lunes, 21 de julio de 2014

CONSPIRANOIAS

La realidad es aburrida, monótona, conocida... y difícil de explicar ¿por qué vivimos? ¿Para qué? ¿Por qué estoy enfermo? ¿Por qué no tengo dinero, éxito, belleza....? Es injusto que no todos podamos ser como Brad Pitt y Angelina Jolie, es desagradable tener que envejecer  y ¡Oh! ¡No somos inmortales! como todos hemos creído alrededor de los 14 años. Sesudos filósofos, físicos, geólogos, biólogos, astrónomos e historiadores vienen discurriendo, estudiando, aprendiendo y relacionando datos sobre el universo, la Tierra y la humanidad desde hace milenios y publicando libros, teorías y hallazgos que han enriquecido la civilización, ayudado a curar múltiples enfermedades, alargado la vida media y explicado muchísimas cosas antes consideradas misterios, regalos o castigos de divinidades caprichosas.

Pero para algunos esto es también aburrido, monótono y no lo bastante emocionante, es mucho más romántico dar crédito a la idea de que la existencia entera es una gran conspiración, un plan maquiavélico alentado por "ellos" contra "nosotros", en los que "ellos" no siempre está claro quienes son, aunque los creyentes saben que "están ahí", urdiendo conjuras, creando enfermedades malignas, causando crisis económicas y llevando a la humanidad o a algunos sufrientes individuos especialmente escogidos al desastre, la esclavitud o el ridículo.

El SIDA como creación de secretos laboratorios norteamericanos, el aterrizaje en la luna como gran estafa escenificada falsamente, las vacunas como peligrosas mentiras inventadas por una malvada industria farmacéutica y otras lindezas semejantes son majaderías sin fundamento alguno antes difundidas por almas cándidas y revistillas marginales y hoy por las redes sociales, mientras que toda una serie de "terapias" alternativas (es decir, acientíficas) que prometen prevenir o curar el cáncer y cualquier otra enfermedad, hacer perder 20 Kgs. en un mes sin pasar hambre ni marcharse al otro barrio, permanecer eternamente joven y cambiar de feo a bello en un santiamén, son propagandeadas con eslóganes manidos, el más frecuente de los cuales es que las compañías farmacéuticas o el estamento médico o los misteriosos "ellos" "no quieren que se sepa" porque se les terminarían sus ganacias, privilegios, poder, etc.

El verdadero misterio para mí es cómo puede haber tantas personas, que a veces se comportan racionalmente en otros aspectos, que siguen creyendo a pie juntillas en cualquier superstición sin darle este nombre y prefieren mantener su fe contra viento y marea, incluso cuando demuestra no aportar beneficio alguno. La paranoia es una explicación, pero también los complejos de inferioridad frente a los sabios de su materia que causan rebeliones estilo infantil y el resentimiento de muchos, que prefieren ningunear lo que odian, aunque esto vaya contra sus propios intereses.

Se me olvidaba decir que estas actitudes también se extienden a la política y que hay muchas personas que prefieren seguir a líderes, movimientos o tendencias sin más análisis que el impulso visceral, y que descalifican todo lo que se les oponga, aunque se aduzcan poderosas razones diferentes de los dogmas en los que han decidido creer... por razones enteramente propias, por encima de todo y contra todo.

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