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miércoles, 10 de agosto de 2016

ECOS MEDIEVALES

Resulta cansino oír al plomizo obispo de Alcalá de Henares y a sus adláteres tronar obsesivamente contra la post-modernidad, es decir contra la sociedad como es, en un extraño intento de retrotraerla a un pasado irreal por ideal, en el que familias y costumbres se adapten a su dogma y a una visión del mundo encerrada en un concepto de naturaleza arcaico y apriorístico, es decir, lo contrario de científico. El pretexto ahora es la ley madrileña contra la LGTB-fobia, contra la que arremeten con la misma mentalidad que parece tener el alcalde de Alcorcón, seguramente discípulo suyo.
Los argumentos son los manidos de siempre, aducidos una y mil veces por individuos y grupos semejantes allí donde se intenta legislar para todos, pero el central es... ¡el ataque a la libertad religiosa! Es decir, que si se defiende a las personas LGTB se ataca su religión.
Si se les pone la frase así, reaccionarán con indignación y dirán que no, que ellos no quieren que se ataque a nadie, que lo que ellos quieren decir es que están en desacuerdo con esa opción sexual que va contra la moral natural y que como la ley supone enseñar la diversidad sexual en las escuelas y ellos quieren que los niños sigan pensando que eso está muy mal o que no sepan ni de qué se trata, la ley ataca el sacrosanto derecho de los padres a educar a sus hijos como les dé la gana, la libertad de expresión y la libertad de cátedra, es decir que se trata de un ataque a todas las libertades imaginables.
La contradictoria hipocresía de esta postura se corona con protestas de respeto hacia los “confusos" individuos que se creen LGTB, personas que aún no se han dado cuenta de su verdadera identidad como hombres y mujeres heterosexuales, no se sabe exactamente por qué razón, aunque se sospecha que por las campañas de prensa, la televisión, los malos ejemplos y la conspiración del lobby (también llamado imperio) gay, poderosa estructura mundial dedicada a dinamitar las buenas costumbres y la religión. Estas personas deberían someterse a una sanación o cura de su enfermedad para ser felices y hacer felices a los obispos.
Lo interesante de este documento es que se puede tomar como resumen total del sinsentido con el que se ataca la diversidad, desde posturas dogmáticas que hacen total abstracción de los progresos científicos, de la realidad social y de los derechos individuales, para desenmascarar el autoritarismo con el que se quiere imponer una moral dogmática a toda la sociedad, justamente en contra de la libertad que se dice defender.
La idea de que existe una moral natural (coincidente al 100% con la del catecismo) es un postulado que se demuestra absurdo en cuanto se estudia un poco de antropología e historia, y se ve la variedad de códigos morales que han regido a las sociedades. Una moral natural sería practicada por chimpancés, bonobos y gorilas, especies que tienen prácticas sociales bastante distintas. La moral codificada es un invento humano práctico para vivir en sociedad, no leyes eternas e inmutables.
Nadie les va a impedir a estos señores seguir tronando desde púlpitos y cátedras, pero lo que no pueden impedir ellos en una sociedad libre de verdad es que se informe a niños y adultos de otras  posturas éticas y de que se les obligue a respetar de verdad a los diferentes, minoritarios o disidentes. No puede decirse que se respeta a alguien cuando en las aulas se imparte el prejuicio, la desconfianza o la aversión. Los padres no tienen un derecho absoluto sobre sus hijos, porque éstos no son de su propiedad, tienen a su vez derechos y deben ser informados y formados en el respeto a los derechos de los demás.
Lo más chusco a estas alturas es la idea de “sanación”, porque es tan contradictoria como todo lo demás. No sólo porque las llamadas terapias de conversión están completamente desprestigiadas por inútiles y peligrosas, sino porque si se trata de una enfermedad el individuo no es libre para decidir y no se le puede calificar de inmoral, pero si no es una enfermedad sino algo congénito en realidad tampoco.
Tal vez el siglo próximo se enteren finalmente de que las personas LGTB no escogen realmente serlo, que son tán morales o inmorales como los demás, que merecen respeto real y no postizo y, sobre todo que no han sido confundidas por ninguna conspiración imperial del lado oscuro de la fuerza.

jueves, 28 de marzo de 2013

CIFRAS SIN SENTIDO

He dicho ya en posts anteriores que una de las mayores tonterías que se repiten en la actualidad versa sobre la cantidad de personas que se manifiestan por A o por B. Parece que si hay mucha gente en una manifestación cualquier otra legalidad debe o puede ser ignorada o que la tal manifestación representa a la totalidad de la "opinión pública", pero para los que aún piensan racionalmente debería estar claro que una manifestación no es sino la expresión de "una" opinión y que, por muy numerosa que ésta sea, no puede ni debería nunca sustituir la legalidad de la representación parlamentaria, por mucho que algunos hoy día consideren que esta representación es imperfecta o que no los representa en absoluto, dado que la alternativa es que que cualquier grupo bien organizado puede arrogarse casi cualquier representación y acabar con cualquier democracia.

La manipulación de números se ha convertido en un deporte favorito de los que temen perder votaciones parlamentarias y quieren forzarlas con grandes demostraciones de masas que den la impresión de que su "mayoría" está siendo burlada por una minoría política irresponsable o malvada. Un millón o incluso dos millones de personas en las calles de una capital parecen razones suficientes para desautorizar cualquier ley y tildarla de "antidemocrática", cuando la realidad es que puede ser la manifestación la que intenta evitar que se extienda la democracia o que se acabe con injusticias palmarias.

Viene esto a cuento de la manifestación parisiense en contra del matrimonio igualitario, cuyas cifras muy sustanciales de 300.000 personas (convertidas en millonarias por los patrocinadores) de ninguna manera representan a la totalidad de una población de más de 65 millones. La manifestación, el ruido mediático, las peleas callejeras, los insultos contra la ministra de justicia y otros hechos similares forman parte de una bien orquestada campaña cuyo origen hay que buscar en la Iglesia Católica y a la que se han apuntado otras organizaciones como el Frente Nacional y parte de la UMP. ¿Significa esto que la mayoría de los franceses estén en contra de que se extienda el derecho al matrimonio a las parejas del mismo sexo? Ciertamente que no, aunque esto es lo que se quiere hacer ver al llenar calles y noticias.

Sorprende la virulencia del asunto en la Francia laica, cuando en España y Portugal la misma iglesia organizó también masivas manifestaciones populistas, pero quedó finalmente aislada y no consiguió interesar a ningún sector de la población en su cruzada negativa, pero supongo que esto tiene mucho que ver con el nulo prestigio intelectual y social del catolicismo y su clero en los países ibéricos y con la división, amargura y falta de dirección de la población francesa, aumentadas por una interminable crisis que nadie parece poder dirigir o digerir.

miércoles, 20 de febrero de 2013

ESTUPIDEZ SOCIAL

La novia se entera de que el chico es gay cuando aparece el novio del marido para llevárselo el día de la boda.

Hay muchos hombres gays de mi generación que se casaron... pero con una mujer, naturalmente, porque hace 40 años no solo no era posible casarse con otro hombre, sino que el simple hecho de declararse homosexual podía traer muchísimos problemas. Es comprensible que lo hicieran, especialmente en ambientes en los que la compulsión social era muy fuerte, pero el resultado ha sido casi siempre lamentable: divorcios, neurosis, depresiones y en la mayor parte de los casos también una doble vida, sin contar con los sufrimientos de la otra víctima, el cónyuge inocente que no sabe que se casa con alguien para servir de tapadera.

Han pasado 40 años, pero aún hay países, familias, personas o clases sociales en los que los prejuicios, el amor por las apariencias, la vergüenza y la ignorancia se juntan para producir infelicidad además de ridículo. El clip de Youtube que se ve arriba es cómico y seguramente fingido, pero muy representativo de situaciones que se dan en China, en la que la compulsión para casarse es brutal, no se habla de homosexualidad y muchas familias siguen convencidas de que enamorarse de alguien del mismo sexo es una "fase pasajera", como dicen creer los terapeutas apoyados por iglesias y fanáticos.

¿Solo en China?... Desgraciadamente hay todavía muchos individuos en Europa y América que se dejan convencer por pastores, curas, psicólogos de secta beata y, sobre todo, por sus preocupados, avergonzados y egoístas padres y hermanos para hacer "lo que es debido", es decir, arrastrar a otra persona a un matrimonio de conveniencia para no ser identificado como despreciable homosexual. Que este matrimonio sea considerado "auténtico" y bendito, mientras que el de dos personas del mismo sexo que realmente se quieren se considere una "abominación" es simplemente insultante, además de también ridículo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

PASO A PASO

La aprobación por abrumadora mayoría en la Cámara de los Comunes del matrimonio igualitario para Inglaterra y Gales marca un hito que refuerza una tendencia occidental ya imparable. Es significativo que la iniciativa haya partido del Partido Conservador y, si bien hubo algunos diputados conservadores más que votaron en contra de los que votaron a favor, la proporción estuvo cerca del 50%, lo que pone la oposición a la norma en el conjunto del espectro político y del Reino Unido en una cantidad muy minoritaria. Escocia prepara su propia ley y un reciente sondeo muestra que en la República de Irlanda casi el 75% de la población está a favor de una norma similar.

Los debates en los comunes han sido pintorescos y a veces vivos, pero lejos del extremismo y la radicalización de los que tienen lugar ahora en la Asamblea Nacional francesa. Después de todo la ley británica de uniones civiles concedía ya prácticamente todos los derechos, a diferencia del muy limitado PACS francés, y la opinión pública de las islas ha evolucionado muy rápidamente desde el puritanismo de los años 50, ciertamente más que en Francia, al menos por lo que ve en la superficie. Sin embargo, la mayoría socialista garantiza también la aprobación final de toda la ley en el hexágono, y caben pocas dudas de que la mayoría de la población tampoco se opone realmente.

Con Inglaterra y Francia, a los que se suman el pequeño Gales y próximamente el aún más pequeño Luxemburgo, el matrimonio igualitario queda sólidamente implantado en toda Europa occidental, en lo que puede verse como una ola que va de oeste a este.

La historia es paradójica y contradictoria: Alemania fue el país donde antes, más y mejor se habló de homosexualidad a partir de 1850 y uno de los lugares más tolerantes hasta 1933, pero hoy día se ha quedado sola con Italia entre grandes y pequeños países, aunque tenga también una ley de unión civil algo más amplia que la francesa. El conservadurismo de CDU y CSU es la causa, pero tiene fecha de caducidad, porque la sociedad alemana no tiene casi ningún prejuicio en contra. El caso de Italia sabemos que es más difícil, con el Vaticano interfiriendo en la política interior, pero incluso allí se ven indicios de deshielo que veremos en un próximo post.

Entre tanta mala noticia económica y política hay que alegrarse de los progresos de los derechos civiles, que no deben nunca olvidarse o posponerse con pretextos, porque sin ellos tampoco hay ni prosperidad ni libertad para muchos.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

6/11 UN DÍA HISTÓRICO

Cuando se vive la historia apenas se es consciente de lo que pasa, pero creo que pocas personas LGTB pueden ignorar un día como el de ayer: el Tribunal Constitucional español decidió, por fin y tras un increíble retraso, que el matrimonio igualitario no viola pretexto constitucional alguno. Cualquier persona racional podía verlo con solo leer el texto de la Constitución Española de 1978, en el que no hay nada que indique que el matrimonio es lo que la Iglesia Católica quiere que sea; el texto se limita a indicar que el matrimonio será igualitario para el hombre y para la mujer, suprimiendo las desventajas que esta última padeció hasta el fin del franquismo, y que será regulado por ley. Nada más simple, nada que prohibiera contraerlo entre personas del mismo sexo si la ley lo aprobaba.

El recurso del PP ante el tribunal venía impulsado por la situación del partido en la oposición, con el primitivo  antisocialismo y la crispación que siempre existen cuando no gobierna la derecha en España, y por la presión de la retardataria y aún más primitiva jerarquía católica, deseosa de imponer a toda la sociedad su hipócrita moral medieval. La votación favorable de 8 a 3 demuestra que el PP no es tan monolítico en cuestiones morales y que la realidad social se impone a veces a prejuicios y sesgos ideológicos.

Excusado frente a sus electores de extrema derecha, el PP puede olvidarse ahora de hipocresías y mantener la justicia de la igualación de todos, puesto que la posibilidad de dos personas del mismo sexo de contraer matrimonio no resta nada a las de distinto sexo. España es un buen referente para Francia, donde ahora se oyen las mismas tonterías que se oyeron al sur de los Pirineos hace siete años.

Muchos españoles considerarán el día histórico también por la reelección de Barack Obama para un segundo mandato como Presidente de los Estados Unidos, algo siempre muy importante para todos los europeos, aunque ellos no voten en la gran república americana, pero lo que muchos no saben es que el mismo día los derechos LGTB dieron un paso de gigante al otro lado del Atlántico: en dos estados, Maine y Maryland se aprobó el matrimonio igualitario por votación popular por primera vez; en el estado de Washington un referéndum confirmó por referéndum lo que ya había decidido la cámara, pero estaba en suspenso por recurso de los sospechosos habituales y, por fin, los electores del estado de Minnessota rechazaron una enmienda constitucional que pretendía redefinir el matrimonio como exclusivamente entre un hombre y una mujer.

La derrota de las posiciones ultramontanas es seria y demuestra una evolución del electorado y de las actitudes sociales hacia la plena aceptación de la minoría LGTB, un cambio que no puede más que consolidarse en los años venideros.

viernes, 26 de octubre de 2012

FRANCIA YA NO ES LO QUE ERA

¿Se acuerdan Vds. de cuando se veía a Francia como el paradigma de la libertad sexual y de los derechos humanos? Todavía hoy no hay casi ninguna película francesa en la que el tema favorito no sea el adulterio... pero siempre que se sea muy héterosexual ¡faltaría más! La resistencia que se ve en el hexágono al matrimonio igualitario es indicio de varias cosas: conservadurismo y machismo más extendidos y arraigados de lo que parece, electoralismo de la UMP, deseosa de enmendar su última derrota y, por último, influencia residual del catolicismo, reforzada en esta ocasión por la minoría islámica y algunos judíos conservadores.

En un reciente debate entre los dos principales candidatos a la presidencia de la UMP, principal agrupación de la derecha, François Fillon y J.F. Coppé estuvieron compitiendo por ver quien reaccionaba más y mejor contra la muy moderada ley propuesta por el gobierno de Hollande, con amenazas de revertirla y de negarse a obedecerla, argumentos todos muy manejados por la derecha también en España, pero con menos convencimiento y energía. ¿Sorprende esto?... A mí no, puesto que  la derecha actúa igual en todas partes y en Francia tal vez más, puesto que el país entero es presa de parálisis, falta de confianza y miedo a casi todo lo nuevo.

Los niños son una vez más el pretexto. Según los candidatos esta ley "cambiaría completamente el régimen de filiación".... Afirmación inexacta y sorprendente, puesto que no se ve en dónde puede estar el cambio: la mayor parte de las parejas homosexuales no tienen ni tendrán hijos y si los tienen, por medios naturales varios o mediante adopción, están sometidos a las mismas reglas que los demás.

La cultura francesa, tan aparentemente permisiva, parece no encontrarse muy a gusto con la homosexualidad. Un país que hasta hace poco procuraba ignorar o minimizar la voracidad y falta de ética sexual de personajes como Strauss-Kahn y, en general, la vida privada poco edificante de muchos personajes políticos y mediáticos, intenta silenciar y muestra muy poca comprensión hacia los derechos de una minoría que no es todavía demasiado bien aceptada... ¡como a los hombres de la misma no les gustan las mujeres ni a las mujeres los hombres!... ¿Qué se puede hacer con gente tan imposible?

sábado, 11 de agosto de 2012

COSAS DE NIÑOS

Una de las objeciones más aducidas contra el matrimonio igualitario es la de que dos personas del mismo sexo no pueden procrear, que se trata de una unión estéril. Sensu contrario, allí donde el matrimonio igualitario es un hecho, las parejas del mismo sexo sienten una cierta presión para tener familia, bien sea por medios naturales bien mediante la adopción, como si en ambos casos se diera por sentado que un contrato matrimonial lleva consigo la compulsión ineludible de tener descendencia, la "obligación" social de criar hijos.

Esto les parece muy lógico tanto a los homófobos como a los bienpensantes, pero no tiene en realidad lógica alguna y menos aún en nuestros tiempos: dos personas del mismo o diferente sexo se unen porque se quieren o se necesitan y porque al ser humano no le suele gustar la soledad, pero no en todos los casos ha existido la posibilidad o la voluntad de tener hijos, ni en el pasado ni en el presente. Los hijos en las sociedades agrícolas eran una "inversión" que permitía a los campesinos cultivar más tierra y daba la seguridad de que los padres serían cuidados en su vejez, a los nobles de la sociedad preindustrial les permitía tener un heredero y colocar los sobrantes en puestos de la corte o el ejército que les garantizaran prebendas e influencia. No era fácil sobrevivir solo y sin familia antes del siglo XIX, a no ser que se ingresara en un convento o algo similar. Pero los hijos, y especialmente las hijas, se representan a menudo como una carga insoportable y no deseada en muchos casos más allá de un cierto número, pero la posibilidad de planificar la natalidad en el pasado era muy limitada.

Como los conceptos culturales evolucionan muy lentamente, aún hay muchas personas en todo el mundo que tienen ideas poco realistas sobre la población humana, fanáticamente suscritas por ciertas religiones que parecen creer que sus dioses necesitan billones de almas a su servicio y que la obligación de los humanos es proporcionárselas, sin importar demasiado la calidad de vida de los cuerpos, así como la insoportable carga que se hace sufrir a un planeta cuyos recursos se agotan rápidamente.

En las complejas sociedades urbanas del presente criar y educar hijos es de hecho un trabajo que excede en mucho las capacidades económicas e incluso mentales de muchas parejas, condenando a un buen porcentaje a la inadaptación, la marginalidad o una vida muy precaria. Por otra parte, la idea de que la población debe aumentar constantemente para garantizar pensiones y cuidados a los viejos, mantener el consumo y garantizar el crecimiento económico es todavía casi un artículo de fe, pero con una longevidad creciente, una mayoría en buena salud y densidades ya muy elevadas es simplemente insostenible a medio plazo. Pocos se paran a pensar que la primera y principal causa del calentamiento global es el enorme número de humanos; la racionalización de muchas cosas puede disminuir la generación de gases, pero nada mejorará radicalmente si la población sigue aumentando.

El mundo no necesita más gente, pero sí que la que hay viva mejor en general, lo que no será el caso de continuar como hasta ahora. Hay gays y héteros con profundo sentido paternal y me parece muy bien que críen hijos, pero hay muchas parejas de todas clases que no sienten inclinación o deseos a las que no se debe criticar por ello... más aún, hay muchas personas que no deberían nunca ser padres y que sin embargo lo son con catastróficas consecuencias.

domingo, 24 de junio de 2012

EL MATRIMONIO NO ERA COMO DICEN

Una de las ideas más falsas que se repiten acerca del matrimonio "tradicional" es que era una unión entre hombre y mujer por amor, pero cualquiera que lo haya estudiado un poco sabe que solo en casos excepcionales era así. Se trataba de un importante negocio entre familias desde muy arriba hasta muy abajo en la escala social, una solución vital para hombres y mujeres que apenas hubieran podido sobrevivir solos, un deber que cumplir con los padres, una necesidad para la tribu, etc. El amor no entraba en todas estas consideraciones más que de forma muy secundaria o en absoluto, de aquí que la literatura amorosa tuviera más que ver con el adulterio, las cortesanas o ideales inalcanzables que con las parejas casadas.

Lo que no se dice tampoco es que al ser una obligación social y familiar, así como la única posibilidad de vida para todas las mujeres que no fueran ricas herederas, monjas o prostitutas, el matrimonio gozaba de total estabilidad, podía ser indisoluble y sin alternativa.

Las mujeres decentes estaban igualmente obligadas a ser monógamas, pero los hombres no, puesto que en muchas culturas, entre las que se cuenta la de los patriarcas bíblicos, la poligamia era frecuente y, donde no se contemplaba de derecho se practicaba de hecho: cortesanas, amantes y segundas familias eran lo normal para los varones cuyos medios se lo permitían.

El matrimonio por amor, por libre elección de los cónyuges con implicación de fidelidad mutua es algo muy moderno, apenas se remonta a poco más de un siglo en los países más adelantados y, para destruir más esquemas preconcebidos, al ser por amor se ha vuelto inestable: sin obligación no hay permanencia porque las relaciones, especialmente las que entablan jóvenes inmaduros, cambian, se acaban o se transforman. Además, tampoco es ya un requisito para vivir juntos, de aquí que la gente se case menos y se divorcie más.

El matrimonio no era como dicen, ni era ni es como las iglesias quieren y desde luego no puede volver a ser lo que fue.

viernes, 22 de junio de 2012

EL MATRIMONIO EN EL DICCIONARIO

Por fin, y a pesar de la opinión de algunos retrógrados, la RAE ha admitido una definición de matrimonio que incluye a las personas del mismo sexo. Es un paso pequeño, pero importante en el progreso hacia la igualdad y el rechazo del prejuicio y la superstición.

No es cierto que semejante aceptación suponga una "redefinición" subversiva, como se dirá inmediatamente desde las organizaciones que difunden odio, porque para la sociedad y el estado en el que se organiza se trata de un contrato con dos firmantes y sus condiciones no cambian en absoluto al hacerse posible para más personas: ningún casado va a sufrir porque dos personas del mismo sexo decidan contraerlo, no va a aumentar espectacularmente el número de divorcios ni el maltrato doméstico alcanzará cifras fabulosas. Ninguna de estas cosas ha sucedido desde 2005, fecha en la que se legisló en este sentido en España, ni en todos los demás estados del mundo en que se ha hecho lo mismo.

Las tonterías que se han dicho sobre si se debía usar la palabra para las uniones de personas del mismo sexo, en vez de "unión civil" u otro eufemismo, solo eran tontas superficialmente, puesto que lo que ocultaban era un deseo real de discriminación, cuando no de simple negación de derechos. Los ataques han provenido siempre de organizaciones religiosas, en ocasiones disfrazadas de laicas, con el pretexto de "valores familiares" o "tradicionales" u otros adjetivos que suenan bien, pero que quieren decir "sectarios", "dogmáticos" y excluyentes.

Las iglesias son muy libres de considerar que el matrimonio es sacramento, sagrado, indisoluble y reducido a dos personas de sexos opuestos, pero no tienen derecho alguno a extender esta "redefinición" a los que no comulgan con sus creencias...ademas, si uno se cree realmente la Biblia judeocristiana lo que habría que practicar es la poligamia de los patriarcas, del Rey David, del Rey Salomón y etc., aunque de ese libro cada iglesia saca lo que quiere.

El contrato es el mismo para todos y la palabra también... Por fin lo dice la RAE.

miércoles, 13 de junio de 2012

SEXO Y AFECTO

Uno de los más serios problemas del armario para los gays 60+ ha sido la dificultad para poder establecer verdaderas relaciones afectivas. Mientras que los héteros siempre fueron animados por familia y sociedad a "sentar la cabeza" y casarse o algo parecido, los gays podían ser descubiertos como tales si se atrevían a vivir con alguien en una relación estable, lo que suponía ridículo, rechazo familiar, aislamiento y quizás persecución.

La combinación de presión social externa y homofobia internalizada sumó a partir de los 70 del siglo pasado un elemento ambiguo: la idea de que la liberación sexual daba la posibilidad de vivir libremente, sin trabas y sin sujetarse a los viejos patrones de pareja, que se veían como algo limitador, conservador, impropio de la vida alegre de los gays.

Muchos hombres 60+ vivieron en pareja de todos modos, superando los prejuicios como pudieron y rechazando una promiscuidad que nunca estuvo hecha para todos, pero otro buen número quedó prendido en una situación en la que sus necesidades afectivas eran satisfechas por familia (cuando esto era posible) y amigos, mientras buscaban sexo anónimo en un mundo subterráneo y a veces bastante sórdido.

La normalización de la homosexualidad como variante tiene, entre otros muchos beneficios, la ventaja de poder establecer y hasta oficializar una relación entre dos personas del mismo sexo, pero esto llega tarde para muchos mayores, tan acostumbrados a separar sexo y afecto y aún tan reticentes a cualquier reconocimiento real de su situación, que rechazan indignados la clasificación de "gays" y hasta critican el matrimonio igualitario, a veces con argumentos rancios y otras con un falso progresismo transgresor tras el que se esconden el miedo o el resentimiento.

Hay también héteros para los que nunca estuvo hecha la vida de pareja o que viven en lo que vulgarmente se conoce como "morbo", pero muchos gays fueron condenados a esta situación sin quererlo y ahora no siempre son capaces de salir; como el preso que no puede acostumbrarse a la libertad. Es una lástima, porque no hay edad límite para amar y la separación de sexo y afecto supone menos cantidad y calidad de ambas cosas según se crece en años, pero hay personas que nunca serán capaces de dejar la jaula en la que ahora siguen sin guardián que los vigile.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Una batalla casi ganada

Es posible que la sección más retrograda del PP español se lance lo antes posible a presionar al partido y a su dirigente para que modifique la ley de matrimonio igualitario, sea cual sea la sentencia del TC sobre el tema. En esto no se diferencian nada de grupos similares en otras partes del mundo, en su totalidad inspirados por razones religiosas y no racionales.
La vuelta atrás en cualquier ley es difícil, pero mucho más en esta, que ha creado obligaciones familiares, fundado familias y gozado de considerable aceptación social. Su invalidación produciría enormes complicaciones jurídicas y sería fuente de desprestigio nacional e internacional (en los países que verdaderamente cuentan). Pero más aún sería una monumental estupidez porque lenta pero seguramente la igualdad de derechos para las personas LGTB se extiende por todo el mundo desarrollado, con la sola oposición de iglesias dogmáticas que pretenden arrogarse un monopolio moral injustificable en nuestros tiempos o potestades de injerencia legislativa a las que no tienen derecho alguno.
La desmitificación de todos los asuntos relativos a las personas LGTB es un hecho incontrovertible en el mundo occidental, donde es claro hoy día que se trata de un problema de igualdad jurídica, sin que haya que unirle valoración moral alguna procedente de instancias religiosas. Del mismo modo que se abolieron las restricciones al matrimonio entre personas de razas o religiones distintas, progresa la idea de que puede y debe abrirse a personas del mismo sexo que se aman y desean firmar un contrato de convivencia en igualdad de condiciones.
Hace una década el matrimonio de personas del mismo sexo no era posible en ninguna parte, hoy ya es posible en Canadá, 7 estados europeos, 6 estados de los Estados Unidos, Sudáfrica, Nepal, Argentina y en el Distrito Federal de México. El estado mexicano de Quintana Roo ha venido a sumarse ahora a una lista a la que pronto se unirán Dinamarca y Luxemburgo en Europa. Hay muchas posibilidades de que Uruguay avance en este sentido y es solo cuestión de tiempo para que también se apruebe en Alemania y el Reino Unido. Hablamos desde luego de matrimonio igualitario, no de leyes de unión civil o similares, de las que hay muchas más, pero que no garantizan una absoluta igualdad de derechos.
Cuando una situación llega a este punto hay que darse cuenta de que el genio está fuera de la botella y no hay quien lo vuelva a meter en ella. Los que se sigan oponiendo a la igualdad en el futuro lo podrán hacer con las mismas razones religiosas con que ahora lo hacen, pero no serán racionales y supondrán una privación arbitraria de derechos a muchas personas por razones de dogma, no de caridad.

lunes, 27 de junio de 2011

Un paso de gigante


La reciente aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en el Estado de Nueva York, pocos días después de que la ONU aprobara su ya famosa resolución exhortando al respeto de los homosexuales en el mundo, demuestra varias cosas:


  • Existe un consenso científico, político y social cada vez más mayoritario de que la homosexualidad es una variable humana minoritaria y no una perversión moral o una condición patológica.
  • Los individuos y organizaciones que se oponen a la igualdad de derechos de los homosexuales lo hacen por razones confesionales y sectarias, sin que puedan aducir razón alguna que demuestre que el respeto por la diversidad es dañino para la sociedad.
  • Las iglesias y organizaciones que se oponen a la igualdad han perdido considerable legitimación e influencia social.

Nueva York es un escalón muy importante en los Estados Unidos y en todo el mundo, por la significación cultural y económica del estado y de la ciudad. Si, como es de esperar, acaba prosperando en California la deslegitimación de la retrógrada "Proposición 8" por anticonstitucional, los dos estados más significativos, ricos y poblados del país demostrarán que se trata, allí como en todo el mundo, del enfrentamiento entre progreso social y atraso, de ciencia contra creencia y de apertura de mente contra prejuicios.

La batalla política y mediática no debe confundir, sin embargo. Hay quien piensa que se trata solo de una batalla de principios, pero no hay que olvidar que es mucho más una lucha desesperada por parte de organizaciones que gozan de privilegios importantes, entre ellos el de arrogarse monopolios morales con los que vienen beneficios económicos, que una posición desinteresada y ética. La igualdad no amenaza la fe individual de alguien, por muy fanática que sea, y tampoco obliga a nada en particular, de aquí que las acusaciones que se lanzan en este sentido sean todas falsas y malintencionadas.

Hay aún mucho camino que recorrer, pero la marea se va volviendo poco a poco en favor de la razón y en contra de posiciones que aparecen cada vez más desfasadas y fuera de la realidad social.

domingo, 22 de mayo de 2011

¿Por qué cambiar un nombre?

Muchas de las encuestas que se hacen sobre las uniones de personas del mismo sexo suelen dar como resultado el rechazo que sienten algunos a llamarlas “matrimonio”, como si esta palabra estuviera reservada no solo para héteros sino también para bodas religiosas en iglesias o sinagogas. Lo más hipócritas suelen decir que “creen en la igualdad de derechos para los homosexuales”, pero que sus uniones o son diferentes o deben llamarse de un modo diferente.

No se entiende, sin embargo, que si los derechos y obligaciones son los mismos se cree una figura jurídica diferente solo por el sexo de los firmantes del contrato. Es como si hubiera dos clases de Arrendamiento, por ejemplo, una para blancos y otra para negros, o una para pobres y otra para ricos. Según esta extraña lógica podría haber también matrimonios diferentes para personas fértiles e infértiles, jóvenes o viejas, etc.

El origen del rechazo no es racional y no tiene nada que ver con principios jurídicos, sino con los prejuicios religiosos que así lo hacen ver y con la agenda política que las organizaciones confesionales alientan. Para muchas sectas la normalización y oficialización de relaciones afectivas entre personas del mismo sexo son ataques contra los principios de su moral, siempre más fundada en dogmas y escrituras que en una ética racional y comprensible.

Cuando estas sectas afirman que “se ataca la institución del matrimonio” incurren en una gran contradicción, ya que no se ataca una institución que se quiere utilizar y que se extiende a más parejas,, lo que sí se ataca es el monopolio que pretenden mantener sobre la moral y sobre algunos rituales tradicionales.

Si los derechos civiles son iguales para todos, el matrimonio también debe serlo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Edad, sexo y afecto

La edad ha sido siempre considerada un obstáculo mayor para las relaciones amorosas y aún lo es en este tiempo nuestro tan obsesionado con la juventud. Es como si a partir de un límite bastante moderado, los cuarenta, por ejemplo, se perdieran los derechos a amar y ser amado y solo fuera posible el arreglo de conveniencia o el sexo mercenario, entre otras cosas porque se sigue confundiendo amor con sexo, ambos con matrimonio o relaciones similares y se sigue insistiendo en un modelo estético único que hace "deseables" exclusivamente a jóvenes modelos de tipos determinados.

La edad, sin embargo, no es obstáculo más que en la cabeza de los que lo interiorizan como tal. La mala salud, la falta grave de medios, la opresión familiar o el fanatismo ideológico son obstáculos mucho más reales y determinantes para no poder amar cómo y a quién uno desee.

Tampoco hay tanta diferencia real entre personas de diversa orientación sexual, pero tradicionalmente se ha tendido a imaginar a los héterosexuales cumpliendo roles precisos en cada edad y a los homosexuales como jóvenes alocados o viejos frustrados y solitarios, carentes de rol y de familia.

La realidad es por supuesto mucho más rica, pero las ideas falsas hacen daño a todos los que se las creen y las hacen propias, aunque a veces ni se dan cuenta de ello. Amar es posible a cualquier edad, siempre que se acepte que también requiere poner bastante de parte del que ama, salir de uno mismo y renunciar a cierta independencia. Hay gente que desea y es deseable también a cualquier edad, pero esto supone abandonar ideas preconcebidas, relajarse y aprender a ver la belleza propia y la ajena fuera de modelos prestados.

Hay muchos que se consideran infelices sin amor, pero no sabrían ser felices con él.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Mucho ruido y pocas nueces


Ha bastado un microscópico cambio en la doctrina vaticana sobre el preservativo para que algunos se precipiten a exagerar hasta el punto de creerse que la iglesia católica está por fin entrando en razón. El cambio es tan mínimo que no supone diferencia alguna, puesto que la doctrina básica no cambia un ápice y sigue insistiendo en que todos los actos sexuales de cualquier clase fuera del matrimonio (¡entre hombre y mujer exclusivamente... no se confundan!) son pecaminosos y suponen faltas gravísimas, una sola de las cuales puede enviar al sujeto a la condenación eterna.

Creerse estas cosas supone también creer que la inmensa mayoría de la humanidad, católicos incluidos, está irremisiblemente condenada, puesto que desde el adolescente que se masturba hasta la pareja que limita la natalidad, todos están en continua contravención de normas de imposible cumplimiento, si no se quieren sufrir graves problemas mentales, afectivos, económicos y de otras clases.

Nadie puede ser tan ingenuo como para pensar que las bajísimas tasas de natalidad de España o Italia, para poner sólo dos ejemplos de países de mayoría nominal católica, se deben al uso de los métodos aprobados por el Vaticano: preservativos, pastillas y casi cualquier otro medio disponen de mucho mayor crédito que la observancia rígida de preceptos arcaicos.

¿Es esto también un ejemplo del "laicismo agresivo" del que tanto se queja su santidad? Creo que es sólo sentido común de una sociedad cada vez más alejada de creencias medievales.

martes, 9 de noviembre de 2010

Trampas del lenguaje


La visita del Papa y sus trentinos discursos ponen de relieve una vez más que los que se oponen a los derechos civiles de la minoría homosexual lo hacen desde puntos de vista dogmáticos religiosos, no racionales y mucho menos civiles. De aquí que el intento de hurtar derechos mediante un cambio de denominación sea lo que es, es decir, una trampa para ilusos que se creen que el cambio de denominación no supone cambio alguno.

El pretexto es que la palabra "matrimonio" es tradicional y se refiere solo a la unión de hombre y mujer, que la extensión del contrato a parejas del mismo sexo resulta "ofensiva" para una parte de la población y que para reconocer los mismos derechos se podría utilizar la expresión "unión civil" o "pareja de de hecho".

Yo estaría de acuerdo si todas las uniones de parejas de cualquier clase fueran denominadas "uniones civiles", porque entonces los católicos podrían reservarse la de" matrimonio" para la ceremonia religiosa, sin prejuicio de que los demás tuvieran los mismos derechos y obligaciones ante el estado, pero del mismo modo que no demando el derecho de celebrar una unión en iglesia alguna, exijo que si lo de unos es "matrimonio" lo de otros también lo sea, puesto que cuando no lo ha sido, es decir, antes de 2005, la desigualdad y la discriminación eran notorias.

El Vaticano y sus secuaces individuales y corporativos ni son inocentes ni benévolos ni basan su actuación en el amor sino en un premeditado cálculo de influencia social y política. La espectacular bajada de la práctica y el abandono real del catolicismo por la mayoría de los españoles hacen peligrar los abusivos privilegios de los que sigue gozando una religión hoy día minoritaria, por lo que son necesarios gestos que sigan consagrando un código moral oficial que hagan creer a muchos que el país sigue siendo católico y la iglesia una autoridad espiritual indiscutida, especialmente en las materias sexuales que afectan a minorías tradicionalmente perseguidas, a mujeres y otra tropa no elegida para la jerarquía, que otra cosa es cuando los pecados clericales asoman su fea cara.

Por supuesto que en materia económica y otras naderías puede haber condenaciones generales que se quedan en eso, puesto que un acusado de corrupción si es fiel cristiano se arrepiente... aunque no devuelva el dinero y puede aspirar al perdón y la gloria.... faltaría más.

¿Cuándo van nuestros líderes a plantarle cara al último poder fáctico que tenemos en España?

viernes, 27 de agosto de 2010

Vergüenza (Shame)


Robbie Williams y Gary Barlow interpretan una bonita canción en la que exponen como hay hombres que se pasan toda la vida negando avergonzados lo que son... para sentirse luego muy muy tristes.

viernes, 16 de abril de 2010

Una Historia de Miedo


Para los que aún no se convencen de la necesidad de luchar por derechos iguales y de garantizarse protección jurídica antes de que sea demasiado tarde, he aquí una historia que pone los pelos de punta.

Clay y Harold eran una pareja gay que vivía en el Condado de Sonoma en California. Llevaban juntos más de veinte años y todo fue bien hasta que Harold tuvo una mala caída y tuvo que ser hospitalizado. Las autoridades del condado ignoraron completamente a Clay y comenzaron a tratar a Harold como si no tuviera familia. Sin autoridad alguna se incautaron de todos los bienes de la pareja, sin determinar lo que era de cada uno, se quedaron con las cuentas bancarias y subastaron todos los objetos "para pagar las cuentas de hospital de Harold". No contentos con esto, rescindieron el contrato de alquiler de la casa en que vivían y trasladaron a Clay a una residencia de ancianos contra su voluntad.

Harold murió, sin haber podido ver a Clay, tres meses después de su hospitalización, y éste se ha quedado sin nada y con la sola posibilidad de entablar un pleito contra estas terroríficas autoridades para recibir alguna compensación.

Supongo que esto es lo que desean nuestros amigos eclesiásticos y de la ultraderecha que siempre están hablando de los mucho que nos quieren, pero de lo malos que somos y de lo injustamente que pedimos "derechos especiales".

Podéis ver el artículo original en inglés en el vínculo de "Joe my God" a la derecha.



sábado, 6 de marzo de 2010

La Caridad


Según me enseñaron en el colegio católico, al tiempo que me aterrorizaban hasta la pesadilla, la caridad era la gran virtud cristiana, la mejor y la que subsumía todas las demás.

Yo sabía entonces lo bastante poco de historia como para creerme que la iglesia y sus jerarcas practicaban siempre la caridad, y que ésta consistía, sobre todo, en dar limosna a los pobres y cuidar de enfermos. Estudios y experiencia posteriores me hicieron mucho más escéptico, pero un último hecho tira por la borda cualquier resto de respeto que yo pudiera tener hacia la benevolencia de la institución.

En Washington, capital de Estados Unidos, el parlamento del Distrito de Columbia (distrito federal) ha aprobado extender el matrimonio a todas las parejas, sean éstas de diferente o del mismo sexo. Dado que la jerarquía considera esto una aberración, aunque se trate de una ley civil y no se discuta su dogma, ha tomado medidas al respecto:

A partir de ahora los cónyuges de todos los empleados civiles que trabajan para la iglesia (más de 800) no estarán incluidos en los seguros colectivos de enfermedad y otros que se ofrecen como “benefits” a los mismos.

En los Estados Unidos, todavía sin un seguro general de enfermedad, esto es una medida grave, puesto que pagar un seguro privado es difícil o imposible para la mayoría, con lo que de hecho se condena a mucha gente a no tener cobertura sanitaria (la más importante) alguna.

¡Qué bien! Así ningún malvado jardinero, contable o friegasuelos podrá dar ventajas a su inmoral pareja… en el caso de que sea del mismo sexo, porque como están incluidas todas, para no aparecer como los fanáticos que son, también se quedan sin cobertura las de sexo diferente y casadas por la iglesia.

Caridad pura.

martes, 21 de julio de 2009

La "normalidad" del Sr. Pombo


Parece que cuando escribí los dos posts anteriores me estaba adelantando a las peculiares sinrazones de Alvaro Pombo que con gran delicia expone “La Razón”, periódico poco sospechoso de simpatías homosexuales que, como es natural, utiliza a un personaje tan contradictorio como este señor para arrimar el ascua a la sardina de la homofobia.

El truco es viejo: utilícese al miembro de una minoría a la que se quiere desprestigiar contra ella misma.

Tampoco es difícil: las minorías no son homogéneas y algunos de los que se supone que pertenecen a ellas se niegan sistemáticamente a que los encuadren en las mismas, como si fueran casos especiales, inclasificables e intocables.

El Sr. Pombo ya ha expuesto algunas o todas estas ideas previamente, desde su resistencia al encasillamiento sexual hasta su disgusto por el movimiento (y por el término) gay, pasando por su negativa a la palabra y al hecho del matrimonio entre personas del mismo sexo. Que el lo envuelva en su particular versión de progresismo le viene de perlas a la mentalidad inequívocamente reaccionaria del diario de marras, que pretende asi reforzar su bien conocida doctrina eclesiástica de deslegitimación de los homosexuales y de fomento de su invisibilidad.

Las opiniones no ofenden, aunque no tengan un buen fundamento Aunque, como también decía en mis posts anteriores, sería perder el tiempo enredarse en discutir lo indiscutible. Parece que el Sr. Pombo se contenta con una modesta despenalización de la homosexualidad, con que ya no se amenace directamente con la cárcel o la “reeducación”, pero que, como los voceros más conservadores de la gazmoñería, desearía que los agradecidos bujarrones fueran a partir de ese momento por completo invisibles, “normales” que se limitaran a practicar su vicio en las catacumbas y sin ofender los delicados sentimientos de los heterosexuales, que sufren lo indecible con la indecencia de las cabalgatas y la cursilería de las bodas.

Esto de cursi tiene su gracia, entre otras cosas por ser una calificación poco adecuada a una época que puede pecar de vulgaridad, pero no de los rasgos de “quiero y no puedo” que caracterizaban a la pequeña burguesía en generaciones anteriores, especialmente en las pequeñas ciudades de provincia. Creo que el Sr. Pombo, como muchos españoles de su edad, califica de cursis ceremonias y manifestaciones de sentimientos de las que él se avergonzaría, pero esto es su problema, puesto que la cursilería sólo ofende a quien se deja.

Afirmaciones como las del Sr. Pombo son hijas de la equivocada idea de que la discreción y la invisibilidad son garantías de tolerancia, pero esto es como decir que si los negros en América hubieran sido muy muy buenos y se hubieran resignado a su suerte los blancos les hubieran dado los derechos civiles. Sólo la lucha, la reivindicación y la visibilidad garantizan a una minoría un cierto respeto, pero es difícil respetar lo que no existe o lo que no se sabe que existe.

Como en el caso de las opiniones de la Reina Sofía, propaladas por una autora bien conocida por su integrismo, no demos demasiada importancia a las de este señor publicadas en un diario tan próximo a la ortodoxia católica. Este es un país libre y se puede disentir de lo que piensan unos y otros, aunque con estos amigos no nos hagan falta enemigos.