sábado, 2 de julio de 2016

ORGULLOSOS SIN DESPRECIO

En este día, 2 de julio de 2016, en que las calles de Madrid se llenan de alegría, color y solidaridad, apoyados plenamente este año por las instituciones, hay que volver, como siempre antes, sobre el significado que tiene esta gran fiesta de la igualdad: las personas LGTB+ no somos mejores, ni más guapos, ni más listos que otros, somos simplemente miembros del género humano, iguales a los demás, lo que quiere decir que tampoco somos peores, más feos o más tontos. Somos LGTB+, eso sí, lo que quiere decir que somos diferentes de la mayoría, pero también diferentes entre nosotros mismos, tan diferentes como son todos los individuos que componen la humanidad y, por lo mismo, tan respetables como cualquier otro sujeto con su defectos y cualidades. No despreciamos a nadie por nuestra diferencia, pero tampoco queremos ni aceptamos que nos desprecien.
Tenemos conciencia de nuestra humanidad y de nuestra diferencia y las aceptamos, entre otras cosas porque no tenemos otra opción más que ser lo que somos y, si lo aceptamos todo: humanidad y diferencia, también nos vemos obligados a lucirlas, a no esconderlas, a no sentir vergüenza alguna por una condición tan humana como cualquier otra y, si no sentimos ni culpa ni vergüenza significa que estamos orgullosos de ser lo que somos, igual que lo están los otros, pero nos vemos forzados a recordarles a muchos, que no lo entienden del todo y que por tantos años y siglos nos han oprimido, marginado o despreciado, que estamos aquí, que reivindicamos nuestra dignidad, nuestra diferencia y nuestra básica humanidad… y que en eso consiste nuestro orgullo, no en desprecio, altanería o marginación de otros que no son como nosotros.
Mientras haya homofobia, aunque sea en forma de rescoldo, la gran fiesta del orgullo tendrá un sentido, y aún más allá, igual que se recuerdan otros hechos históricos largamente pasados, y los ataques a la misma no tendrán más sentido que el odio, porque el mayoritario, el “normal”, el que se supone inevitable no tiene nada que reivindicar, ya que costumbres, leyes, tradiciones y leyendas le dan la absoluta preeminencia y es el diferente, el minoritario el que tiene que recordar a los demás que existe, que es una persona tan respetable como las otras.
Ya son minoría los que arremeten contra nuestra gran fiesta directa o indirectamente pero, cuando lo hacen, etiquetémoslos como lo que son: dogmáticos que quieren devolvernos al silencio, a la invisibilidad y a la vergüenza, y no hay nada de que avergonzarse y si no hay nada de que avergonzarse nos sentimos orgullosos de ser lo que somos.
¡Feliz Orgullo 2016!

No hay comentarios: