jueves, 28 de agosto de 2014

LA TIRANÍA DE LO CORRECTO

Me ha impresionado estos días una noticia que no parece haber tenido demasiado eco en España, absorbida como siempre en dos o tres temas de intenso interés separatista provinciano o en defender el artículo de fe de que es el peor país del mundo con el peor gobierno posible. Se trata del descubrimiento en el Reino Unido de una red de abusos infantiles de larga intensidad y duración perpetrados por individuos de origen paquistaní. Las autoridades conocían en muchos casos el problema, pero se hicieron de rogar, retrasaron su actuación e hicieron la vista gorda... ¡por miedo a ser considerados racistas o anti-islámicos!

Que el racismo existe, que es una lacra y que debe ser denunciado no es algo que se pueda dudar entre individuos que se consideran progresistas, pero de la misma forma que hay personas muy retrógradas que repiten cualquier simpleza aprendida para justificar racismo, homofobia o misoginia, hay otros en el extremo contrario que por odio, ignorancia o pocas luces caen en algo similar y se niegan a ver lo que tienen delante. Es todavía peor cuando no se actúa o se critica por miedo a quedar mal, o a ser malinterpretado.

La realidad es compleja, va del blanco al negro a través de una sucesión de grises, pero la política está obligada a simplificar para reducir un poco la complejidad y garantizar que en algún momento gobiernos, instituciones e individuos actúan y no quedan inutilizados por la parálisis; de aquí que haya partidos y organizaciones que reúnen tendencias afines, aunque ninguno pueda coincidir exactamente con lo que muchos de sus miembros desearían.

El problema surge cuando por sectarismo o por el miedo a opiniones sectarias se traicionan los principios mismos que se dicen compartir. ¡Qué duda cabe de que en el Reino Unido hay una poderosa y peligrosa corriente de opinión que reacciona con odio al Islam y a la inmigración en general! Pero pensar que por eso hay que dudar antes de llevar a la justicia a abusadores de niños es equivalente a creer que no puede haber homosexuales asesinos, transexuales ladrones o inmigrantes sinvergüenzas.

El mal es un producto humano y como tal se da en todas partes, puede estar entre nuestros partidarios igual que entre nuestros adversarios justamente porque se trata de seres humanos imperfectos, ni nuestros amigos son siempre ángeles ni entre nuestros oponentes faltan las personas decentes.

Hay gente que piensa que "lo correcto" es actuar siempre de una determinada manera, usar un determinado lenguaje y decir lo que se debe de acuerdo con el catecismo aprobado por nuestra iglesia religiosa o laica, pero lo moral es disentir cuando la ética o el sentido común fallan... y actuar en consecuencia sin miedo a lo que otros puedan pensar. Si no se hace así pasa lo que en el Reino Unido, que muchos inocentes sufren injustamente. 

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