miércoles, 21 de agosto de 2013

MADRID 2020

Crece la campaña internacional (en occidente) para que el COI tome como punto positivo la aceptación de la diversidad. Un aspecto más en el que todas las minorías sin excepción deben estar agradecidas a la combatividad de las organizaciones que luchan por sus derechos, entre las que se incluyen las LGTB. Lo que sorprende es que se haya tardado tanto en reconocer que las medidas discriminatorias y exclusionarias van en contra del espíritu olímpico y califican a una sociedad que las acepta y fomenta como injusta y arcaica. Si la mayoría de la población participa de prejuicios basados en información defectuosa, acientífica e irracional, el deber del gobierno de turno es favorecer la educación y difundir valores de tolerancia, no ceder al populismo y desviar la atención de sus fallos hacia un enemigo imaginario, sin considerar las consecuencias seguras de ataques contra individuos a los que se percibe y se califica como "degenerados".

Muchos activistas han tomado Madrid como punto de referencia y hacen campaña a su favor, puesto que de las tres ciudades posibles, Estambul, Tokio y Madrid, esta es con mucho la que se halla en el país con la legislación más avanzada y donde las personas LGTB pueden vivir y circular más abiertamente y con mayor seguridad. La situación en Turquía, aparte de la inestabilidad actual, no es muy diferente de la de Rusia, aunque no haya una ley concreta que atacar y, si bien en el Japón no hay verdadera hostilidad, tampoco hay verdadera aceptación.

Esto no se debe desde luego al actual partido de gobierno en España y aún menos a la alcaldesa de la capital, de cuyo integrismo, prejuicios y homofobia tenemos amplias pruebas, pero una de las servidumbres de los puestos políticos es tener que tragarse grandes sapos de vez en cuando, si se quiere conseguir lo que se desea, y hace solo unos meses, cuando la Sra. Botella se lanzó a promover la candidatura, no tenía ni idea de lo que iban a suponer las protestas actuales y de la cantidad de puntos que iba a ganar Madrid por algo que ella intenta disminuir o al menos ignorar. Si al final es Madrid la que triunfa, algo que todos debemos desear por simbolismo e interés, pero no seguro, dado el conservadurismo y falso apoliticismo del COI, la Sra. Botella se verá en la esquizofrénica posición de tener que dar las gracias a organizaciones que detesta y obligada a cambiar de actitud hacia celebraciones que odia, pero esto es lo que les pasa a todos los que no quieren ver que el mundo cambia y las creencias con él, no al revés.

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