lunes, 5 de abril de 2010

Excusas que acusan


La actual tormenta de los abusos pedófilos o "efebófilos" de eclesiásticos está poniendo de manifiesto que la iglesia, que tanto habla de la moral de los demás, es una institución bastante poco ética. Es cierto que no se puede pensar que la mayoría de los sacerdotes es abusadora, pero de lo que se acusa al Vaticano y a los jerarcas que de él dependen no es de abuso, sino de haberlo ocultado sistemáticamente, de haber puesto a más menores en peligro y de no considerar la angustia de las víctimas.

Los medios reaccionarios están llenos de excusas mil veces repetidas: se trata de una campaña anticristiana (promovida por una conspiración (judeo)masónica, según César Vidal), no hay tantos abusados, la culpa es de la revolución sexual, etc. Razones todas tan endebles y tan evidentemente traídas por los pelos que apenas si necesitan comentario.

Más aún, en la operación de camuflaje a que ahora se dedican los poderosos medios proeclesiásticos en todo el mundo, es posible utilizar la situación para desempeñar el papel de víctima, barrer para adentro y seguir arrogándose la superioridad moral lanzando acusaciones sin fundamento, como la de que en el fondo los culpables son los homosexuales, que son todos pedófilos y que se han infiltrado en la iglesia para sus perversos fines. No otra cosa vino a decir Bill Donohue, presidente de una importante asociación católica estadounidense y figura mediática de frecuente aparición en Fox News y otras tribunas ultraconservadoras.

Semejantes sofismas tampoco requieren más contestación que el desprecio. Para la iglesia es más importante que para ninguna otra institución la credibilidad y estas excusas más bien la acusan.

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