jueves, 23 de julio de 2015

EL COSTE

Equivocarse es de sabios, incidir en el error es de tontos, y el PP lo ha vuelto a hacer al votar en contra del cambio de nombre de la Plaza de Vázquez de Mella para dedicársela, muy merecidamente, a Pedro Zerolo.
No soy de los que se apasiona con la idea de dedicar espacios públicos a personajes famosos por una razón o por otra, pero ya que es una costumbre arraigada me parece que se puede entrar a discutir quién se lo merece, quién no, quién lo desea y cómo se decide y, si entramos en esto ¿quién mejor que Pedro Zerolo para tener un espacio dedicado en Chueca? Un hombre dedicado a la defensa de los derechos LGTB, popular, querido, concejal del ayuntamiento por un tiempo, muerto antes de tiempo habiendo conseguido medidas de progreso que hace sólo veinte años parecían imposibles…. ¿Cómo no darle un espacio en medio del barrio insignia para las personas LGTB? Cuando, además, miles de personas lo habían solicitado expresamente.
El anterior ayuntamiento dedicó una plaza a Margaret Thatcher, gesto único en Europa, donde no se la recuerda más que por sus recortes, su homofobia y su antieuropeísmo. Incluso en el Reino Unido los conservadores hablan de ella con la boca pequeña, pero los destronados regidores debían considerarla su santa protectora de los recortes y pusieron el nombre sin que nadie se lo pidiera.
Que el anterior ayuntamiento era homófobo tampoco se discute, pues de ello hay innumerables pruebas, y en esa homofobia, incluida en una actitud más amplia de clasismo y falta de consideración hacia lo débil y lo diverso, está una de las causas de su derrota electoral.
¿Les hubiera costado mucho un detalle, un gesto sin gravamen para empezar a congraciarse con uno de los varios colectivos distanciados?… Evidentemente sí, porque sus reflejos siguen condicionando, pero no lo han hecho por homofobia, ¡no!… la verdadera razón es que cambiar unas cuantas placas ¡cuesta dinero! Es decir que no es contra los gais sino por el ahorro.
Tener gais sale muy caro, entre la basura que hay que limpiar después del orgullo y los cambios de placas… Lo mejor es no tener gais o que sigan en el armario.
¿Cuándo aprenderán nuestros conservadores que estas actitudes no son sólo retrógradas sino autodestructivas?

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