viernes, 27 de julio de 2012

ESPAÑA, RELIGIÓN Y HOMOSEXUALIDAD

La imagen estereotípica que existe de España en el exterior sigue bastante unida a los toros, la sangría, las playas y el catolicismo. Si se pregunta a un europeo medio, es decir, no muy bien informado, este responderá que España es un país muy católico, definición que curiosamente complace a la miope caverna española, tanto a la realmente fanática como a la oportunista. En la mente de los nórdicos, sin embargo, tal cosa evoca negras imágenes de la Inquisición, corroboradas por las horribles y modernas de las espantosas celebraciones de Semana Santa con sus encapuchados, sus penitentes arrastrando cadenas y sus llorosas y enjoyadas vírgenes kitsch. Estas cosas tal vez atraigan turistas, pero siguen enfangando y deformando la imagen de un país que en realidad es muy poco religioso.

Se suele entender por religión todo este folclore de dudoso gusto, pero debajo del oropel la realidad es otra, como saben muy bien los que se preocupan de verdad por asuntos espirituales. En primer lugar se suele malinterpretar por religión exclusivamente la católica, con el entusiasta aplauso de la caverna, pero esto solo indica de donde proviene la raíz del mal, puesto que el monopolio secular de esta secta particular, agravado anacrónicamente por los 40 años de nacional-catolicismo-fascismo, ha creado un curioso fenómeno: en España se es católico (religioso genérico) o se pasa directamente a ser agnóstico, ateo o ferozmente antirreligioso, no simplemente anticlerical.

Esta idea ignora (o desprecia) la existencia de minorías evangélicas, islámicas y budistas, porque todas juntas no suman tantos individuos, los islámicos son en su mayoría de origen foráneo (muchos cavernícolas ni siquiera los considerarían españoles) y la presencia pública de los no católicos es insignificante en símbolos, fiestas, juras y cualquier otro aspecto social. La jerarquía eclesiástica supongo que prefiere esta halagüeña apariencia a la realidad, puesto que la frecuentación de la iglesia entre católicos es mínima, por no hablar del seguimiento de su moral sexual (no hay más que ver la tasa de nacimientos o de matrimonios píos) y casi de cualquier otro punto.

La auténtica cruzada que la iglesia católica lleva ahora contra los derechos de homosexuales y mujeres es una indicación más de una actitud que prefiere insistir en la ortodoxia más rancia antes que intentar acercarse mínimamente a los problemas reales. La condena sin paliativos de una condición innata o de la capacidad de decisión de mujeres maduras excluye de hecho a cientos de miles de individuos de unos templos y comunidades en los que son sistemáticamente humillados, insultados o identificados con el mal. No todos estos individuos son agnósticos, ateos o antirreligiosos, muchos incluso aceptan la humillación o se comportan con completa incoherencia defendiendo a sus verdugos, pero la mayoría simplemente se aleja, muchos con el odio que se siente por un torturador.

Es una lástima que la mayoría de los así maltratados esté imposibilitada para comprender que religión no es desde luego sinónimo de catolicismo, porque la educación directa e indirecta recibida así se lo hace creer, pero otras clases de espiritualidad son posibles y no todas ellas inciden en la condena, solo hay que buscarlas, una labor no fácil en un país en el que la iglesia católica ha hecho lo indecible para que la religión se confunda con la práctica de ritos arcaicos y la moral con la obediencia a fórmulas a veces muy alejadas de la ética.

lunes, 23 de julio de 2012

MUTILACIONES

Hay quien se tatúa, se atraviesa y se deforma el cuerpo pensando que esto es bello o buscando la pertenencia a algún grupo, banda, mara o similar, yo lo encuentro horrible, pero no es criticable si le gusta al sujeto. Muy diferente es el caso de las pobres mujeres subsaharianas a las que se mutila genitalmente para convertirlas en eunucos sometidas a machos llenos de prejuicios; las leyes de todos los países europeos prohiben y penalizan semejantes prácticas por atentatorias contra la integridad física de personas que no pueden asentir ni defenderse a la edad en que se les hace.

Es curioso, sin embargo, que se vea con toda naturalidad la circuncisión masculina como algo que puede hacerse sin discusión por razones religiosas o por supuestas razones médicas bastante poco convincentes. Judíos y musulmanes obligan tradicionalmente a los varones a circuncidarse a los ocho días o a los ocho años del nacimiento, edades a las que el chico no puede aún saber si quiere o no quiere que le operen en parte tan sensible. En los países anglosajones se puso de moda a fines del XIX circuncidar a todos los muchachos en cuanto nacían sin pedir opinión, supuestamente por "higiene", aunque en realidad era también por razones religiosas, puesto que varios fanáticos, entre los que se contaba el famoso Dr. Kelloggs, inventor de los copos para el desayuno, estaban convencidos de que la masturbación era el peor de los males y la circuncisión la hacía más difícil o imposible, si se hubieran seguido los consejos del orate de los copos, que aconsejaba poner una grapa metálica entre glande y resto del prepucio para que produjera dolor al mínimo intento.

Un tribunal de la ciudad Alemana de Colonia sentenció hace poco que la circuncisión era una mutilación y que como tal no debía practicarse a menores incapaces de consentir. No hay ni que decir que se ha levantado tal polvareda entre judíos y musulmanes que el Bundestag está contemplando la posibilidad de hacer una ley que permita expresamente la operación a menores por razones religiosas, pero ¿qué es primero, la libertad religiosa general o los derechos individuales de menores que no pueden decidir? Volvemos aquí a esa peculiar aberración que consiste en pensar que los padres tienen todos los derechos sobre los hijos, incluyendo el de mutilarlos.

Para mí no hay duda de que si no existen razones médicas de peso, es decir, malformaciones graves que impiden cualquier clase de funcionalidad normal, la circuncisión no se debe practicar, puesto que los supuestos beneficios que se predican de ella o son falsos o son muy marginales, mientras que está claramente demostrado que disminuye considerablemente la sensibilidad.


Es de esperar que en el futuro haya más personas y sociedades conscientes de que no es algo que se deba infligir a menores por razón alguna, puesto que no es algo ni querido ni reversible. Tal vez también se den cuenta entonces de que maltratar niños con educaciones dogmáticas puede ser incluso más deformante que cortarles un trozo... pero para esto tendrá que correr mucha agua.

jueves, 19 de julio de 2012

MORAL CONTRA ÉTICA

En muchos de mis posts he repetido la idea de que hay personas que creen ser muy morales por cumplir  formulariamente con normas que les dictan desde afuera, pero que son con frecuencia poco éticas o simplemente inmorales, porque con sus actos dañan a otros directa o indirectamente. ¿Es moral recomendar a alguien que participe en una terapia reparativa de la homosexualidad? ¡Claro que sí! diría más de un bien conocido prelado, o algún miembro de iglesia fundamentalista, porque según ellos la homosexualidad es inmoral, simplemente porque así interpretan unas antiguas escrituras, pero ninguno se plantea que calificar a un ser humano de "inmoral" por seguir tendencias innatas es lo mismo que decirle "maldito" por el simple hecho de ser quien es, solo por haber nacido.

No me vale la burda distinción que hacen entre la tendencia innata "desordenada" y la práctica de dicha tendencia, porque ellos son los primeros que saben que una persona no puede simplemente ignorar sus instintos, igual que a menudo reconocen que la naturaleza original es incambiable y que a lo más que se puede llegar es a la "no práctica", que supone también negar toda vida afectiva, crueldad gratuita que están dispuestos a infligir a las víctimas que por miedo y condicionamiento se someten a semejantes dictados.

¿Qué decir de los que han recomendado y recomiendan a homosexuales casarse con persona del sexo opuesto para "curarse" o adaptarse a la "normalidad"? En vez de una víctima crean varias: cónyuge y posibles hijos que tienen que sufrir las consecuencias de la frustración, la infelicidad o el abandono que tarde o temprano se producen.

Esto viene a cuento porque he visto con retraso una noticia publicada en Abc electrónico del 6 de junio, que se hacía eco de otra publicada en el Corriere della Sera italiano sobre una asociación de médicos católicos alemanes que dice poder "curar" la homosexualidad, aunque se apresuran a decir que no es una enfermedad, ¡mediante la homeopatía y oraciones!!!! No sé qué clase de médico puede afirmar una cosa así y el conservador Corriere encontraba la noticia bastante chusca, cosa que no hacía el ultraconservador Abc, que la reproducía sin comentarios, aunque llevara "curar" entre comillas. Jerarcas católicos y organizaciones integristas como la norteamericana "Desert Stream" siguen insistiendo en imposibles curas, como un seminario propuesto para estos días en Francia por la módica cantidad de €410, en el que se roba y tortura a crédulos y acomplejados sin ningún resultado práctico posible. ¿Es esto moral?

lunes, 16 de julio de 2012

CONFUSIONISMO


Todas las crisis muy graves, como la que se vive en estos momentos en Europa, tienen entre otros efectos negativos la de inducir a la confusión: se dicen muchas tonterías, se adoptan medidas sin orden ni concierto, se gasta energía en grandes polémicas inútiles, se buscan soluciones simplistas y el ruido aumenta en proporción inversa a la razón. Nadie duda de que los problemas son serios, por eso hay que meditarlos más y gritar menos, sin buscar fáciles culpables, puesto que casi todos los españoles y europeos han aportado algo a la situación actual, aunque haya desde luego unos más responsables que otros.


En España el PP está recogiendo las tormentas que sembró con su irresponsabilidad, su juego de acoso, derribo y división y su simplificación de los temas más complejos; no puede sorprenderse ahora de que le critiquen por hacer lo que en su día criticó y por ser incapaz de solucionar problemas que exceden en mucho su capacidad de solución, además de que no sabe ni siquiera explicarlos de modo convincente. pero la derecha española se caracteriza por el odio al adversario y el desprecio al que cree inferior (¡que se jodan!), lo que le impide colaborar cuando hace falta y no le permite medir la verdadera fuerza del contendiente. El gran triunfo electoral de hace unos meses es bastante difícil que se repita, pero es ya una victoria pírrica a la vista de la contestación social presente y de la que se avecina.

Por otra parte las protestas e indignación de los afectados, muy comprensibles en sí mismas, carecen del más elemental análisis en la calentura de la indignación. Caben pocas dudas de que los ajustes actuales castigan desproporcionadamente a los más débiles, pero no todas las protestas están igual de justificadas, porque la actual recesión está destapando debilidades estructurales en la educación, el sistema productivo y la financiación del estado que son bien conocidas hace tiempo, pero que se ha hecho poco por corregir, en parte por la oposición de los mismos que ahora protestan.

Cierto que el estado de bienestar debe ser defendido y que no se puede ni se debe volver a una sociedad de ricos y pobres, aliviada por "damas de la caridad" o cualquier otra solución de las que añoran las personas más reaccionarias, pero defenderlo en abstracto sin saber cómo financiarlo en concreto, que límites debe tener y a quién debe beneficiar más es un ejercicio vano. Como decía hace poco nuestro inmitable Forges en un artículo, España es un país bastante mediocre en casi todos los campos, con exclusión del fútbol, no es el peor país del mundo, como algunos se empeñan en repetir, pero está lejos de la 1ª división y me temo que para acercarse a ella hay que hacer muchos cambios, algunos poco del agrado de considerables segmentos de la población.

Nunca me opondría a los que ahora protestan porque uno a uno tienen seguramente bastante razón, pero algunas de las causas que defienden no lo merecen y el ruido excita a los manifestantes y pone nerviosos a los gobernantes, pero es dudoso que sirva para algo a partir de un límite de decibelios. Mucho me temo que nos instalemos en la protesta y que todos acabemos acostumbrándonos a ella, pero si no se aportan soluciones reales, empezando por los que gobiernan, difícilmente se avanzará hacia soluciones auténticas.

domingo, 15 de julio de 2012

LA MALDAD DEL ARMARIO

Uno de los objetivos de los reaccionarios, especialmente de los que se inspiran y amparan en supersticiones/religiones, es el de devolver la homosexualidad a la invisibilidad. Tratan de presentar una visión teórica de la sociedad en la que todos son héterosexuales, monógamos, padres y madres de familia y con género acorde a su sexo biológico. Todo lo que no se ajuste a este patrón debe ser considerado "anormal", "patológico" o ser simplemente silenciado, ignorado y, por supuesto, despreciado. Esta ideología es la que alienta las descalificaciones de los desfiles del orgullo, los insultos públicos a transexuales y la oposición a cualquier clase de igualdad o protección legal de minorías sexuales o de cualquier otra clase.

No cabe duda de que que estas actitudes son ideológicas, de que estas ideologías provienen de dogmatismos religiosos y de que estos dogmatismos inspiran y se alían con ideologías políticas reaccionarias próximas al fascismo sociológico o al fascismo puro. Los intentos de diálogo con personas mantenedoras de semejantes posturas son inútiles, porque la intolerancia no es conducente a ninguna clase de entendimiento, lo que no quiere decir que los intolerantes sean tontos o estén confusos sino que tienen unas metas muy claras y concretas: la conformación de una sociedad conservadora ajustada a sus normas.

Una sociedad como la que ellos patrocinan tendría también homosexuales, prostitución y pornografía, como sucedía en los reprimidos tiempos del pasado, pero todo bajo cuerda, en silencio y tras las bambalinas, con ventajas para los ricos y poderosos y con desventaja para los demás. Una sociedad represiva como esta, con armario para todos, da grandes privilegios a los que pueden utilizar cualquier característica "negativa" para chantajear o adelantar a otros, al tiempo que permite casi cualquier cosa a los que disfrutan del poder suficiente.

La visibilidad es un insulto directo a la hipocresía y el machismo de las sociedades católicas mediterráneas, en las que la mentira se considera una virtud porque lo que no se nombra o no se reconoce simplemente no existe. Es mejor "no hablar" de algunos temas para "no herir" la susceptibilidad de personas que pueden ser hasta los mismos padres y familiares de los interesados, que así no tienen obligación alguna de darse por enterados y pueden continuar viviendo felices y fingir ante vecinos y amigos que sus hijos o hijas siguen solteros por no haber encontrado la persona adecuada o con cualquier otro pretexto, pero que de ninguna manera son "anormales", con todos los problemas de contagio y culpa que tal cosa traería para progenitores y otros parientes.

Todas las personas LGTB deben darse cuenta de que el armario, la ocultación y a veces hasta las buenas formas que les quieren imponer con diferentes excusas son solo cadenas, grilletes físicos y mentales para que no puedan expresarse, sentirse como los demás seres humanos, trabajar, amar y vivir la vida de la forma que cada uno elige. El armario no solo oculta la realidad de la diversidad social y sexual a la mayoría sino que destruye la dignidad y la autoestima de los individuos forzados a vivir en él.

No se puede ser complaciente y ni siquiera educado con prelados, políticos, periodistas y cualquier persona que insista en el silenciamiento, la descalificación o la opresión. Hay que denunciarlos como lo que son: reaccionarios, sectarios, fascistas, integristas y violentos, puesto que sus posturas, muchas veces de hipócrita dulzura, justifican la violencia de otros.