jueves, 20 de junio de 2013

LA SALUD NO SE CURA

Alan Chambers, figura principal de "Exodus International", organización cristiana dedicada al "tratamiento" y "cura" de la homosexualidad, pasará a los anales de nuestra época como figura controvertida, pero finalmente como persona honrada y ética, puesto que después de numerosas vacilaciones ha acabado por reconocer que las "terapias reparativas" no son tales, que no funcionan, que causan graves daños psicológicos y que lo más que consiguen es una especie de castración mental. De acuerdo a estas conclusiones ha decidido disolver la organización como era hasta ahora y ha pedido públicamente perdón por los perjuicios causados a muchos individuos.

El Sr. Chambers ha lanzado así una carga de profundidad contra la idea de "corrección de la desviación" (o la "degeneración") mantenida contra viento y marea por religiosos y machistas de diversas convicciones que, naturalmente, han reaccionado con la habitual cerrazón y se han precipitado a fundar otras organizaciones o a incidir en las propias, como hace el obispo de Alcalá (véase post anterior). Pero mientras la posición del Sr. Chambers es razonada, ética y humanitaria, la de sus opositores se basa solo en los prejuicios, frases hechas, negación de la ciencia y de los derechos humanos a que nos tienen acostumbrados.

No hace tanto tiempo que se encerraba en manicomios a personas con neurosis leves o sospecha de tales, como a una conocida mía, cuyo feroz padre envió a una institución en los años 50 por haberse atrevido a enamorarse de un hombre "no aprobado". Él autoritario y machista progenitor la suponía loca, puesto que se había atrevido a desafiarlo. En la URSS se enviaba a los disidentes políticos a sanatorios mentales, puesto que había que estar loco para no reconocer la gran superioridad del sistema soviético sobre el capitalista. Salvando las distancias esto es lo mismo que se practica con las víctimas a las que se quiere forzar a cambiar de identidad u orientación sexual.

Las pruebas y el consenso científicos reconocen hoy día una variedad de identidades y orientaciones sexuales y huyen de una consideración demasiado estrecha de la "normalidad", en este como en otros campos. Pero lo más importante es que en una sociedad libre los derechos del individuo son primordiales y que las prácticas que van contra ellos no solo son aconsejables sino que deben ser prohibidas, por larga tradición que a veces tengan, especialmente cuando se aplican a menores indefensos. Muchas familias conservadoras, fanáticas o mal informadas obligan o chantajean a sus miembros para que se sometan a estas falsas terapias y muchas organizaciones hacen un gran negocio prometiendo cumplir imposibles, como hasta hace poco también hacía "Exodus".

Lo que ha hecho el Sr. Chambers es negar la validez de estas malas prácticas desde adentro, lo que hará mucho más difícil su justificación en el futuro y calificará a sus defensores como lo que son: obsesos y obtusos fanáticos.

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