martes, 29 de enero de 2013

GASTRONOMÍA ARCAICA

La cocina en España ha progresado tanto que está entre las mejores del mundo, aunque en el extranjero se sigue en gran parte ignorando por marketing defectuoso y por la relativa baja calidad de los que se autodenominan restaurantes "españoles", que muchas veces solo sirven malas imitaciones de tapas y horribles ejemplos de la sobrevalorada paella. Si se quitan algunos nombres ilustres bastante conocidos como Ferrán Adriá, la mayor parte de la gente corriente sigue pensando que la cocina española se reduce justamente a paella y tapas, y los críticos de la Guía Michelin, que saben que no es así, procuran que nadie se entere de la verdad para seguir afirmando que Francia es única mientras conceden estrellas a Tokyo, adonde solo van europeos ricos o raros, afirmando que es el colmo del refinamiento gourmet, aunque sea la presentación más que la variedad o  el gusto lo que cuente. Lo importante es que está tan lejos que no puede hacer sombra a Lyon, por ejemplo.

Que la española sea en general una buena cocina en la actualidad no quita que en España siga habiendo muchos ejemplos de restaurantes malos e incluso perversos, como pasa en todas partes; tampoco evita que una parte de la población española no tan pequeña siga confundiendo calidad, cantidad, precio y otros parámetros, o que simplemente no esté interesada más que en comer cuatro cosas tradicionales, sin importarle mucho el refinamiento gustativo.

La gastronomía antigua, en épocas en las que solo la gente de medios comía hasta hartarse, suponía que un gran trozo de carne o de pescado frito o asado para hacerlo comestible era el colmo de la buena comida. Como se lee en el Quijote, en el pasaje de Las Bodas de Camacho, era la cantidad de aves y otras proteínas lo que impresionaba y algunos aún siguen en el siglo XVII y con la mentalidad del Lazarillo de Tormes en términos gastronómicos.

Hay en España un tipo de restaurante llamado "gallego", aunque también está atendido por asturianos o leoneses, que hace escaso honor a la comida de la bella Galicia y es hoy día motivo de deshonor gastronómico nacional. La cocina galaica es sencilla, pero sabrosa y basada en productos de calidad. Sería absurdo ponerla como ejemplo de refinamiento, porque es el producto: mariscos, carnes y pescados lo que se aprecia, pero cuando éste es bueno resulta óptima, algo muy diferente de lo que sucede en los mal denominados "gallegos".

La mala calidad de los restaurantes de marras empieza por la decoración y el ambiente: bar ruidoso a la entrada, con papeles por el suelo y la televisión a todo volumen, decoración entre kitsch y pseudorregional con madera o plástico que la imita, estomagantes cuadros de paisajes, nula insonorización, iluminación de taller mecánico y camareros en general huraños, que acuden con prisa, sirven de cualquier manera y siempre recomiendan lo más caro.

La carta suele ser larga y hasta dar gato por liebre: una carne por otra, una verdura por otra; abundan los productos congelados y en conserva recién pasados por microondas o sacados del bote, la mala grasa y lo cocinado del día anterior. Las raciones suelen ser grandes, pero eso no explica los precios, porque si uno se limita al menú del día, generalmente barato, repetitivo y de calidad mínima, sabe al menos lo que le espera, pero si se atreve a pedir a la carta es muy posible acabar pagando de cuarenta a cincuenta euros por una ensalada enorme, pero mal condimentada y sin gracia alguna y un filete de tamaño considerable, de calidad mediana y no mal hecho del todo, pero acompañado de (muchas) patatas recocidas e incomibles e, inevitablemente, de una ración de pimiento, muchas veces de lata, todo mal presentado en un plato enorme y algo grasiento. De los postres mejor no hablar, porque, salvo excepciones, suelen ser tan industriales que aún saben a metal.

Si estos restaurantes siguen existiendo es, desde luego, porque tienen su público, pero es hora de que se diga claramente que son malos, que la comida que sirven no es de calidad, que el ambiente es lamentable y que lo que hacen tal vez alimente pero no es cocina de nivel siquiera mediocre.

miércoles, 23 de enero de 2013

LA SUPERSTICIÓN DE LO NATURAL

¿Saben Vds. que hay necios que dan a sus gatos comida vegana? Se trata de alimentos vegetales especialmente hechos para felinos, carnívoros por evolución e incapaces de digerir bien plantas y similares. Seguramente piensan que así son muy compasivos, pero desgraciadamente no con los gatos, que enferman con frecuencia o mueren de lenta desnutrición. Es frecuente que los mismos sujetos sean partidarios de "terapias naturales", desconfíen de la vacunación y crean en poderes y energías mentales de imposible demostración.

Supersticiones ha habido siempre y supongo que siempre habrá un rincón para ellas dada la estulticia humana, pero en esta época folletinesca de transición de un mundo aún primitivo y fragmentado a otro más científico y globalizado, tenemos que sufrir la confusión a todo volumen de los que, sin verdadera educación y conocimiento científicos, se lanzan a opinar sobre cualquier cosa sin base alguna, guiados por filias y fobias, teorías conspiratorias y prejuicios viejos envueltos en ropajes nuevos. Ninguno de ellos sabe del método científico de prueba y ensayo y les basta cualquier artículo de revista popular trufado de palabras arcanas, con algún término que suene sabio, para "fundamentar" su fe absoluta en la maldad de lo que odian, tomar síntomas por causas o inventarse éstas sin ningún reparo.

La invocación a lo "natural" es frecuente, y tan vacía y falsa como la que las iglesias hacen para apoyar sus ukases morales (léase mi post anterior). Estos crédulos suelen partir de la base de que la naturaleza es "benévola" y que todos los problemas, desde el cáncer al autismo, provienen de las manipulaciones de la civilización y la perversión de la ciencia, cuando no de un siniestro plan ideado por algún oscuro suprapoder en la sombra, que puede ser el de los míticos Sabios de Sión, para los antisemitas, los USA, la UE, la mafia farmacéutica, la Spectra de James Bond o los aliénigenas que viven secretamente entre los humanos.

La naturaleza no es ni una máquina perfecta ni una institución de beneficencia, el cáncer, por ejemplo, es de lo más natural y mata con la misma falta de culpa que el tigre que se come al ciervo, pero los que desconfían o "no creen" en la medicina moderna "occidental", desean que se les cure. Lo verdaderamente natural sería dejarse morir de él, pero este razonamiento es demasiado lógico para personas que viven en la ordenada confusión de las "terapias naturales" y creen en los efectos de aguas milagrosas, píldoras homeopáticas y remedios de la abuela, utilizan el teléfono móvil, pero no quieren una antena para el mismo cerca de casa por si las ondas, buscan en internet curas y emplastos, pero consideran que la wifi puede producir lesiones irreparables... y así.

Contra toda esta ignorancia voluntaria valen de poco los estudios serios, publicados en revistas científicas serias, porque no los leen y, si los leyeran, dirían que están patrocinados por las grandes empresas, de las que siempre hay que desconfiar, o por la mafia de los intelectuales de élite, peligrosa minoría que suele despreciar la ciencia infusa de los embaucadores de bobos.

domingo, 6 de enero de 2013

LA FALTA DE NATURALIDAD DE LO NATURAL

Uno de los argumentos contra el matrimonio igualitario y la homosexualidad en general que las iglesias utilizan de forma recurrente, especialmente la Iglesia Católica, es el muy manido y acientífico de "Ley Natural", una idea que deriva de la filosofía aristotélica (siglo V A.C.), pero que fue elaborada en la forma final en que la conocemos por Tomás de Aquino en el siglo XIII, de acuerdo a los dogmas eclesiásticos y los prejuicios de la época. Si lo analizamos hoy, cuando incluso muchos teólogos católicos consideran el Tomismo estrambótico y sobrepasado, es fácil ver cuan poco natural e irracional es esta supuesta ley. De acuerdo con el padre Tomás, la ley natural es innata en el género humano y se resume casi nada más que a un examen de las cosas con sentido común y razonamientos simples. Una estimación cuidadosa de los hechos muestra inmediatamente lo que está bien y lo que está mal, si se razona bien. Por ejemplo, el sexo tiene como fin la procreación, luego todo sexo que no vaya dirigido a este fin está mal, ¿fácil o no?

El pobre de Aquino, como tantos otros sabios del pasado, consideraba que la naturaleza era una máquina perfecta, pensada y diseñada por un Dios perfecto, en la que todo y todos tenían un objetivo y función definidos: el hombre era el centro de la creación para quien todo había sido creado, la Tierra era el centro del universo y el sol y la luna luminarias que colgaban de la bóveda celeste, en la que las estrellas eran lámparas menores clavadas al firmamento. Todo eso era claro y fácil de ver, igual que el hecho de que los varones eran infinitamente superiores a las hembras, puesto que eran el elemento activo que depositaba su semilla en los inferiores cuerpos femeninos, simples receptáculos para que crecieran los bebés. Los varones, claro está, tampoco eran iguales: algunos eran de noble estirpe, mejores por tanto, otros eran esclavos que debían obedecer a su amo, otros malvados herejes que debían ser quemados en la hoguera para que no infectaran a los demás con su veneno.... y todo esto era comprendido mediante la "ley natural", que también graduaba lo que era contra natura en el sexo.

Esta ley tiene de natural lo que los prejuicios y las ideas de cada época consideran y, como tal, no puede distinguirse de los mandamientos de la Iglesia, ¿veis lo adecuada que resulta? Sirve para confundir almas cándidas y también conceptos sencillos, como cuando se dice que el matrimonio solo puede ser la unión sagrada de un hombre y una mujer, pasando por alto que hasta en la Biblia la poligamia era la regla... en el caso de que hubiera matrimonio, puesto que otra confusión es la de describir el matrimonio como una institución "natural", cuando se trata realmente de un contrato cambiable, como todos los contratos, y que debería ser distinguido claramente de la simple relación sexual.

La "Ley Natural" es solo una abstracción lejos de la naturaleza, la historia, la ciencia y el sentido común moderno, de modo que cuando es utilizada por individuos como el Cardenal de Chicago, por ejemplo, debemos verla como lo que es de verdad, una no-razón.

miércoles, 2 de enero de 2013

2013

No sabemos lo que nos deparará el nuevo año, uno más en la interminable y peligrosa crisis económica y política que nos aqueja, pero sí que el que acaba de terminar ha sido determinante, un punto de inflexión en el progreso hacia la igualdad de las minorías sexuales. Podríamos decir que en 2012 se ha consolidado la tendencia a que lo diverso no se vea como "anormal", puesto que una sociedad evolucionada no puede confundir la normalidad con un estrecho convencionalismo aherrojado por prejuicios religiosos y machistas.

Cuando yo era niño y adolescente, en la grisura de aquella dictadura que algunos pretenden aún minimizar y blanquear, prácticamente todo era "anormal", empezando por el no ir a misa los domingos, pero siguiendo por vestirse con colores demasiado vivos, no ponerse de luto y ser demasiado sensible cuando se era varón, puesto que el sexo obligaba a comportarse como un bruto, oler a tabaco y otras reglas no escritas que, si no eran cumplidas, arrojaban peligrosas calificaciones sobre el rebelde. Puede esto parecer una exageración, pero no lo es, y hay algunos viejos y otros no tanto que parecen creer que todo progreso es "decadencia", aunque ellos mismos se encontrarían incómodos en la opresiva sociedad que idealizan sin motivo.

Podemos alegrarnos de que durante el año que termina el TC español haya decretado que el matrimonio entre personas del mismo sexo no va en contra de la constitución, que se haya aprobado en más estados americanos y que se hayan preparado leyes en este sentido en Francia, el Reino Unido y Uruguay, así como que se haya progresado hacia él en México y Brasil. porque no basta con la descriminalización de algo que nunca debió ser criminalizado, sino que hay que progresar hacia la plena igualdad de todos los ciudadanos, sean cual sean sus características, siempre que no perjudiquen a nadie más.

También debemos alegrarnos de que durante el año pasado las palabras de clérigos y otros representantes de dogmas supersticiosos y organizaciones llenas de mucha moralina y poca ética hayan caído cada vez más en el vacío. Creo que también hay indicios de que estas viejas doctrinas enganchan cada vez a menos gente y esto indica un cierto leve progreso de una humanidad que a veces se comporta de modo tan irracional con la propia tierra y sus propios miembros cuando se ven como diferentes.

Seamos optimistas dentro de un orden para el año que empieza.