La ola de burradas cuyo objeto ha sido la familia Bosé, tras la muerte de la espléndida Bimba, es el último ejemplo de esta mezquindad malvada que a veces ¡oh Dios! se escuda en una supuesta “moral” que va contra la ética más elemental. El cruel disfruta haciendo daño, se complace en su sadismo, pero tiene la necesidad de encontrarle justificaciones religiosas, políticas o sociales, cuando la crueldad nunca es ni justa ni justificable.
Los que lanzan denuestos en las redes suelen ser personas frustradas, envidiosas y resentidas, no sabemos porqué en cada caso, ni tampoco nos debe importar, porque sus problemas, si los tienen, no se solucionan con insultos ni con el daño que hacen a otros y, si han sufrido injusticias las están cometiendo ellos al comportarse cruelmente.
El cruel muestra con su comportamiento su auténtica fealdad, la supuración interior que le corroe y no le deja vivir feliz, porque no puede ser feliz el que pierde su energía en el daño ajeno. El odio que sienten está fundado en la conciencia de su propia miseria ante la belleza, la inteligencia, la bondad o la luz que emiten otros y, cuando la crueldad se ejerce contra personas corrientes, irrelevantes o incluso no muy recomendables, estamos ante cobardes que se crecen por una vez en su triste falta de autoestima.
Los tuits crueles califican al que los envía, con independencia de a quien van dirigidos.

sábado, 26 de noviembre de 2016

EDAD Y PREJUICIOS

En una ocasión reciente alguien me dijo: “no sé cómo se puede llegar a los 60, la sola idea me resulta incomprensible, porque ¿qué se puede hacer a esa edad?”… El individuo en cuestión andaba por los 40, no era ningún Adonis, se vestía más bien mal y no tenía otras características que lo hicieran particularmente simpático o interesante, pero expresaba con franqueza uno de los muchos prejuicios que rondan por el ambiente, que tiende a considerar que sólo los jóvenes de hasta 28, altos, apuestos y con músculos de gimnasio son los gais paradigmáticos y que los demás, especialmente los “viejos”, son figuras patéticas que deberían esconderse, desaparecer y no empañar, ni siquiera con su presencia, la brillante escena en la que viven los privilegiados que tienen la fortuna de la edad y la belleza estereotipada.
Creo que siempre habrá tontos que se se tomen la publicidad en serio y que se crean que los productos de photoshop son reales, alentados por la caterva de ejecutivos de marketing que venden ropa y cosméticos y estetas cursis que se erigen en Petronios de tres al cuarto, pero la vida real es otra y está llena de gente de todos los tipos y tallas y, más aún, de todas las edades. Los hoy jóvenes serán viejos… si tienen la suerte de vivir bastante, y más vale que piensen pronto lo que harán cuando se les pase la juventud, porque,si no tienen idea alguna de cómo vivir, su futuro es más bien triste, mucho más que el de los que ellos compadecen ahora.
Es posible que haya alguien de gustos tan limitados que sólo aprecie, por ejemplo, la música de Beethoven, pero que no soporte a Ravel, Wagner, Debussy, etc. Como sobre gustos no hay nada escrito, esto no en sí criticable, pero habrá que compadecer a alguien incapaz de disfrutar de una gran cantidad de melodías, y esto es igualmente aplicable a los limitados seres que sólo aprecian belleza o atractivo en un reducido rango de edad acompañado de concretas características físicas, porque en general van a perseguir fantasmas y estar condenados a la soledad obligada para el que busca una perfección que por ideal es inhumana.
El amor, la compañía y hasta el sexo requieren personas reales, y las personas reales envejecen y, como el vino, son a menudo más interesantes con la edad y la experiencia. Puede decirse que hasta el más tonto aprende algo con el paso de los años y, si se aprecia a sí mismo, hasta mejora su apariencia y sabe sacar lo mejor de sí mismo.
La edad es sólo un dato neutro, porque hay muchas personas de más de 60 muy al día, a la moda, atractivas y estimulantes, mientras que el tener menos de 30 no garantiza ninguna de estas características.

domingo, 16 de octubre de 2016

ACABAR BIEN

Se discute en Holanda en estos momentos un perfeccionamiento de la ley que permite acabar con la propia vida. Se reservaba esto para las personas afectadas por una enfermedad dolorosa y sin solución, como una forma de ahorrarse sufrimientos innecesarios, pero ahora se quiere extender también a los mayores que por una razón o por otra están cansados de vivir: soledad, achaques, limitaciones físicas, falta de interés … Hay un sinnúmero de causas por las que algunas personas de edad pueden desear poner fin a sus días de una manera indolora, profesional y a su elección.
Los que se rasguen las vestiduras por algo así serán los de siempre, es decir, los que no pueden entender la vida más que como pesada obligación dictada por una deidad vengativa que se complace en el sufrimiento de sus criaturas,  a las que ofrece un improbable paraíso tras la muerte, aunque amenace mucho más con tormentos infinitos para los desobedientes-
Para los que consideran la tal deidad como pura creación humana de mentes sádicas no creo que el proyecto levante demasiada oposición. Siempre puede surgir el temor de que alguien abuse de la ley para convencer a la tía rica de que está mejor muerta que viva, pero para eso están las mismas salvaguardias que ya existen para asegurarse de que efectivamente es la persona en cuestión la que desea acabar bien y que no se trata de la manipulación de sus herederos.
Las personas mayores se suicidan mucho, a veces sólo para adelantar una muerte inminente y ahorrarse días o meses de creciente dolor, pero otras porque simplemente no quieren vivir sin el compañero adorado o en un aislamiento creciente en medio de un mundo que entienden cada vez menos y disfrutan poco o nada. Pero decretar el propio fin sin los medios adecuados para ponerlo en práctica es difícil, accidentado y lleno de peligros, sin las ventajas que tiene que un profesional se haga cargo un día fijo, después de haber dejado todos los asuntos en orden.
El fin es inevitable para todos, pero poderlo elegir sabiendo cómo y cuando es un premio, una ventaja más de las sociedades avanzadas donde lo que más importa es la buena vida de sus componentes… de principio a fin.

domingo, 25 de septiembre de 2016

MASCULINISMOS

Estamos tan acostumbrados a un mundo binario, dividido en géneros nítidamente separados por límites precisos, que a veces nos parece natural lo que no es sino convención, costumbre, herencia cultural o prejuicio. Ni siquiera el sexo biológico es tan claro como algunos creen y, si se dan intermedios en él, más aún en algo que es un constructo social, variable entre épocas y culturas.

Las personas de más de 60 crecimos en una sociedad en la que el género ni siquiera se discutía, sino que se daba por supuesto con una carga determinada: la mujeres eran o debían ser todas delicadas, sensibles, maternales, caseras, sumisas, castas, perfumadas, bien vestidas, interesadas en el matrimonio y esforzadas en hacerse atractivas para un hombre que se quisiera casar con ellas, mantenerlas y darles hijos a los que dedicarse plenamente. Claro que había algunas que se salían de la regla y que, por tanto, eran “malas”, aunque fueran muy frecuentadas por varones que se sentían más atraídos hacia ellas que hacia las buenas.
El hombre ideal, en cambio, y sin caer en las imágenes fascistoides del “medio monje, medio soldado”, que nadie se creía, debía ser más bien hirsuto, agresivo, austero, de pocas palabras, no demasiado cuidado, amante de los deportes, poco interesado en la ropa o la estética en general, pero sí en su carrera u oficio y en las mujeres como objetos o como futuras madres de sus hijos. Había muy poco más y, en consecuencia, los que se ajustaban plenamente al modelo eran unos seres bastante aburridos y nada interesantes.
Lo curioso es que podía haber malas mujeres, fatales vampiresas que hacían perder la cabeza a los impreparados machos que caían en sus redes, malas, pero muy mujeres, y nada similar en los varones, porque un chico atildado, perfumado, cuidado, de buena conversación, interesado en las artes y poco o nada en los deportes… ¡no era un hombre! Era sólo un remedo, una perversión, con independencia de que se sintiera atraído o no hacia las mujeres, la mayoría de las cuales lo despreciarían por no ser bastante hombre, sin contar con la burla de los verdaderos machos, cuando no la agresión por atentado a los valores masculinos.
No es de extrañar, pues, que casi todos los hombres intentaran adaptarse al máximo al modelo y que los que se salían de la norma fingieran cumplir con ella a vistas, y que incluso interiorizaran un cierto desdén por los “poco masculinos”, en flagrante traición a sus compañeros de sufrimiento.
La desaparición o reblandecimiento de estos rígicos códigos conformadores del género debe verse como liberación, no como confusión, porque los que de verdad tienen “ideología de género” son los que lo defienden como categoría fija e inmutable, no los que intentan disolverlo en el cúmulo de convencionalismos que lo constituyen, es decir, que lo que se ha dado en atacar como ideología es más bien invento de los atacantes, no de los que consideran el género norma social fluida y variable.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

SOLEDAD

Muchos estudios grandes y pequeños demuestran algo que se ve sin necesidad de estadísticas: las personas solas y aisladas enferman más y mueren antes. Tampoco hace mucha falta explicar el porqué. Una persona sola, sin parientes cercanos o solícitos, sin amigos, vida social y objetivos vitales no tiene alicientes para vivir y es mucho más proclive a la depresión y al desarrollo de malos hábitos: falta de ejercicio, mala alimentación, tabaquismo, alcoholismo, etc.
Las personas mayores son las más amenazadas por la soledad y el aislamiento y las razones para esto son claras: viudedad, fallecimiento o alejamiento de parientes y amigos, fin de la vida laboral, limitaciones físicas, precariedad económica, etc. Pero amenaza no significa inevitabilidad; vemos mayores muy solos y abandonados y otros que se las arreglan para mantener intereses, amistades y actividades. El carácter individual es importante y también las condiciones de cada uno; no es los mismo vivir en una casa aislada en una urbanización que en el centro de la ciudad, por ejemplo, pero todos tenemos que ser conscientes de que muchos problemas empiezan de una manera sutil, casi imperceptible y que, cuando el que los padece se da cuenta, están ya enconados y son de difícil solución.
Los mayores LGTB+ pueden estar incluso más amenazados porque la mayoría no ha tenido hijos y en muchos casos las relaciones con la familia son frías o lejanas, aunque esto es también cada vez más corriente en toda la población.
¿Qué hacer, entonces?… ¡No rendirse! Ser consciente del peligro, atajar los síntomas desde el principio y hacer el máximo de lo que las condiciones físicas y económicas de cada uno permitan. Los amigos de una época pueden haber desaparecido, pero se buscan otros en gimnasios, asociaciones, grupos y programas para mayores. El retiro puede ser un aburrimiento, pero también la ocasión para hacer algunos viajes, dedicarse a hobbies antes imposibles y hasta a estudiar lo que gusta o no se pudo en su momento. También se puede visitar a personas que uno sabe que están solas y a veces aisladas por enfermedades. En todas las actividades se conoce gente, se habla, se ríe y se participa en la vida, que es lo contrario de recluirse en la soledad sin esperar nada.
Con una salud mediana o razonable no hay motivo alguno para no vivir como siempre, incluso mejor que antes, si se es consciente de que la soledad mata tanto o más que el tabaco.

jueves, 7 de julio de 2016

DESNUDAS SÍ. DESNUDOS NO

Una concejala del Ayuntamiento de Badajoz encuentra que la foto de dos hombres semidesnudos tipo oso es repugnante, asquerosa, de mal gusto, etc., etc. Un señor de Texas, en compañía de otros machos como él se aprestan a jugar al golf, pero previamente desayunan juntos y se les ocurre abrir el periódico local, en el que se publica un reportaje sobre el matrimonio igualitario con…¡horror! una foto de dos chicos besándose. A los golfistas se les revuelve el estómago, el desayuno y el día se les estropean, y el señor de marras escribe una furiosa carta de protesta al periódico, porque…. ¡Hasta dónde vamos a llegar!… Por eso el articulista del Diario del Ferrol, afirmaba que estaba “hasta el culo”, del día del orgullo gay, pretexto para estos desmanes que atacan la sensibilidad de la concejala, estropean el desayuno de texanos y hartan a columnistas muy dignos.
Estos aspavientos escritos son muestra de que la igualdad real todavía está lejos y que una considerable minoría sigue anclada en una visión del mundo sexista, en blanco y negro y bien heteronormativa, porque a ninguno de ellos se le atraganta la comida cuando ven un día sí y otro también a las innumerables mujeres ligeras de ropa que anuncian automóviles, bolígrafos o directamente lencería. ¡Es que ellas son jóvenes, guapas, atractivas… de buen gusto!… Mientras que ellos…. Mayores, peludos, feos…
Hace muchos años que una señora conocida mía veía con agrado las películas de Brigitte Bardot, todas inocentísimas vistas hoy, y no le molestaba nada verla en paños menores, la encontraba “muy mona”, pero se escandalizó un día que vio a Emma Penella, ya madura, en los mismos paños menores en una película realista de Berlinga. ¡Qué ordinariez! ¡Mostrar los michelines! ¡Qué inmoralidad! Ni BB ni Emma Penella eran inmorales, pero el gusto estetico de la mujer resultaba afectado, tal vez porque se veía a sí misma caricaturizada en la pantalla.
Es seguro que los golfistas ni hubieran siquiera reparado en una foto de dos chicas jóvenes besándose y, si estaban semidesnudas, les hubiera parecido una foto tan estimulante que les hubiera favorecido la digestión, pero que les recuerden que dos hombres se pueden querer ¡eso nunca! Su machismo queda directamente afectado.
Dos osos de alguna edad y semidesnudos no sólo son la prueba de que hay hombres que se aman, sino que son activos sexualmente sin necesidad de ser jóvenes modelos, es decir, que además de pervertidos (para la señora y los golfistas) se lo pasan bien y les da igual no ajustarse a cánones de belleza sádicos. Que las chicas sean objetos está bien para la diversión masculina, pero un macho no puede aguantar ver a otro en ese papel, porque su orgullo también queda humillado.
El desnudo o semidesnudo, pues, no es el problema, sino los complejos que despierta en tantas personas que, además de reprimidas por una educación deformante, no se sientan a pensar y a digerir los cambios culturales y sociales.

sábado, 2 de julio de 2016

ORGULLOSOS SIN DESPRECIO

En este día, 2 de julio de 2016, en que las calles de Madrid se llenan de alegría, color y solidaridad, apoyados plenamente este año por las instituciones, hay que volver, como siempre antes, sobre el significado que tiene esta gran fiesta de la igualdad: las personas LGTB+ no somos mejores, ni más guapos, ni más listos que otros, somos simplemente miembros del género humano, iguales a los demás, lo que quiere decir que tampoco somos peores, más feos o más tontos. Somos LGTB+, eso sí, lo que quiere decir que somos diferentes de la mayoría, pero también diferentes entre nosotros mismos, tan diferentes como son todos los individuos que componen la humanidad y, por lo mismo, tan respetables como cualquier otro sujeto con su defectos y cualidades. No despreciamos a nadie por nuestra diferencia, pero tampoco queremos ni aceptamos que nos desprecien.
Tenemos conciencia de nuestra humanidad y de nuestra diferencia y las aceptamos, entre otras cosas porque no tenemos otra opción más que ser lo que somos y, si lo aceptamos todo: humanidad y diferencia, también nos vemos obligados a lucirlas, a no esconderlas, a no sentir vergüenza alguna por una condición tan humana como cualquier otra y, si no sentimos ni culpa ni vergüenza significa que estamos orgullosos de ser lo que somos, igual que lo están los otros, pero nos vemos forzados a recordarles a muchos, que no lo entienden del todo y que por tantos años y siglos nos han oprimido, marginado o despreciado, que estamos aquí, que reivindicamos nuestra dignidad, nuestra diferencia y nuestra básica humanidad… y que en eso consiste nuestro orgullo, no en desprecio, altanería o marginación de otros que no son como nosotros.
Mientras haya homofobia, aunque sea en forma de rescoldo, la gran fiesta del orgullo tendrá un sentido, y aún más allá, igual que se recuerdan otros hechos históricos largamente pasados, y los ataques a la misma no tendrán más sentido que el odio, porque el mayoritario, el “normal”, el que se supone inevitable no tiene nada que reivindicar, ya que costumbres, leyes, tradiciones y leyendas le dan la absoluta preeminencia y es el diferente, el minoritario el que tiene que recordar a los demás que existe, que es una persona tan respetable como las otras.
Ya son minoría los que arremeten contra nuestra gran fiesta directa o indirectamente pero, cuando lo hacen, etiquetémoslos como lo que son: dogmáticos que quieren devolvernos al silencio, a la invisibilidad y a la vergüenza, y no hay nada de que avergonzarse y si no hay nada de que avergonzarse nos sentimos orgullosos de ser lo que somos.
¡Feliz Orgullo 2016!

domingo, 26 de junio de 2016

EUROIGNORANTES, EURORREACCIONARIOS Y EUROTONTOS

Tras el Brexit y el aluvión de opiniones desatado, conviene calmarse un poco, mirar con cierta lejanía y no dejarse llevar por excesivos pesimismos. Lo que han votado los ingleses (especialmente ellos y no tanto los escoceses, por ejemplo) está muy mal, pero son los más desaventajados de entre ellos, justamente los que más han creído las mentiras populistas del UKIP, los que lo pagarán caro, pero tal vez esto sirva para que los líderes y los votantes europeos se den cuenta de que las alternativas a la EU simplemente no existen y que sus más feroces críticos lo son justamente porque pretenden medrar en río revuelto y encerrar a Europa en fronteras, alambradas, orgullos nacionales y ensoñaciones soviéticas. Muy útil para determinados partidos, muy peligroso y empobrecedor para los ciudadanos.
Los enemigos de la unidad europea (FN, FPÖ, AfD, 5 STELLE,  IU) cultivan la ignorancia de los más, achacando a una imaginaria Bruselas los problemas  cotidianos de cada país, sin distinguir entre lo común y lo local, pero no hay que disculpar a los que “no saben”, porque la información está en todas partes y los que no saben es porque no se quieren enterar. Que los reaccionarios típicos: fascistas, neofascistas, racistas, ultranacionalistas, etc. odien a la UE y lo que significa no es novedad, pero con frecuencia se pasa por alto que hay también reaccionarios que se apuntan a la “izquierda”, con el ambiguo significado que esta palabra adquiere más cada día, porque sabemos perfectamente lo que es “derecha”, pero lo contrario está desdibujado y hay más de un ingenuo que apenas se da cuenta de que la manipulación del lenguaje no le deja ver más allá. Comunistas, neocomunistas y nuevos populistas de otras siglas, repiten viejos eslóganes de la época soviética, como si se pudieran aplicar ahora, critican la “falta de democracia” de la UE, su base en el capitalismo y otras generalidades sin mucho análisis, para atacar al euro, a la comisión europea, al BCE ya lo que se tercie, aunque no ofrecen alternativa viable alguna, ni explican que podrían ellos ofrecer: ¿la economía soviética? un régimen dictatorial, tiránico, de escasez y racionamiento, fracasado y enterrado. ¿Los populismo latinoamericanos? ensayos aún más primitivos de algo muy parecido a la economía franquista. En realidad no ofrecen nada porque se trata de reaccion contra algo que molesta y que se odia, igual que muchos ingleses han votado contra Londres y la élite financiera internacional de la capital. 
La UE es imperfecta, burocrática, lenta y a veces desesperante, pero su alternativa es la de economías más pobres, más cerradas, menos competitivas, con más paro, pobreza y escasez y, peor aún, con renovados peligros de militarismos, imperialismos y guerras… ¿Queremos realmente esto? ¿o preferimos quedarnos como estamos y luchar por una reforma de las instituciones europeas, mayor unidad y mayor solidaridad?
En Europa, como en todas partes, hay muchos tontos y no hay nada peor que un tonto leído y resentido,es decir alguien que odia algo que le supera, que no entiende o a lo que se siente inferior, y que lee lo que le interesa para demostrar lo que cree sin pruebas. No dejemos a los eurotontos aprovecharse de la situación.

lunes, 20 de junio de 2016

EMOCIÓN CONTRA RAZÓN

En estos días de votaciones en toda Europa y en el mundo, no está de más recordar que es conveniente votar con la cabeza y no dejarse llevar por las emociones empujadas por eslóganes tan fáciles como engañosos.
No son elecciones sin importancia ni en Gran Bretaña, ni en España ni en los Estados Unidos, se trata más bien de momentos decisivos en los que se juegan muchas cosas básicas y, en tiempos de inflexión, desperdiciar el voto o utilizarlo negativamente se puede tildar de irresponsable.
Llamo voto negativo al que se lanza como piedra contra algo o alguien sin reparar en las consecuencias, como el que muchos ingleses se preparan a hacer contra una EU que les han hecho ver como el coco con mentiras o medias verdades, sin considerar los daños que hacen a su propio país o a la economía mundial, ni apreciar que una EU desestabilizada es un peligro general, pero muy especialmente para el Reino Unido.
Negativo es también optar por extremismos varios con ánimo iconoclasta: “elijamos al más exagerado para dar una bofetada a los que gobiernan”, “¡Que ven lo que es humillación!”…. Pero los votos vengativos pueden abrir la puerta a gobiernos que en realidad no se desean por bisoños, irresponsables o irracionales.
Es una pena que las campañas políticas de los partidos se basen más en despertar la emoción que la razón, pero una lectura cuidadosa de programas y de las críticas de los mismos puede dar una idea mucho más clara de lo que pretenden hacer los elegidos, aunque tampoco se ajusten nunca al 100% de lo programado.
Votar con la cabeza requiere a veces no hacerlo por lo que sería ideal, sino por lo que es más posible, porque los grandes cambios históricos nunca son repentinos sino que se producen más bien por pequeños incrementos que se suman. Un conocimiento superficial de la historia puede convencer de que una gran revolución supuso una transformación total, pero un conocimiento profundo revela que siempre tras las revoluciones hubo una larguísimo período de ajuste con numerosos retrocesos y considerables sacrificios, porque una sociedad compleja no puede dar un salto en el vacío sin pagar un alto precio por ello. Y esto cuando la revolución en cuestión triunfó de verdad aunque fuera parcialmente, porque ha habido otras que, como la soviética en Rusia, sólo trajeron sufrimiento y opresión para acabar en un caudillismo nacionalista sin libertades reales al que nadie envidia.
La democracia es un sistema delicado, lento y contradictorio, pero en eso residen justamente sus garantías y la base de las libertades de las que goza la mayoría, pretender “que ganen los míos” se puede, pero siempre que se sepa que “los otros” también van a estar allí, que no son eliminables, aplastables o despreciables… y que pueden ganar en otra elección más tarde.
En una democracia caben todos y los verdaderos demócratas saben que también tienen que defender y dejar su sitio a los grupos e ideas que no son de su agrado, porque lo contrario sólo lleva tarde o temprano a la tiranía.

sábado, 9 de abril de 2016

EL PLAN DE DIOS

El lenguaje y las formas pueden cambiar, pero el fondo no, y el fondo supone desprecio y etiquetas negativas, por mucho que se pretexte lo contrario. Las personas LGTB “no están en el plan de Dios”, como se dice en el último documento vaticano.
“Amoris Laetitia”, que así se llama el texto, está hecho con buenas intenciones, es decir, se aleja del tono inquisitorial normal de los decretos morales católicos, con el fin de acercarse, de no excluir totalmente a la gran mayoría post-católica a la que le es imposible cumplir las imposibles normas impregnadas de obsesión sexual que se hacen pasar como lógicas, racionales y “naturales”, cuando no son nada de esto.
La idea de que una persona, grupo o institución conoce perfectamente el “Plan de Dios” es ya de por sí bastante arrogante, por no decir completamente soberbia, pero también enteramente increíble, a la vista de los errores, conducta y delitos cometidos por las mismas personas que dicen conocer tan bien el famoso plan.
En realidad no hay mucho que objetar a que una iglesia publique escritos orientadores para sus fieles, siempre que no aspire, como la Católica hace, a detentar el monopolio moral de la sociedad, y que no mantenga, como también hace, posiciones anti-científicas, como la supuesta “antinaturalidad” de orientaciones e identidades inescapables para los individuos que las tienen y que, por lo mismo, están en el plan de algún dios, tal vez no el del Vaticano, pero sí en los de la naturaleza que les han dado origen.
No es fácil continuar como fiel en una iglesia que excluye a los que sienten que su cuerpo no corresponde a su mente, a los que aman de modo diverso y a los que pretenden gozar de los mismos derechos no estando incluidos en el “plan”. Es fácil alejarse y casi imposible volver, especialmente cuando se vive en sociedades libres en las que las diferencias han dejado de ser delito hace tiempo.
Aunque se exhorte al respeto y la comprensión, resultará bastante difícil que estos se practiquen por los que sienten y aman de modo ortodoxo, porque sabiéndose parte del “plan” tenderán a sentirse superiores y sentirán pena, desprecio o repugnancia por los desgraciados que excluidos por su naturaleza practican el amor de forma antinatural. De la repugnancia al odio sólo hay un paso y no todos son moderados y se contienen.
¿Pueden Dios y la naturaleza ser opuestos? Si se analizan los textos vaticanos, sí, aunque esto se niegue de formas más o menos sofisticadas, pero tampoco nos debe importar tanto a los no-fieles. Exhortemos a la comprensión de los creyentes en religiones varias, siempre que nos reservemos la facultad de criticar sus creencias y de negarnos a que se nos impongan directa o indirectamente.

sábado, 2 de abril de 2016

LA TIRANÍA DE LA UTOPÍA

A lo largo de la historia siempre ha existido una tensión entre teoría y práctica, ética y política, utopía y realidad. No es que estos conceptos sean completamente opuestos, porque a menudo se conjugan en diferentes proporciones, pero nunca hay que perder de vista que, cuando se tiene la cabeza en las nubes, se puede tropezar y caer en un precipicio.
Ya desde Platón e incluso antes ha habido proyectos de sociedades ideales con la pretensión de garantizar la abundancia, la justicia y la felicidad para todos, pero un somero análisis de estos proyectos muestra siempre su profunda inhumanidad. Si los seres humanos  fuéramos homogéneos, de inteligencia igual o similar y absolutamente racionales tal vez pudieran ponerse en práctica proyectos utópicos, pero la humanidad es básicamente lo contrario: desigual, variada, irracional y, por lo mismo, tan contradictoria como creativa. Los sistemas que han pretendido hacer ingeniería social en gran escala, incluso con las mejores intenciones, han producido sólo grises (y muy sangrientas) tiranías sofocadoras de la libertad, la creatividad y hasta la belleza, sometida ella misma a ridículas normas a gusto de funcionarios.
Esto no desalienta a los amantes de las utopías, que suelen ser gentes de gran fe, firmes convicciones y enemigos de cualquier contemporización, aunque la realidad les esté demostrando cotidianamente lo impracticable, absurdo o injusto de sus creencias. Los comunistas franceses, por ejemplo, aceptaron sin rechistar la ocupación alemana en 1940 como un simple contratiempo, porque la “línea del partido” así se lo dictaba en los tiempos del pacto germano-soviético y sólo se lanzaron a la resistencia cuando la URSS fue invadida en 1941 y la línea que apuntaba a la derecha se fue a la izquierda.
La utopías suelen estar impregnadas de “buenísmo”, como el que practicaba Bertrand Russell cuando propugnaba el desarme atómico unilateral en los tiempos de la Guerra Fría, o el que se practica también ahora cuando se propugna una indiscriminada e ilimitada entrada de refugiados en Europa pensando sólo en el drama humano de los mismos y no en las inevitables consecuencias negativas que se producirán en las sociedades receptoras más pronto que tarde. Un utopista típico puede en realidad aceptar ideas opuestas como si tuvieran un entramado lógico, sin apreciar que se excluyen mutuamente en todo o en parte, del estilo de: “aceptemos refugiados, pero no intervengamos en Siria” o “derrotemos al ISIS, pero desarmemos al ejército."
El utopista no suele ver que sus absolutos no sólo son teóricos y por ende inhumanos, sino que suelen ir en contra de la libertad individual y a menudo producen opresión de personas, grupos y sociedades enteras. El feminismo ha traído grandes beneficios no sólo a las mujeres, sino a toda la sociedad, pero ciertas versiones radicales del mismo parecen más bien caricaturas post-soviéticas de imposiciones en el lenguaje y las leyes a las que aspiran. La negativa a contemplar siquiera una regulación de la prostitución o de la gestación subrogada son ejemplos recientes de este tipo de absolutismo ideológico que en nombre de una libertad teórica la suprime en la práctica.
Tengo una conocida que se enfada mucho cuando oye hablar de la exploración del espacio porque “no se puede perder el tiempo con estas extravagancias hasta que no haya una Tierra completamente en paz, sin guerras, sin pobreza y….” un largo etcétera, y yo siempre le pongo el ejemplo de Zheng He, el gran navegante chino que exploró las costas de África en el siglo XV y que pudo haber convertido a la China Imperial en la gran colonizadora y descubridora del mundo, pero la cobardía de los emperadores Ming y la mentalidad confuciana utópica que buscaba justamente lo que mi conocida desea, cerraron China al mundo y permitieron que unos estaditos insignificantes para los chinos, como los europeos occidentales, fueran los que cambiaran la tecnología, la economía y la historia.
La humanidad es a veces cruel, pero en el fondo son más crueles los que quieren pararla en su evolución parapetándose tras grandes pancartas de justicia sin pensar en las consecuencias y sin respetar a sus individuos. Pocos saben que Tomás Moro acuñó la palabra Utopía del griego y que ésta significa “En ninguna parte”.

martes, 9 de febrero de 2016

MUTILADOS

Se está desarrollando en todo el mundo y también en España una meritoria campaña para erradicar la mal llamada circuncisión femenina, una práctica que con diferentes grados de ensañamiento persiste en Egipto, donde se practicaba desde la antigüedad, y el África subsahariana, y para la que se dan pretextos religiosos, aunque su verdadero fin siempre ha sido la desexualización de la mujer y su sometimiento al patriarcalismo más absoluto.
No hay nada que decir y poco que explicar al respecto, puesto que el consenso general científico, médico y hasta religioso es que se trata de una costumbre bárbara, absurda y peligrosa, sin beneficio alguno para las mujeres que la sufren, pero ya que hablamos de mutilaciones ¿por qué no incluir la circuncisión masculina en una lista negra de prácticas a eliminar?… Más de uno se quedará sorprendido y pensará que es esta una posición extrema o que se trata de antisemitismo, islamofobia o fetichismo, pero ¿no se dice que se hace por razones médicas? ¿Que es más sano? ¿Que previene el VIH?
La verdad es que los varones que necesitan absolutamente una circuncisión por razones médicas son poquísimos y que los supuestos beneficios para la salud de la operación no se han demostrado en ningún caso, mientras que son cada vez más evidentes los daños causados por el brutal corte y subsiguiente cicatrización en una zona tan sensible: pérdida de sensibilidad, mal control del orgasmo, orgasmo con dolor y otros problemas no son inventos sino realidades.
Hay todavía personas a las que he oído decir que se trata de una práctica “higiénica”, porque el pene se puede mantener más limpio, pero esto no tiene sentido alguno si se mantienen buenas costumbres que pueden enseñarse a los chicos desde niños. Si hubiera que eliminar todas las comisuras, pliegues e irregularidades del cuerpo todo el mundo circularía sin varios trozos.
Hay que decir que en España y en el continente europeo en general la circuncisión nunca fue una práctica sistemática ni extendida a la mayoría, aunque yo creo que se practicó bastante durante los años 50 (me gustaría que alguien investigara este punto), pero especialmente en Estados Unidos y en Canadá la mayoría de los varones fueron sistemáticamente circuncidados a los pocos días de nacer y aún lo siguen siendo desde finales del siglo XIX, hasta el punto de que hay mujeres que se quedan tan sorprendidas cuando ven un pene completo que se creen que se trata de una malformación.
Las razones de semejante práctica son, no hay que decirlo, supersticioso-religiosas. Para judíos y musulmanes se trata de una obligación entendida como sacrificio que vincula a la divinidad, pero en su versión moderna anglosajona proviene de la obsesión antisexual y del horror a la masturbación, vista tras el prisma deformante de la moral victoriana como una práctica que llevaba a la degeneración, la ceguera, la locura y la muerte temprana.
No hay ni que decir que en una sociedad laica el mantenimeinto de estos absurdos va contra los derechos de la persona. La circuncisión de niños no es solo innecesaria y peligrosa, sino un atentado contra la integridad de un ser indefenso, una mutilación y, como tal, debe ser prohibida o desaconsejada, a no ser que haya razones médicas de peso para ella.
Si algún adulto quiere cortarse un trozo de su anatomía es otra cuestión, pero incluso a él debería hacérsele reflexionar informadamente sobre el asunto.

miércoles, 27 de enero de 2016

VIEJO Y ANTIGUO

Todos sabemos que hay significados que se parecen sin ser iguales y las palabras que encabezan este artículo son un ejemplo perfecto. Viejo suele tener connotaciones negativas: lo viejo se tira, se reemplaza, se renueva etc., mientras que lo Antiguo está rodeado de un aura de clasicismo, respetabilidad, belleza y otros conceptos positivos. Esto no quita que ambas palabras, como todas, cambien y se maticen con la percepción subjetiva y su uso en determinados contextos: “mi viejo”, puede ser un término cariñoso para algunos, mientras que “es demasiado antiguo” generalmente indica que la antigüedad puede no ser una cualidad recomendable.
El lenguaje es multiforme y el coloquial está lejos de la exactitud seca de los textos legales, de la simpleza de lo políticamente correcto o de la calculada ambigüedad de algunas declaraciones políticas, pero, sin embargo, casi siempre transmite lo que se quiere con amor, odio, indiferencia, desprecio, etc. De aquí que sea tan inútil insistir en ciertas fórmulas lingüísticas que estropean la gramática en intentos inclusivos, para uso de convencidos que no las necesitan.
Cuando “viejo” se aplica a personas puede hacerse de forma insultante o despectiva, pero la realidad es que los seres humanos envejecen y que sólo en sentido figurado se les puede aplicar el adjetivo “antiguo". Reconocerse en la edad y sus limitaciones es una virtud, un sano ejercicio de realismo contra la depresión que puede causar la huida sistemática del inevitable paso del tiempo. Los eufemismos que embellecen como “tercera edad”, “mayores” no ocultan lo que hay detrás, pero ayudan a no verlo como inevitablemente negativo.
En realidad sólo los simples o los neuróticos ven siempre connotaciones negativas en lo viejo, tanto en cosas como en personas. Paciencia, experiencia, comprensión y ecuanimidad son virtudes pocas veces presentes en los jóvenes, cuya capacidad de disfrutar plenamente de cada momento, de cada cosa y de cada persona es también mucho más reducida.
A veces sorprende aún más la afirmación de que lo viejo y gastado puede ser bello, pero es un hecho que hay muebles, ropa y personas que adquieren flexibilidad, pátina, estilo y una gracia que no tenían cuando estaban nuevos y rígidos. No ver la belleza propia de cualquier edad es una grave limitación de sujetos sin imaginación, posiblemente obsesionados con su propia decadencia. El que no se deja encerrar en angostos límites estéticos tendrá una capacidad casi infinita para apreciarse a sí mismo y a otros, para percibir la belleza no inmediatamente aparente y para ver a los mayores, a los viejos, con la misma aura que si fueran “antiguos”.

sábado, 21 de noviembre de 2015

40 AÑOS DESPUÉS

La historia no se revive, aunque se olvide o se ignore; esto no deja de ser una bella frase para consumo de historiadores aficionados, pero tiene un ribete de verdad: pueden cometerse errores similares en circunstancias parecidas. Nada es igual, pero todo se parece porque la humanidad es siempre la misma con sus virtudes y defectos.
En 1975 yo tenía 31 años, había regresado hacía poco del Extremo Oriente y llegué justo para asistir a la larga agonía, tan interminable como su dictadura, del siniestro personajillo que encarnó durante tanto tiempo lo más negativo de los estereotipos autoflagelantes con que los españoles se denigran a sí mismos. Tanto duró su reinado que muchos creyeron y algunos todavía creen que los clichés eran las fotos reales y siguen cambiando los positivos a negativos en cuanto surge la menor crisis, pero la memoria tiene la función de recordar el pasado, no de teñir el presente de pesar o melancolía, como si la historia fuera insuperable o hubiera que vivir eternamente en ella.
El olvido forzado no funciona, y uno de los numerosos errores de la derecha tradicional española ha sido el de intentar enterrar, junto a los fusilados en las cunetas, su esencial colaboracionismo en el encumbramiento, duración y crímenes del dictador. De este modo ha conseguido que perdure una cierta división guerracivilista en la población, deslegitimar símbolos nacionales y hasta hacer sospechoso un patriotismo normal, dificultado por la mezquindad que ha prodigado y que sería muy útil ahora y en el futuro para contrarrestar los etnicismos esencialistas y retrógrados de los caudillos frustrados de la periferia. Reconocer que el padre o el abuelo se portaron mal o muy mal puede ser doloroso para algunos, pero cuesta poco y hubiera dado buenos réditos.
Igualmente, desde la atalaya de mis 71 años soy muy consciente de que los traumas del pasado no justifican victimismos permanentes ni explican pasividades inaceptable. Individuos y sociedades pasan por épocas buenas y malas en el constante devenir, pero no todo puede explicarse o debe excusarse por la historia, porque ésta no tiene más objetivo o dirección que los que nosotros le demos en un mundo complejo y cambiante. Con la edad crece el escepticismo sobre fórmulas mágicas, taumaturgos y supuestos paraísos, pero también permite ver que aplicando remedios se consiguen resultados, igual que ayuda a identificar el resentimiento y la mala fe que hay tras muchas críticas “objetivas”.
Poetas, literatos y artistas en general cultivan con frecuencia la depresión individual o colectiva porque crea bellas imágenes, figuras del lenguaje y ayuda a criticar efectivamente injusticias o fealdades, pero el arte es un reflejo de la vida, no la vida misma, y caer en una contemplación morbosa de nuestras propias obsesiones tomando metáforas como realidades sólo nos aísla del mundo que nos rodea y nos deja inermes ante peligros ni vistos ni imaginados.
No nos olvidemos del pasado, pero miremos siempre hacia adelante porque ni España ni el mundo se parecen a lo que eran en 1975 y aún menos a lo que fueron en 1936. No nos dejemos embaucar por revisionistas históricos o económicos de varios pelajes que cortan patrones a medida y nos quieren hacer mirar por anteojos con filtros hacia el pasado o el futuro, el centro o la periferia. Somos bastante mayores para analizar lo que nos rodea y decidir qué hacer. Los muertos están en pinturas, fotos y tumbas, no son ni siquiera los fantasmas en los que creen los simples.

jueves, 5 de noviembre de 2015

LA "LEY NATURAL" NO ES NATURAL

¿Es natural la castidad? Es decir, la completa abstención de todo sexo. Algunas personas educadas en la represión de los instintos podrían decir que sí, pero estarían diciendo algo que no saben, porque hay personas asexuales que pueden prescindir de toda manifestación sexual, pero son tan minoritarias que hasta se duda de su existencia, mientras que la mayoría de la población tiene más bien dificultades para controlar sus impulsos sexuales.
Cuando se habla de castidad en el sentido religioso de la palabra, de lo que se habla realmente es de hipocresía; castidad significa no estar casado, amancebado o tener relaciones sexuales que se vean, pero nadie sabe si el sujeto se masturba, se obsesiona, se calienta o imagina todo lo que está prohibido.
Las sectas cristianas han deificado una “ley natural” teórica, aristotélica y tomista que no es más que una abstracción racionalizadora de una visión del mundo precientífica, idealizada y, finalmente, profundamente inhumana, porque juzga a priori que todo deseo es malo, que hay inclinaciones imperfectas y que la moral consiste en reprimirse, en negarse y en culpabilizarse.
La “ley natural” no es más que un constructo escasamente racional por precientífico, uno de los elementos que sostienen el dogma vaticanista o evangélico, pero que no tiene nada que ver con la ciencia y la investigación biológica modernas. La “ley natural” no es natural, no tiene nada que ver con los instintos y pulsiones de los humanos.
¿Por qué es mejor ser casto? Eso significaría que amar a otra persona, con las correspondientes relaciones físicas es malo, pero ¿por qué es malo? ¿por qué no se puede amar a alguien del propio sexo, por ejemplo? Las razones en contra ni son racionales ni resisten el mínimo análisis científico o ético no dogmático.
Más aún, ¿es posible ser casto? de la forma total que dicen algunas creencias que aborrecen cualquier manifestación física. Me permito dudarlo. A ciertas edades las hormonas son poderosas y a todas las edades la imaginación todo lo puede. Que se vea o no puede engañar a los legos, pero no se puede pedir a la mayoría de hombres y mujeres normalmente constituidos que renieguen de un instinto que, como el comer o el dormir, forma parte integral de la naturaleza humana y que, como tal, ni es vergonzoso, ni inferior, ni negativo, porque es el instrumento principal para relacionarse de forma profunda con otros seres.
Los recientes escándalos sexuales que afectan al Vaticano demuestran una vez más que la demonización del sexo conlleva pesadas cargas en forma de represión, hipocresía y desobediencia, porque ¿qué humano normalmente constituido puede renunciar a todo placer físico, amor, afecto y amistad? Sólo personalidades patológicas pueden renunciar a contactos y cercanías necesarios para todo ser sensible.
La idea de que la castidad es algo superior está unida a la magia y a teorías precientíficas que pretendían separar alma y cuerpo, espíritu y materia, pesado de ligero, limitado e ilimitado…. es decir, a una visión del mundo que se remonta a la edad del bronce.
La irrealidad y la hipocresía de las prohibiciones que aún permanecen son los pretextos ideales para depredadores sexuales que, como el cura Maciel o el cura Andreo, se aprovechan de menores simples y fanatizados para hacer esclavos sexuales de chicos a los que, paradójicamente, se ha prohibido todo sexo.
Mientras estas creencias dogmáticas no reconozcan que el sexo es natural, bueno y multiforme sólo servirán para entontecer, culpabilizar y confundir…. ¿Pero qué se puede esperar de fes irracionales transformadas en estructuras de poder?