sábado, 4 de octubre de 2014

SOCIEDAD, PROGRESO Y LEYES

Los progresos experimentados en la última década en cuanto a derechos civiles individuales en occidente son significativos y todos juntos constituyen una verdadera revolución social, aunque mejor cabría decir que reflejan los cambios de las sociedades postindustriales maduras. En post anteriores he incidido en el hecho de que no es posible imponer leyes que una sociedad no acepta mayoritariamente (como se ha podido comprobar en España con el intento de revertir la ley del aborto) porque si se desobedecen masivamente son contraproducentes, pero no pensemos que esto se aplica sólo a ideologías retrógradas; introducir legislación avanzada en sociedades no receptivas suele ser igualmente inútil y peligroso socialmente.

Aparecen como una contradicción los retrocesos experimentados en derechos sociales en las mismas sociedades: escasez e inestabilidad de puestos de trabajo, desigualdad creciente de ingresos, carestía de la vivienda, solidaridad decreciente, etc, pero en realidad son un resultado de los mismos factores. Globalización, incidencia de ciencia y tecnología, nuevas potencias económicas, crisis demográfica etc hacen insostenible un modelo socialdemócrata occidental que entró en crisis hace mucho tiempo. Un desafío para el futuro es estudiar como se puede dar origen a otro modelo solidario más sostenible en el difícil entorno presente y futuro, pero la contradicción en cuanto a derechos es sólo aparente, porque en cierto modo la mayor libertad individual es también una consecuencia de la individuación y el aflojamiento de vínculos sociales y de la aparición de identidades personales múltiples y fluctuantes, imposibles en las rígidas categorías anteriores.

Estado, familia, matrimonio y filiación han cambiado: en algunos casos se han debilitado y en otros han transformado su sentido, lo que es interpretado desde posiciones conservadoras y fijistas como decadencia o desastre, pero esto supone no apreciar que estos conceptos son cambiantes como todo en la historia y que se han transformado ya muchas veces.

También en cierto modo la frustración en cuanto a derechos sociales se compensa parcialmente con la expansión de los individuales, aunque esto suponga inseguridad y una variabilidad aún mayores, pero la vida es así de complicada, contradictoria, confusa y finalmente creativa.... si podemos ser lo que queremos, también lo tenemos que inventar, crear y hacer posible, y en esto consiste la maravilla del espíritu humano cuando puede ser libre.

Nunca hay un fin porque el camino es un fin en sí mismo.

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