lunes, 14 de mayo de 2007

Obsesión


Coincidiendo con la visita de Benedicto XVI a Brasil, se ha vuelto a convocar en Roma una de esas supermultitudinarias y superorganizadas manifestaciones que tanto les gusta convocar a quienes pierden elecciones. ¿El pretexto? LA DEFENSA DE LA FAMILIA, directamente amenazada por la timidísima ley de parejas de hecho propuesta por el gobierno de Romano Prodi, político tímido e ineficaz como pocos y católico muy practicante.

En esto de barrer para adentro siempre hay maestros en relacionar el culo con las témporas y la velocidad con el tocino. Que yo sepa, la familia sigue existiendo en todos aquellos lugares en los que existen leyes parecidas y mucho más avanzadas.

El problema es, claro, que esta ley permite adquirir ciertos derechos (pocos) a parejas del mismo sexo, que así no tienen que recurrir a un largo y costoso peregrinar por notarios y abogados para que, simplemente, se le deje a uno visitar al otro en el hospital, por ejemplo, sin incurrir en las iras y prohibiciones de alguna monja recalcitrante, de las que tanto abundan en Italia.

Reconocer a los gays como seres humanos normales con los mismos sentimientos no entra en los proyectos del Vaticano: uno debe reconocerse como desviado, hacer penitencia y/o someterse a descargas eléctricas de las que recomienda D. Aquilino Polaino para ser "normal", lo que según parece incluye una mente retorcida y excluye cualquier clase de comprensión.

En un mundo con tantos problemas y desafíos parece que el sexo, especialmente el homosexo, sigue siendo el único problema de la religión que algunos consideran única verdadera y de otras similares, lo que resultaría ridículo, si no siguiera causando la infelicidad de tantos que no comulgan con estas ideas.

No hay comentarios: