domingo, 29 de diciembre de 2013

2013 UN AÑO CLAVE

No creo exagerar cuando digo que en el futuro 2013 será considerado un año clave en el progreso de los derechos LGTB, pero también por muchas otras razones que podemos resumir en lo siguiente.

China da señales de querer convertirse en una gran potencia política y militar con una nueva zona de exclusión aérea. Lo ha hecho con mucha torpeza, pero el hecho es indiscutible: estamos ante la gran potencia de la 2ª mitad del siglo.

La UE parece consolidarse y durar junto a la moneda única, pero sin ilusión ni proyectos claros. Los sucesos de Ucrania son una señal de que la UE resulta más atractiva fuera que dentro, que Alemania manda pero no dirige, que Francia da vueltas sobre sí misma y de que el Reino Unido se dirige a la autoexclusión.

La crisis alcanzó su punto álgido en España, pero la irresponsabilidad colectiva, la falta de solidaridad de "Europa" y la inoperancia y sectarismo del gobierno han ayudado a profundizar las dificultades económicas y precipitado una crisis de estado con el artificial problema catalán. Creo, sin embargo, que los años venideros volverán las aguas a su cauce, aunque sea sin una Cataluña sin la que España puede perfectamente subsistir. El caso es poder hablar racionalmente de los problemas y no enfangarse en discusiones emocionales sin lógica ni solución. Todo es reformable y adaptable, nada hay permanente y sagrado. En cuanto a los secesionistas de cualquier región o color, hay que decir que el empleo de la pantalla nacionalista para garantizar el poder permanente y esconder otros problemas es un arma peligrosa: la secesión es posible, pero en absoluto gratis y sus resultados imprevisibles, porque los dioses suelen castigar concediendo lo que más se desea.

Los progresos de los derechos LGTB en Europa y América han sido decisivos para que no haya fácil vuelta atrás. El haber llevado la discusión a Rusia y a Uganda, a pesar de las aparente derrotas, es otra señal de que el asunto no podrá nunca más esconderse bajo la alfombra y de que, una vez reconocida la condición LGTB como natural y no delictuosa o patológica el progreso vendrá por sí mismo.

Por último, la elección del papa Francisco es un cambio favorable en la estructura de la Iglesia Católica, institución muy influyente aunque no se crea en ella. No son esperables revoluciones, pero la nueva actitud muestra que este viejo poder está en proceso de adaptación a un mundo al que ha vivido de espaldas desde 1789.

2013 ha sido un año histórico por muchas razones.

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