martes, 22 de octubre de 2013

MEZQUINAS CRUELDADES

No sé si la Iglesia Católica cambiará alguna vez, pero de momento no es el caso, a pesar de las palabras menos agresivas que vienen de Roma. Basta seguir un poco las reacciones de prelados y jerarcas varios para darse cuenta de que todo sigue igual, es decir, la idea de que se posee una superioridad moral que de alguna manera les empuja a imponer a todos, creyentes o no, sus particulares normas, a menudo bien alejadas de  una ética racional y humanista y productoras de enorme sufrimiento.

En un colegio concertado de Málaga se obliga a una niña transexual a ser "niño" contra su voluntad, con los correspondientes problemas y traumas. Hay que preguntarse el porqué sus padres se empeñan en llevarla a un colegio de esta clase, pero la mezquindad de los administradores del centro supone abuso infantil.

La jerarquía católica de Chile presiona al gobierno de ese país para que NO firme la convención iberoamericana de derechos humanos, puesto que entre ellos se cuenta el de no ser discriminado por orientación sexual. Una prueba más de que los derechos humanos se posponen a un dogmatismo particular que no ve mal discriminar y perseguir "sodomitas".

La asociación "Hazte Oír", de clara adscripción católico-integrista-fascista, recoge firmas para que se impida a los adolescentes procurarse preservativos. El pretexto es que "se hurta a los padres la autoridad y la educación de sus hijos", es decir, que es mejor que los jóvenes que no sigan las rígidas normas morales de estos fanáticos se contagien, enfermen y contagien a otros.... ¡Así aprenderán!

Sorprende la innegable maldad de estas iniciativas tan "morales", así como la extraordinaria mezquindad y el odio que destilan.

jueves, 17 de octubre de 2013

PREJUICIOS Y ESTUDIOS

Todos los que han leído mis posts saben que procuro huir de creencias u opiniones absurdas y sin fundamento y que tengo gran aprecio por lo demostrable y demostrado, es decir, por la ciencia, que tantas vidas salva y tan fácil nos hace la vida. Algunos se recrean en los aspectos negativos de la misma, pero el conocimiento nunca es culpable por sí mismo de las tonterías o crueldades que los irracionales humanos puedan hacer con él, mientras que la ignorancia nunca ha producido nada bueno ni solucionado problema alguno.

Viene esto a cuento de lo que he leído en "Le Monde", tal vez el mejor diario francés, pero que deja colarse cosas tan incoherentes como otros periódicos de calidad en otros países. El diario publicaba la noticia de que el último estudio, encargado por la UE al respecto, vuelve a demostrar que las ondas de la telefonía móvil no parecen tener incidencia alguna en la salud humana. Esta conclusión resulta ya cansina, puesto que todas las investigaciones al respecto concuerdan en que la posible influencia de las ondas es tan pequeña que no merece la pena que se considere. Sin embargo, tras la noticia se incluía un largo comentario del periodista en el que se describía con todo detalle "cómo evitar en lo posible todas estas radiaciones... por si acaso son dañinas," con una pila de reglas y recomendaciones para asustar al más escéptico.

Esta actitud, que mantiene el prejuicio al tiempo que parece aceptar las conclusiones del estudio, es mucho más corriente de lo que parece entre personas que parecen recrearse en mitos y se resisten a renunciar a prejuicios largamente mantenidos. La desconfianza en las grandes empresas (de comunicación en este caso) y el gusto por los misterios y conspiraciones, se juntan al auténtico desconocimiento del problema para sostener opiniones alarmistas o claramente sin fundamento.

Entre las recomendaciones del periodista estaban que "no se debía dormir con el teléfono móvil bajo la almohada" ni "hablar más de cuarenta minutos seguidos", pero esto me indica que las personas que así actúan corren serios peligros de muerte por estupidez, adicción y vacío mental, no por las ondas. 


martes, 15 de octubre de 2013

FANATISMO A LA INVERSA

"Se crían pequeños terroristas, cuando desde la primera infancia se adoctrina (a los niños) se los asusta, se los degrada, se los intimida, se los premia, se los tienta, se les miente, se los castiga, se los amenaza y se los alaba (para reforzar lo que se enseña), hasta que sus inmaduras mentes y emociones ya no les pertenecen, sino que se les implanta una nueva identidad muy diferente de aquella con la que nacieron."

¿A qué se refieren estas palabras?... Cuando las he leído por primera vez me parecía revivir la educación (si así puede llamarse) que recibí en el colegio religioso al que me tocó asistir durante doce largos años, y del que salí con un trauma que me costó bastante tiempo superar. Ni yo ni mis compañeros nos hicimos terroristas, pero algunos sí acabaron de fanáticos intolerantes y así han seguido toda la vida. Yo y bastantes más, afortunadamente, desarrollamos espíritu crítico y rechazamos dogmas, supersticiones y condicionamientos, pero no fue fácil.

Lo sorprendente es que esto lo dice David Kupelian, director del World Net Daily (Diario Mundial en la Red) un bien conocido órgano de la ultraderecha religiosa norteamericana que no dirá mucho a los lectores en español, pero que influye bastante en las opiniones de los convencidos, y que no se refieren a la habitual educación cristiana sino ¡cómo no! a la que se propugna desde posiciones progresistas, que él identifica como inspirada por el "lobby LGTB", al que supone un poder, una organización y una influencia que está muy lejos de tener.

Defenderse atacando, presentarse como víctima cuando se es perseguidor y pintar al oponente como un lobo feroz, aunque se trate de un perro faldero es una técnica propagandística conocida, pero me sigue sorprendiendo la magnitud del odio y la enorme capacidad de exageración y de mentira de estos individuos a los que tanto se les llena la boca de "principios" y "moralidad", pero este es un ejemplo más de que con fanáticos no hay razonamiento posible y de que una educación laica, racional y lejos de todo fanatismo sigue siendo una prioridad absoluta... que no defienden ni la ley Wert ni tendencias similares.

miércoles, 9 de octubre de 2013

OTROS JUEGOS

No creo que Madrid se presente de nuevo a corto plazo a ser sede de Juegos Olímpicos, porque después de ver cómo se las gasta el COI más vale no aspirar a imposibles. Cualquier país tiránico y corrupto tiene más posibilidades con los señores del deporte, como se ha visto en el caso de Sochi y con Qatar, donde la FIFA no ve nada malo en organizar un campeonato mundial de fútbol en un ambiente absolutamente homófobo y en instalaciones construidas por esclavos. Una vez que la globalización también afecta a eventos que antes no salían de un marco limitado, las posibilidades de sobornos, manipulaciones y cruce de intereses son infinitas y en este irrespirable medio ninguna ciudad española será nunca considerada en serio.

Pero hay otros juegos: París acaba de ser elegida sede para la celebración de los Gay Games, un evento que se consolida más y más, que atrae a muchas personas y que, por fuerza, no puede celebrarse en una gran parte del mundo. Resulta bastante significativo que la capital de Francia, que tiene también muchas posibilidades de alzarse con la celebración de los Juegos Olímpicos del 2024, no haya despreciado ser sede de los Gay Games en 2018, mientras que a los capitostes españoles del deporte, obnubilados por la heterosexualidad, no se les ha ocurrido concursar para la ocasión y, seguramente, no se les ocurra tampoco hacerlo para el 2022. Los Gay Games son mucho más fáciles de obtener, los gastos infinitamente menores, pero el marketing que con ellos se podría hacer es considerable.

Supongo que a los mentados capitostes, a la pacata y devota alcaldesa de Madrid y a la jerarquía eclesiástica que en todo se mete, la idea de celebrar estos juegos en la capital les parecerá horrible, pero ellos se lo pierden, se lo han perdido ya para 2018, cuando había posibilidades reales de alcanzarlo.... y nos lo hacen perder a todos.

domingo, 6 de octubre de 2013

MACHISMO IRREFLEXIVO

El señor Guido Barilla seguramente no es homófobo, al menos no completamente, es decir, que no piensa en atacar a las personas LGTB directamente, aunque con toda seguridad ni le gustan, ni entiende lo que significan. Tampoco es tonto, al menos tal y como se define la tontería absoluta, puesto que ha estudiado bastante, sabe idiomas y dirige una empresa con solvencia económica. Sin embargo, el señor Guido Barilla demuestra dos cosas: que hay diversas clases de inteligencia y que todas ellas pueden verse afectadas por prejuicios irracionales derivados de un ambiente pacato, pazguato y estrecho.

No se entiende como este señor, directivo de una de las empresas alimentarias más poderosas de Italia, va a la radio a decir que "no piensa hacer anuncios con homosexuales, porque el cree en la familia tradicional y ..." toda una serie de tópicos relativos a la mujer, el ama de casa maruja, la "mamma" italiana y otra serie de estereotipos similares. La mayor parte de la industria NO hace anuncios con homosexuales, simplemente no presumen de ello, porque a fin de cuentas las personas LGTB son una minoría, pero tampoco alardean de no hacerlos, porque aunque no tiene el poder que se dice, la verdad es que hoy día sí hay una minoría articulada, organizada, con conciencia de serlo y que defiende derechos duramente ganados. Hacerse notar y ofender despreciando es torpe y mala política para un individuo o para una empresa, especialmente si mercados muy importantes, como el de Estados Unidos, por ejemplo, pueden verse afectados, y el Sr. Barilla simplemente metió la pata hasta el fondo al decir lo que realmente pensaba.

Que el Sr. Barilla sea italiano no es una casualidad, puesto que Italia va a la zaga en cuanto a derechos LGTB se refiere y, entre los estados de Europa Occidental, es el único que aún no tiene legislación respetuosa al respecto, catolicismo tradicional, Vaticano y machismo mediterráneo se unen para mantener un ambiente particularmente poco propicio a cualquier clase de desvío de la heteronormatividad.

El Sr. Barilla ha recogido velas rápidamente al darse cuenta de la borrasca levantada por sus palabras, y puede que hasta haya pensado que ha hecho algo mal, pero él, y muchos como él, son una prueba del egocentrismo, la falta de imaginación y la cerrazón de tantas personas que ni siquiera imaginan que otra realidad o realidades son posibles, porque viven inmersas en una "normalidad" de la que participan plenamente, sin querer ver o comprender más allá. A Don Guido le gustan las mujeres, no le entra en la cabeza que a un varón le suceda lo contrario y, además, piensa que todas las mujeres son como era su bendita, santa y casera madre, de modo que cuando habla sus palabras traducen exactamente sus pensamientos.

El Sr. Barilla es un ejemplo vivo del porqué hace falta una educación de y en la diversidad, del porqué los reaccionarios no la quieren y de la importancia de las leyes progresistas para normalizar lo que se ve como extraño.