miércoles, 2 de enero de 2013

2013

No sabemos lo que nos deparará el nuevo año, uno más en la interminable y peligrosa crisis económica y política que nos aqueja, pero sí que el que acaba de terminar ha sido determinante, un punto de inflexión en el progreso hacia la igualdad de las minorías sexuales. Podríamos decir que en 2012 se ha consolidado la tendencia a que lo diverso no se vea como "anormal", puesto que una sociedad evolucionada no puede confundir la normalidad con un estrecho convencionalismo aherrojado por prejuicios religiosos y machistas.

Cuando yo era niño y adolescente, en la grisura de aquella dictadura que algunos pretenden aún minimizar y blanquear, prácticamente todo era "anormal", empezando por el no ir a misa los domingos, pero siguiendo por vestirse con colores demasiado vivos, no ponerse de luto y ser demasiado sensible cuando se era varón, puesto que el sexo obligaba a comportarse como un bruto, oler a tabaco y otras reglas no escritas que, si no eran cumplidas, arrojaban peligrosas calificaciones sobre el rebelde. Puede esto parecer una exageración, pero no lo es, y hay algunos viejos y otros no tanto que parecen creer que todo progreso es "decadencia", aunque ellos mismos se encontrarían incómodos en la opresiva sociedad que idealizan sin motivo.

Podemos alegrarnos de que durante el año que termina el TC español haya decretado que el matrimonio entre personas del mismo sexo no va en contra de la constitución, que se haya aprobado en más estados americanos y que se hayan preparado leyes en este sentido en Francia, el Reino Unido y Uruguay, así como que se haya progresado hacia él en México y Brasil. porque no basta con la descriminalización de algo que nunca debió ser criminalizado, sino que hay que progresar hacia la plena igualdad de todos los ciudadanos, sean cual sean sus características, siempre que no perjudiquen a nadie más.

También debemos alegrarnos de que durante el año pasado las palabras de clérigos y otros representantes de dogmas supersticiosos y organizaciones llenas de mucha moralina y poca ética hayan caído cada vez más en el vacío. Creo que también hay indicios de que estas viejas doctrinas enganchan cada vez a menos gente y esto indica un cierto leve progreso de una humanidad que a veces se comporta de modo tan irracional con la propia tierra y sus propios miembros cuando se ven como diferentes.

Seamos optimistas dentro de un orden para el año que empieza.

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