domingo, 22 de septiembre de 2013

LO QUE DIJO FRANCIS

El papa Francisco es una sorpresa relativa. Sorpresa porque se diferencia bastante del seco, rancio e inflexible Ratzinger, relativa porque tampoco hay que esperar lo imposible de una institución como la Iglesia Católica Romana... pero lo que dice es interesante, no porque nos importe doctrinalmente a muchos que nos consideramos enteramente indiferentes a su religión, sino porque su iglesia es un poder fáctico y una influencia política en España y otros lugares.

La importancia de las palabras de Francisco no reside en un cambio de dogma que no se ha producido, sino en la inauguración de una actitud diferente: si la iglesia no debe estar obsesionada con tres temas, homosexualidad, aborto y anticonceptivos, más o menos por este orden, la ausencia de monomanía implica una aceptación pasiva del orden civil, un respeto de las leyes del estado y una neutralidad creciente respecto a temas de costumbres hasta ahora ferozmente combatidos.

La Iglesia Católica Romana es mucho más fina teológicamente que sus oponentes fundamentalistas protestantes, por eso acabó por adoptar la evolución darwiniana y ha procurado ajustarse mal que bien a la evolución científica, aunque no siempre a tiempo. Pero una institución secular con vocación imperial no puede dar la espalda a la realidad, y menos un papa que proviene de una orden tan intelectual como la jesuítica, de aquí que se haya producido un primer reconocimiento de hechos incontrovertibles. Si las variantes sexuales son hoy día reconocidas por la biología y la psicología, la Iglesia no puede ignorarlas eternamente, si éstas consiguen además reconocimiento legal en cada vez más sociedades libres y democráticas no es posible oponerse frontalmente a ello, como han demostrado previamente las batallas perdidas contra el divorcio y el aborto.

El resultado práctico para no creyentes en esta iglesia o en ninguna es que prelados retrógrados como el Sr. Reig en Alcalá, Rouco en Madrid o Dolan en Nueva York, por escoger una muestra representativa, queden desautorizados, que su veneno se vea como lo que es: prejuicios, dogmas, exageraciones con fin político y, finalmente, como una falta de adaptación a los cambios sociales necesarios que toda institución debe reconocer si quiere perdurar.

Demos las gracias a Francisco, aunque su doctrina no sea de nuestra incumbencia

No hay comentarios: