domingo, 29 de julio de 2007

No es necesario ser queridos


Algunos de mis amigos se desaniman a menudo porque, al tiempo que aumentan globalmente los derechos de los gays, parecen crecer las agresiones, el fanatismo y las reacciones en contra. "Nos toleran de mala gana, pero no nos quieren", dicen.

Creo francamente que no nos debe importar si nos quieren o no. Mucha gente tiene aún arraigados prejuicios contra los africanos, otros odian a los musulmanes y hay quien teme a los rusos o a los chinos. Todos podemos descubrir en nuestro interior, aunque hagamos muchos esfuerzos por evitarlos, restos de desconfianza o disgusto al enfrentarnos a determinados individuos o situaciones que nos desagradan. Sin embargo, la mayoría de la gente, incluyendo no pocos racistas, ponemos mucha atención en actuar de forma que no se note lo que realmente sentimos o pensamos. En algún caso puede que se tema a las leyes, pero en la mayor parte de las ocasiones se actúa bien hipócritamente porque en los países occidentales modernos es socialmente inaceptable hacerlo de otro modo.

No hay que buscar el aprecio sino luchar por derechos y porque éstos sean reconocidos"Obrar como si" equivale a "obrar como". Por eso es tan importante airear verdades científicas y discusiones serias sobre orientación sexual, la básica igualdad de la raza humana o la certeza probada de la evolución de las especies, al tiempo que se continúa la lucha por el mantenimiento de la separación entre iglesias y estado, por los derechos humanos y civiles y por las demás libertades que se garantizan en los estados democráticos. Toda minoría tiene que ser consciente de que necesita organización, aliados y objetivos para ser reconocida como tal y estar en igualdad de condiciones con el común de los ciudadanos.

Sólo los fanáticos niegan hoy que el sexo, la raza o la orientación sexual son simplemente características individuales que no justifican persecución o discriminación. La difusión de esta idea en la sociedad y las leyes que de ella se derivan son lo que importa. Puede que el hábito y el roce hagan que más gente nos mire con cariño o indiferencia, pero esto no es ni urgente ni totalmente necesario.

Recordemos que la violencia y el fanatismo han existido siempre. Hoy se denuncian más casos de agresión o discriminación, pero es evidente que ambos pueden estar aumentando por una razón muy simple: los gays hoy día son visibles y mucha gente sabe de ellos. Hasta no hace tanto mucha gente podía creer que los homosexuales eran sólo unas pocas "locas". El descubrimiento de que son bastantes más de los que ellos pensaban y que, además, no se diferencian nada de los "normales" puede producir un pánico irracional en gentes igualmente irracionales. Una de las acusaciones que más se utilizó en la antigüedad contra los judíos era que "no se diferenciaban en apariencia de los demás", con la idea de que una minoría despreciada de "infieles" debería haber tenido alguna marca divina que mostrara su intrínseca maldad. De aquí las frecuentes leyes que los obligaban a llevar ropas o signos distintivos y que tan bien copiaron los infames verdugos nazis modernos.

Siempre deberemos luchar para que no nos marquen