domingo, 11 de noviembre de 2012

INQUISICIÓN

Lo sorprendente hubiera sido que los jerarcas de la Iglesia Católica española y su fiel caverna mediática, encabezada por "La Gaceta", pero no solo, se hubieran estado calladitos ante la sentencia que elimina cualquier duda sobre la inconstitucionalidad de la actual regulación del matrimonio, de modo que la nueva campaña anti-herejes LGTB y pro imposición de la ortodoxia a los paganos no ha hecho más que empezar.

A mí, que estoy muy lejos de cualquier superstición, me importa poco que estos señores consideren pecado comer carne en viernes, por ejemplo, pero ellos están dispuestos a meterse en el dormitorio de cualquiera para juzgar y condenar, siempre con el ánimo de controlar. De la condena a la persecución solo hay un paso, más difícil en nuestros tiempos, pero no imposible, porque siempre hay alguien a quien fanatizar para que hostigue a los infieles y desobedientes (léase pervertidos).

La nota emitida casi inmediatamente por la CEE no tiene desperdicio en su retorcimiento, en ella se dice que los españoles han perdido así el derecho de ser reconocidos como "esposo" y "esposa" y han de inscribirse en el Registro Civil como "cónyuge A" y "cónyuge B". Como se ve, algo de gran trascendencia, puesto que la gente utiliza términos jurídicos constantemente y tal vez puedan ser castigados si se atreven a decir "mi mujer" o "mi marido", en vez de "Mi amado cónyuge A". Esto pervierte completamente la naturaleza de la institución.

Pero hay más:  no podemos dejar de constatar con dolor que las leyes vigentes en España no protegen el matrimonio en su especificidad, por ello, convencidos de las consecuencias negativas que se derivan para el bien común, alzamos nuestra voz en pro del verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico. Todos, desde el lugar que ocupamos en la sociedad hemos de promover el matrimonio y su adecuado tratamiento por las leyes... No tengo noticia de que ningún matrimonio héterosexual haya cambiado de carácter, haya sido prohibido o pueda ser obstaculizado en el futuro. Lo que de verdad se dice es: ¡los maricones no se quieren, son inmorales, reconocer que pueden ser fieles socava nuestro particular concepto de la moral! ¡El matrimonio solo es el católico!

El florón final es bien descriptivo de lo que se pretende: En este sentido, debemos reiterar que la actual legislación española sobre el matrimonio - con independencia de que sea o no conforme a la Constitución - es gravemente injusta, puesto que no reconoce ni protege la realidad del matrimonio en su especificidad. Es, pues, urgente la modificación de la ley con el fin de que sean reconocidos y protegidos los derechos de todos en lo que toca al matrimonio y a la familia. Pensamos, en particular, en el derecho de quienes contraen matrimonio a ser reconocidos expresamente como esposo y esposa; en el derecho de los niños y de los jóvenes a ser educados como esposos y esposas del futuro; y en el derecho de los niños a disfrutar de un padre y de una madre, en virtud de cuyo amor fiel y fecundo son llamados a la vida y acogidos en una familia estable. Ninguno de estos derechos es actualmente reconocido ni protegido por la ley. Es decir: lo que la mayoría pida nos importa un bledo, la realidad social debe plegarse a los prejuicios religiosos... porque no hay más gente decente que nosotros y los que nos obedecen; los homosexuales deben volver a las catacumbas, el aborto debe ser prohibido y, a ser posible, el divorcio también.

La mención a los niños es también significativa, porque parece que miles de niños van a ser entregados a parejas homosexuales para su corrupción, cuando solo se trata de garantizar un tratamiento justo en los casos de que haya hijos y en los muy poco numerosos en los que se adoptan. Pero de esto merece la pena ocuparse en otro post.

No se puede respetar a quien no respeta.

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