lunes, 20 de mayo de 2013

EVALUEMOS LA RELIGIÓN

La enseñanza española tiene graves defectos y está necesitada de ajustes y reformas, esto no lo dudamos nadie, pero ni los recortes salvajes ni los beneficios acordados a colegios católicos la van a sacar del atolladero y, aún menos, la imposición de una enseñanza religiosa que escoge cada vez menos gente y que no juega papel alguno en la escuela pública. El PP no puede decir ya que no trata de imponer una ideología ultra, puesto que el resto de cambios legales es más cosmético que real.

¿Religión evaluable?... ¿Por qué no ponernos todos a evaluar la religión?... y no en abstracto, sino concretamente la de la secta católica en su subsecta española, un grupo muy poco recomendable por tradición histórica de salvajismo, comportamiento ético perverso, ideología esencialmente antidemocrática, homofobia palmaria, desprecio por la mujer, aprecio por la ignorancia, lejanía de la ciencia, hipocresía taimada y sustitución de la espiritualidad por devociones supersticiosas. Si pudiéramos evaluar a esta iglesia por la cantidad de crueldades cometidas, la inmoralidad de sus miembros y el pésimo ejemplo pasado y presente, nadie entendería demasiado bien que se insista en dar facilidades para que más ciudadanos queden expuestos a unas enseñanzas que, aunque vayan a veces envueltas en sacarina, los harán sentirse culpables esenciales y fomentarán su intolerancia, su irresponsabilidad y su irracionalidad. Es decir, no se entiende más que como un elemento más para conservar privilegios de la organización y de sus ramas fanáticas.

Mi evaluación particular es un enorme suspenso. La historia no se puede negar, pero de los condicionamientos del pasado es posible salir cuando se demuestran negativos y la religión a la católica (española) es uno de ellos. Quien no lo entienda así (gobiernos, partidos o sociedades) acabará por pagar una considerable factura.

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