
miércoles, 10 de agosto de 2016
ECOS MEDIEVALES

jueves, 28 de marzo de 2013
CIFRAS SIN SENTIDO

miércoles, 20 de febrero de 2013
ESTUPIDEZ SOCIAL
miércoles, 6 de febrero de 2013
PASO A PASO

miércoles, 7 de noviembre de 2012
6/11 UN DÍA HISTÓRICO
viernes, 26 de octubre de 2012
FRANCIA YA NO ES LO QUE ERA
sábado, 11 de agosto de 2012
COSAS DE NIÑOS

domingo, 24 de junio de 2012
EL MATRIMONIO NO ERA COMO DICEN

viernes, 22 de junio de 2012
EL MATRIMONIO EN EL DICCIONARIO

miércoles, 13 de junio de 2012
SEXO Y AFECTO

viernes, 2 de diciembre de 2011
Una batalla casi ganada

lunes, 27 de junio de 2011
Un paso de gigante

- Existe un consenso científico, político y social cada vez más mayoritario de que la homosexualidad es una variable humana minoritaria y no una perversión moral o una condición patológica.
- Los individuos y organizaciones que se oponen a la igualdad de derechos de los homosexuales lo hacen por razones confesionales y sectarias, sin que puedan aducir razón alguna que demuestre que el respeto por la diversidad es dañino para la sociedad.
- Las iglesias y organizaciones que se oponen a la igualdad han perdido considerable legitimación e influencia social.
domingo, 22 de mayo de 2011
¿Por qué cambiar un nombre?

sábado, 7 de mayo de 2011
Edad, sexo y afecto

domingo, 21 de noviembre de 2010
Mucho ruido y pocas nueces

Creerse estas cosas supone también creer que la inmensa mayoría de la humanidad, católicos incluidos, está irremisiblemente condenada, puesto que desde el adolescente que se masturba hasta la pareja que limita la natalidad, todos están en continua contravención de normas de imposible cumplimiento, si no se quieren sufrir graves problemas mentales, afectivos, económicos y de otras clases.
Nadie puede ser tan ingenuo como para pensar que las bajísimas tasas de natalidad de España o Italia, para poner sólo dos ejemplos de países de mayoría nominal católica, se deben al uso de los métodos aprobados por el Vaticano: preservativos, pastillas y casi cualquier otro medio disponen de mucho mayor crédito que la observancia rígida de preceptos arcaicos.
¿Es esto también un ejemplo del "laicismo agresivo" del que tanto se queja su santidad? Creo que es sólo sentido común de una sociedad cada vez más alejada de creencias medievales.
martes, 9 de noviembre de 2010
Trampas del lenguaje

El pretexto es que la palabra "matrimonio" es tradicional y se refiere solo a la unión de hombre y mujer, que la extensión del contrato a parejas del mismo sexo resulta "ofensiva" para una parte de la población y que para reconocer los mismos derechos se podría utilizar la expresión "unión civil" o "pareja de de hecho".
Yo estaría de acuerdo si todas las uniones de parejas de cualquier clase fueran denominadas "uniones civiles", porque entonces los católicos podrían reservarse la de" matrimonio" para la ceremonia religiosa, sin prejuicio de que los demás tuvieran los mismos derechos y obligaciones ante el estado, pero del mismo modo que no demando el derecho de celebrar una unión en iglesia alguna, exijo que si lo de unos es "matrimonio" lo de otros también lo sea, puesto que cuando no lo ha sido, es decir, antes de 2005, la desigualdad y la discriminación eran notorias.
El Vaticano y sus secuaces individuales y corporativos ni son inocentes ni benévolos ni basan su actuación en el amor sino en un premeditado cálculo de influencia social y política. La espectacular bajada de la práctica y el abandono real del catolicismo por la mayoría de los españoles hacen peligrar los abusivos privilegios de los que sigue gozando una religión hoy día minoritaria, por lo que son necesarios gestos que sigan consagrando un código moral oficial que hagan creer a muchos que el país sigue siendo católico y la iglesia una autoridad espiritual indiscutida, especialmente en las materias sexuales que afectan a minorías tradicionalmente perseguidas, a mujeres y otra tropa no elegida para la jerarquía, que otra cosa es cuando los pecados clericales asoman su fea cara.
Por supuesto que en materia económica y otras naderías puede haber condenaciones generales que se quedan en eso, puesto que un acusado de corrupción si es fiel cristiano se arrepiente... aunque no devuelva el dinero y puede aspirar al perdón y la gloria.... faltaría más.
¿Cuándo van nuestros líderes a plantarle cara al último poder fáctico que tenemos en España?
viernes, 27 de agosto de 2010
Vergüenza (Shame)
Robbie Williams y Gary Barlow interpretan una bonita canción en la que exponen como hay hombres que se pasan toda la vida negando avergonzados lo que son... para sentirse luego muy muy tristes.
viernes, 16 de abril de 2010
Una Historia de Miedo
Clay y Harold eran una pareja gay que vivía en el Condado de Sonoma en California. Llevaban juntos más de veinte años y todo fue bien hasta que Harold tuvo una mala caída y tuvo que ser hospitalizado. Las autoridades del condado ignoraron completamente a Clay y comenzaron a tratar a Harold como si no tuviera familia. Sin autoridad alguna se incautaron de todos los bienes de la pareja, sin determinar lo que era de cada uno, se quedaron con las cuentas bancarias y subastaron todos los objetos "para pagar las cuentas de hospital de Harold". No contentos con esto, rescindieron el contrato de alquiler de la casa en que vivían y trasladaron a Clay a una residencia de ancianos contra su voluntad.
Harold murió, sin haber podido ver a Clay, tres meses después de su hospitalización, y éste se ha quedado sin nada y con la sola posibilidad de entablar un pleito contra estas terroríficas autoridades para recibir alguna compensación.
Supongo que esto es lo que desean nuestros amigos eclesiásticos y de la ultraderecha que siempre están hablando de los mucho que nos quieren, pero de lo malos que somos y de lo injustamente que pedimos "derechos especiales".
Podéis ver el artículo original en inglés en el vínculo de "Joe my God" a la derecha.
sábado, 6 de marzo de 2010
La Caridad
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Según me enseñaron en el colegio católico, al tiempo que me aterrorizaban hasta la pesadilla, la caridad era la gran virtud cristiana, la mejor y la que subsumía todas las demás.
Yo sabía entonces lo bastante poco de historia como para creerme que la iglesia y sus jerarcas practicaban siempre la caridad, y que ésta consistía, sobre todo, en dar limosna a los pobres y cuidar de enfermos. Estudios y experiencia posteriores me hicieron mucho más escéptico, pero un último hecho tira por la borda cualquier resto de respeto que yo pudiera tener hacia la benevolencia de la institución.
En Washington, capital de Estados Unidos, el parlamento del Distrito de Columbia (distrito federal) ha aprobado extender el matrimonio a todas las parejas, sean éstas de diferente o del mismo sexo. Dado que la jerarquía considera esto una aberración, aunque se trate de una ley civil y no se discuta su dogma, ha tomado medidas al respecto:
A partir de ahora los cónyuges de todos los empleados civiles que trabajan para la iglesia (más de 800) no estarán incluidos en los seguros colectivos de enfermedad y otros que se ofrecen como “benefits” a los mismos.
En los Estados Unidos, todavía sin un seguro general de enfermedad, esto es una medida grave, puesto que pagar un seguro privado es difícil o imposible para la mayoría, con lo que de hecho se condena a mucha gente a no tener cobertura sanitaria (la más importante) alguna.
¡Qué bien! Así ningún malvado jardinero, contable o friegasuelos podrá dar ventajas a su inmoral pareja… en el caso de que sea del mismo sexo, porque como están incluidas todas, para no aparecer como los fanáticos que son, también se quedan sin cobertura las de sexo diferente y casadas por la iglesia.
Caridad pura.
martes, 21 de julio de 2009
La "normalidad" del Sr. Pombo

Parece que cuando escribí los dos posts anteriores me estaba adelantando a las peculiares sinrazones de Alvaro Pombo que con gran delicia expone “La Razón”, periódico poco sospechoso de simpatías homosexuales que, como es natural, utiliza a un personaje tan contradictorio como este señor para arrimar el ascua a la sardina de la homofobia.
El truco es viejo: utilícese al miembro de una minoría a la que se quiere desprestigiar contra ella misma.
Tampoco es difícil: las minorías no son homogéneas y algunos de los que se supone que pertenecen a ellas se niegan sistemáticamente a que los encuadren en las mismas, como si fueran casos especiales, inclasificables e intocables.
El Sr. Pombo ya ha expuesto algunas o todas estas ideas previamente, desde su resistencia al encasillamiento sexual hasta su disgusto por el movimiento (y por el término) gay, pasando por su negativa a la palabra y al hecho del matrimonio entre personas del mismo sexo. Que el lo envuelva en su particular versión de progresismo le viene de perlas a la mentalidad inequívocamente reaccionaria del diario de marras, que pretende asi reforzar su bien conocida doctrina eclesiástica de deslegitimación de los homosexuales y de fomento de su invisibilidad.
Las opiniones no ofenden, aunque no tengan un buen fundamento Aunque, como también decía en mis posts anteriores, sería perder el tiempo enredarse en discutir lo indiscutible. Parece que el Sr. Pombo se contenta con una modesta despenalización de la homosexualidad, con que ya no se amenace directamente con la cárcel o la “reeducación”, pero que, como los voceros más conservadores de la gazmoñería, desearía que los agradecidos bujarrones fueran a partir de ese momento por completo invisibles, “normales” que se limitaran a practicar su vicio en las catacumbas y sin ofender los delicados sentimientos de los heterosexuales, que sufren lo indecible con la indecencia de las cabalgatas y la cursilería de las bodas.
Esto de cursi tiene su gracia, entre otras cosas por ser una calificación poco adecuada a una época que puede pecar de vulgaridad, pero no de los rasgos de “quiero y no puedo” que caracterizaban a la pequeña burguesía en generaciones anteriores, especialmente en las pequeñas ciudades de provincia. Creo que el Sr. Pombo, como muchos españoles de su edad, califica de cursis ceremonias y manifestaciones de sentimientos de las que él se avergonzaría, pero esto es su problema, puesto que la cursilería sólo ofende a quien se deja.
Afirmaciones como las del Sr. Pombo son hijas de la equivocada idea de que la discreción y la invisibilidad son garantías de tolerancia, pero esto es como decir que si los negros en América hubieran sido muy muy buenos y se hubieran resignado a su suerte los blancos les hubieran dado los derechos civiles. Sólo la lucha, la reivindicación y la visibilidad garantizan a una minoría un cierto respeto, pero es difícil respetar lo que no existe o lo que no se sabe que existe.
Como en el caso de las opiniones de la Reina Sofía, propaladas por una autora bien conocida por su integrismo, no demos demasiada importancia a las de este señor publicadas en un diario tan próximo a la ortodoxia católica. Este es un país libre y se puede disentir de lo que piensan unos y otros, aunque con estos amigos no nos hagan falta enemigos.