miércoles, 12 de junio de 2013

REIG RACA RACA

¡Vaya! ¡Resulta que el buen papa Francisco no puede mejorar su iglesia porque se ha dado de bruces con una mafia gay en el Vaticano!... Esta estúpida noticia, aireada hasta el vómito, no significa lo que parece significar, puesto que la orientación sexual de cardenales y jerarcas es lo de menos. Lo que estas palabras quieren decir es que un grupo de malvados y ambiciosos, sinónimo de gays, corrompe las altas instancias apostólicas. ¿Que puede esperarse de personas que niegan la "ley natural"?

Al rescate viene el inefable obispo de Alcalá con la publicación de un resumen de la mal llamada "doctrina" eclesiástica sobre el tema. En posts anteriores he hecho referencia a la falta de rigor científico  y a las peligrosas conclusiones de todo este galimatías que pretende pasar por "visión integral de la sexualidad", cuando no es más que una colección de tópicos apoyados en un dogma medieval. El Sr. Reig, cuya obsesión antihomosexual da que pensar, está convencido de que todo es una maquinación... del "lobby gay" naturalmente, infiltrado desde el Vaticano a China y manipulando los hilos de la sociedad. Estos malvados han inventado la "ideología de género" y su insidiosa propaganda corrompe las almas juveniles que, confusas, se lanzan a la prostitución y se hacen homosexuales, se casan entre ellos, impidiendo así que los héteros se tomen el matrimonio en serio, predican el divorcio y dejan a los niños sin padre y madre.

Pero los hombres de la categoría intelectual del Sr. Reig saben que, pese a lo que digan médicos, biólogos y psiquiatras, la homosexualidad es una enfermedad mental perfectamente curable con "terapias reparativas" que pueden incluir desde descargas eléctricas a encierros prolongados, aparte de dejar a la persona tarada.... pero quien algo quiere algo le cuesta.

Además, en España no se está discutiendo este problema... muy al revés que en Francia, país en el que la discusión alcanza grandes alturas, aunque algunos exaltados entiendan por discutir el dar mamporros, amenazar con sangre y desobedecer la ley.

Ante el abandono de muchos y la indiferencia de la mayoría, parece ser que obispos y congéneres han decidido poner a los gays como verdaderos chivos expiatorios de algo que se les va de las manos, aunque las personas LGTB no tengan relación alguna con la falta de convicciones religiosas que, por otra parte, por si no lo sabe el obispo Reig, pueden ser un síntoma de enfermedad mental, puesto que creer en una serie de principios extraños, seres invisibles e improbables paraísos, pretender imponer el absurdo a los demás y arrogarse autoridad por ello, reúne paranoia, esquizofrenia, síndrome bipolar y otras irregularidades que seguramente se curarían con la terapia adecuada.

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