lunes, 23 de diciembre de 2013

CREER QUE SE SABE

Pocas cosas hay más irritantes que la ignorancia pretenciosa, es decir, hablar creyendo que se sabe, cuando en realidad se ignora. El que sabe que no sabe suele callarse y esperar a que hablen otros, el que cree que sabe hace el ridículo al hablar y quedar en evidencia. La Sra. Botella, que no sabe inglés, supongo que creía saberlo cuando se atrevió a hablar tan lamentablemente como lo hizo, pero aún así parece que no era consciente del grado de su ignorancia y que han tenido que recordárselo repetidamente para que penetrara en su mollera.

La Sra. Botella no es la única, muchos políticos, economistas y opinadores de este país y de otros se dedican a dogmatizar sobre esto o aquello sin ninguna idea clara de lo que hablan, confundiendo prejuicios y opiniones con verdades absolutas, sin tener en cuenta el sufrimiento que sus propuestas pueden causar cuando se ponen en práctica, pero el poder no hace a las personas más sabias, solo más pretenciosas y desde la arrogancia es difícil corregir la ignorancia o apreciar la crueldad que se ejerce sobre inocentes a los que se aplican altos principios teóricos que desprecian las realidades humanas, la libertad de las personas y la condición femenina, entre otras cosas.

La ridícula y retrógrada nueva vieja ley del aborto propuesta por el Sr. Ruiz Gallardón y aprobada por el PP quedará como ejemplo de ignorancia, sectarismo y obediencia a autoridades eclesiásticas sin ninguna autoridad legal, solo poderes fácticos respetados indebidamente por fanáticos. Una ley absurda con fecha de caducidad hasta las próximas elecciones, pero muy capaz de hacer sufrir a muchas víctimas conscientes, con la tonta idea de salvar seres inexistentes.

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