jueves, 5 de noviembre de 2015

LA "LEY NATURAL" NO ES NATURAL

¿Es natural la castidad? Es decir, la completa abstención de todo sexo. Algunas personas educadas en la represión de los instintos podrían decir que sí, pero estarían diciendo algo que no saben, porque hay personas asexuales que pueden prescindir de toda manifestación sexual, pero son tan minoritarias que hasta se duda de su existencia, mientras que la mayoría de la población tiene más bien dificultades para controlar sus impulsos sexuales.
Cuando se habla de castidad en el sentido religioso de la palabra, de lo que se habla realmente es de hipocresía; castidad significa no estar casado, amancebado o tener relaciones sexuales que se vean, pero nadie sabe si el sujeto se masturba, se obsesiona, se calienta o imagina todo lo que está prohibido.
Las sectas cristianas han deificado una “ley natural” teórica, aristotélica y tomista que no es más que una abstracción racionalizadora de una visión del mundo precientífica, idealizada y, finalmente, profundamente inhumana, porque juzga a priori que todo deseo es malo, que hay inclinaciones imperfectas y que la moral consiste en reprimirse, en negarse y en culpabilizarse.
La “ley natural” no es más que un constructo escasamente racional por precientífico, uno de los elementos que sostienen el dogma vaticanista o evangélico, pero que no tiene nada que ver con la ciencia y la investigación biológica modernas. La “ley natural” no es natural, no tiene nada que ver con los instintos y pulsiones de los humanos.
¿Por qué es mejor ser casto? Eso significaría que amar a otra persona, con las correspondientes relaciones físicas es malo, pero ¿por qué es malo? ¿por qué no se puede amar a alguien del propio sexo, por ejemplo? Las razones en contra ni son racionales ni resisten el mínimo análisis científico o ético no dogmático.
Más aún, ¿es posible ser casto? de la forma total que dicen algunas creencias que aborrecen cualquier manifestación física. Me permito dudarlo. A ciertas edades las hormonas son poderosas y a todas las edades la imaginación todo lo puede. Que se vea o no puede engañar a los legos, pero no se puede pedir a la mayoría de hombres y mujeres normalmente constituidos que renieguen de un instinto que, como el comer o el dormir, forma parte integral de la naturaleza humana y que, como tal, ni es vergonzoso, ni inferior, ni negativo, porque es el instrumento principal para relacionarse de forma profunda con otros seres.
Los recientes escándalos sexuales que afectan al Vaticano demuestran una vez más que la demonización del sexo conlleva pesadas cargas en forma de represión, hipocresía y desobediencia, porque ¿qué humano normalmente constituido puede renunciar a todo placer físico, amor, afecto y amistad? Sólo personalidades patológicas pueden renunciar a contactos y cercanías necesarios para todo ser sensible.
La idea de que la castidad es algo superior está unida a la magia y a teorías precientíficas que pretendían separar alma y cuerpo, espíritu y materia, pesado de ligero, limitado e ilimitado…. es decir, a una visión del mundo que se remonta a la edad del bronce.
La irrealidad y la hipocresía de las prohibiciones que aún permanecen son los pretextos ideales para depredadores sexuales que, como el cura Maciel o el cura Andreo, se aprovechan de menores simples y fanatizados para hacer esclavos sexuales de chicos a los que, paradójicamente, se ha prohibido todo sexo.
Mientras estas creencias dogmáticas no reconozcan que el sexo es natural, bueno y multiforme sólo servirán para entontecer, culpabilizar y confundir…. ¿Pero qué se puede esperar de fes irracionales transformadas en estructuras de poder?

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