domingo, 8 de febrero de 2015

EL PUEBLO COMO ENTELEQUIA

En una de las muchas manifestaciones a las que asistí durante la Transición pasamos por delante de un hotel de cierto lujo y oí a uno de los manifestantes una frase antológica: "¡que se den cuenta los que están en el hotel de la fuerza del pueblo!", lo que traducido quería decir: "que todos los que pueden alojarse en este hotel, y que por lo mismo son ricos y pertenecen sin duda a la clase opresora y franquista, empiecen a tener miedo de nosotros, los pobres, que vamos a hacer una revolución y les vamos a obligar a...." El pueblo para este sujeto se identificaba con el proletariado marxista, el resto no era pueblo, en una clasificación social automática que indica lo limitativo y peligroso de utilizar conceptos vagos, de significado cambiante y manipulable a voluntad.

"Pueblo" ha sido utilizado por ideologías bien diferentes con significados precisos: el "Pueblo Alemán" para los nazis eran los arios de raza pura, lengua germánica y libres de contaminaciones de judíos, gitanos, etc., y el pueblo decidía lo que quería hacer y a quien quería eliminar a través de su caudillo, guía e intérprete de sus verdaderos deseos, ya que la discusión sobraba cuando todo era tan claro. Lo mismo sucedía con el proletariado/pueblo de Lenin, que actuaba a través del partido único, aunque los malvados reaccionarios dirían que era el partido el que conducía al pueblo, y los aún más malvados que era el líder del partido el que tiranizaba a todos.

Recuerdo tambien un titular del inenarrable Abc, periódico nada sospechoso de neutralidad alguna, que decía: "La opinión pública reclama...." No me acuerdo exactamente qué reclamaba, pero sin duda era algo que quería el periódico de marras, pero que también sin duda no era la opinión de la mayoría de los votantes que habían elegido al gobierno del momento.

"Lo quiere el pueblo", "Lo ha dicho el pueblo" y otras frases semejantes pueden emplearse cuando se habla sin exactitud o simbólicamente, pero para tomarlas en serio hay que entender que el pueblo de la Revolución Francesa, el pueblo soviético o el pueblo alemán de Hitler son cosas completamente distintas. Por eso es sospechoso y peligroso hacer invocaciones a un pueblo teórico sin procedimientos, reglas y plazos.

Hay gente que no entiende o no quiere entender que las libertades y garantías de un estado de derecho, con toda su imperfección, sólo son posibles en un marco legal concreto con reglas, plazos, límites y organización, mientras que fiarlo todo a invocaciones a un pueblo abstracto, mientras se burlan o se ignoran procesos y procedimientos es una vía segura hacia la tiranía. La democracia es un camino perpetuamente inacabado y, por lo mismo, nunca puede satisfacer a todos al máximo en todo momento, pero cualquier otro sistema es peor, como saben todos los que han tenido y tienen la desgracia de experimentar la falta de ella.

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