sábado, 26 de abril de 2014

LOS ANTI

Definirse negativamente retrata a quien lo hace: "yo soy anti...." puede usarse a veces para colocarse de un lado en alguna discusión, pero el abuso de la expresión o la constatación de que hay partidos políticos, instituciones y personas que son fundamentalmente "anti" me los descalifica de inmediato.

Es claro que a todos sentimos inclinación, aversión o indiferencia por lugares, cosas y personas, pero siempre es más constructivo pensar en lo positivo, definirse por la inclinación y dejar que se compruebe si la aversión está o no justificada; un análisis cuidadoso y procurando cierto distanciamiento puede hacernos ver que lo que creíamos odioso o negativo no lo es tanto.

No hay que dejarse engañar por falsos positivismos. Los nacionalismos, por ejemplo, dicen estar "pro" su grupo, pero son todos "anti", es decir, anti-todo lo que no sea su estrecha definición de su nación, pueblo, etnia o el término que usen. También son "anti" las religiones dogmáticas que dicen estar "pro-salvación", pero que excluyen de sus filas y paraísos a todos los que no comulguen con su teología y su moral de vía estrecha.

Los "anti" piensan poco y creen mucho, es decir que siguen menos los dictados del cerebro que las descargas de adrenalina que sienten en el estómago y, si bien todos somos algo irracionales, los negativos lo son mucho más y entre ellos se encuentran la mayor parte de los fanáticos de diferente cuño: anti-políticos, anti-científicos, anti-vacunas, etc.

La paradoja es que un "anti" suele estar obsesionado con su tema, de modo que un anti-político piensa constantemente en política, observa a los políticos a los que detesta y busca motivos para que su obsesión le resulte creíble a él y que aparezca como lógica ante los demás. Lo mismo podríamos decir de un anti-vacunas que se lee todo lo que publican sus partidarios, repite argumentos mil veces desautorizados por todos los estudios científicos y hace alarde de despreciar (y no leer) la literatura científica seria "comprada por la industria farmacéutica".

A lo "anti" no les gustan ni las pruebas ni los razonamientos, les ponen nerviosos las estadísticas y huyen de toda matización. Ser "anti-gay" hoy día, por ejemplo, no tiene ninguna lógica si la orientación sexual ya está ampliamente aceptada como variante y no como vicio, degeneración o perversión, pero los que derrochan odio gratuito contra personas que en puridad deberían serles indiferentes lo hacen porque se odian a sí mismos o porque "creen" en lo que alguien les ha dicho y simplemente no piensan.... y los que obran sin pensar son siempre muy peligrosos.

No hay comentarios: