martes, 13 de abril de 2010

Viaje a Segovia


Hace pocos días que con el Grupo de Mayores Gays viajé a Segovia. Era Viernes Santo, lo que quiere decir que había muchísima gente en movimiento y que la ciudad estaba más invadida que de costumbre por huestes de turistas nacionales y extranjeros cámara en ristre, niños que se movían con despiste, ancianos que lo hacían con torpeza, padres y madres con angustia, etc.

La ciudad estaba tan bella como siempre y no demasiado afectada por cortes para procesiones. Vimos un amago de una entrando en la catedral, lo que me volvió a confirmar en la idea del horrible cristianismo español, tan lleno de sangre, martirios e inquisidores y tan escaso de esperanza. En casi todos los países cristianos se celebra la Pascua, la resurrección, mientras que en España ésta desaparece tragada por las lóbregas imágenes kitsch de una contrarreforma de la que nadie se acuerda.

Era interesante comparar la masa de gente contemplando imágenes religiosas y el restaurante repleto de la misma gente devorando corderos y cochinillos sin la más mínima preocupación por la famosa abstinencia. Comimos estupendamente en José María y no estuvimos demasiado pesados para caminar hasta el Alcázar y visitar su interior, aunque sin subir a la torre, claro.

El viaje en AVE una delicia, se llega a Segovia sin sentir. La información que se nos dio en el tren: planos, folletos, etc., sólo puede calificarse de excelente. La nueva estación de Guiomar una belleza... Pero el transporte desde allí al centro (6 Kms.) y viceversa un desastre: autobuses repletos, poco frecuentes y con conductores antipáticos poco preparados para recibir turistas. Hasta el precio del billete es surrealista ¡88 cents! Ciertas ciudades históricas deberían hacer un esfuerzo para remediar detalles que afean.

Un buen día en muy buena compañía.

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