martes, 9 de febrero de 2016

MUTILADOS

Se está desarrollando en todo el mundo y también en España una meritoria campaña para erradicar la mal llamada circuncisión femenina, una práctica que con diferentes grados de ensañamiento persiste en Egipto, donde se practicaba desde la antigüedad, y el África subsahariana, y para la que se dan pretextos religiosos, aunque su verdadero fin siempre ha sido la desexualización de la mujer y su sometimiento al patriarcalismo más absoluto.
No hay nada que decir y poco que explicar al respecto, puesto que el consenso general científico, médico y hasta religioso es que se trata de una costumbre bárbara, absurda y peligrosa, sin beneficio alguno para las mujeres que la sufren, pero ya que hablamos de mutilaciones ¿por qué no incluir la circuncisión masculina en una lista negra de prácticas a eliminar?… Más de uno se quedará sorprendido y pensará que es esta una posición extrema o que se trata de antisemitismo, islamofobia o fetichismo, pero ¿no se dice que se hace por razones médicas? ¿Que es más sano? ¿Que previene el VIH?
La verdad es que los varones que necesitan absolutamente una circuncisión por razones médicas son poquísimos y que los supuestos beneficios para la salud de la operación no se han demostrado en ningún caso, mientras que son cada vez más evidentes los daños causados por el brutal corte y subsiguiente cicatrización en una zona tan sensible: pérdida de sensibilidad, mal control del orgasmo, orgasmo con dolor y otros problemas no son inventos sino realidades.
Hay todavía personas a las que he oído decir que se trata de una práctica “higiénica”, porque el pene se puede mantener más limpio, pero esto no tiene sentido alguno si se mantienen buenas costumbres que pueden enseñarse a los chicos desde niños. Si hubiera que eliminar todas las comisuras, pliegues e irregularidades del cuerpo todo el mundo circularía sin varios trozos.
Hay que decir que en España y en el continente europeo en general la circuncisión nunca fue una práctica sistemática ni extendida a la mayoría, aunque yo creo que se practicó bastante durante los años 50 (me gustaría que alguien investigara este punto), pero especialmente en Estados Unidos y en Canadá la mayoría de los varones fueron sistemáticamente circuncidados a los pocos días de nacer y aún lo siguen siendo desde finales del siglo XIX, hasta el punto de que hay mujeres que se quedan tan sorprendidas cuando ven un pene completo que se creen que se trata de una malformación.
Las razones de semejante práctica son, no hay que decirlo, supersticioso-religiosas. Para judíos y musulmanes se trata de una obligación entendida como sacrificio que vincula a la divinidad, pero en su versión moderna anglosajona proviene de la obsesión antisexual y del horror a la masturbación, vista tras el prisma deformante de la moral victoriana como una práctica que llevaba a la degeneración, la ceguera, la locura y la muerte temprana.
No hay ni que decir que en una sociedad laica el mantenimeinto de estos absurdos va contra los derechos de la persona. La circuncisión de niños no es solo innecesaria y peligrosa, sino un atentado contra la integridad de un ser indefenso, una mutilación y, como tal, debe ser prohibida o desaconsejada, a no ser que haya razones médicas de peso para ella.
Si algún adulto quiere cortarse un trozo de su anatomía es otra cuestión, pero incluso a él debería hacérsele reflexionar informadamente sobre el asunto.

No hay comentarios: