sábado, 4 de agosto de 2012

METER EL DENTÍFRICO DENTRO DEL TUBO

Se dice que la Princesa Margarita de Inglaterra le respondió a una de sus educadoras, que le había dicho que todo era posible para quien se lo propusiera realmente, "¿Has probado a meter de nuevo la pasta de dientes en el tubo?"... Esto habría que decir a los involucionistas del PP que intentan reducir los derechos de las mujeres, con el pretexto de los derechos de embriones inviables, o prolongar la deseducación e información de los jóvenes suprimiendo cualquier mención a la homofobia en la "maría" de Educación para la ciudadanía. Ambas cosas pueden satisfacer los prejuicios de católicos ultramonatanos, jerarcas hipócritas y cretinos bienpensantes, pero son a medio plazo por completo inútiles para los fines que se proponen, puesto que las mujeres que quieran abortar lo harán, aunque tengan que recurrir a métodos poco legales con grandes sacrificios, y los homosexuales no van a volver a la invisibilidad, por mucho que lo deseen algunos de los homófobos más sospechosos de autorrepresión.

Dado que estas medidas están alentadas por la cada vez más impopular e inmoral Iglesia Católica, no sería nada de extrañar que se convirtieran en nuevos elementos del considerable alejamiento y disgusto que siente una parte muy considerable de la sociedad española por una institución cuyo alineamiento con las posiciones más conservadoras no es siquiera discutible. El viejo anticlericalismo parecía muerto, pero está reverdeciendo alentado por lo que se ve como una poco santa alianza entre obispos y PP.

Las leyes cambian, pero pueden cambiar otra vez y caben muy pocas dudas de que lo harán porque las disposiciones contrarias a las creencias y prácticas sociales tienen muy pocas posibilidades de ser observadas y obedecidas. Creo que muchos en el PP no son conscientes de que la alianza con la jerarquía eclesiástica puede haberles dado ventajas a corto plazo, pero que a medio y largo es un error que se paga.

Lo que puede que no se pague es la crueldad gratuita que se ejerce ahora contra mujeres desgraciadas o contra homosexuales discriminados o agredidos por violentos a los que nunca se enseñó que la homofobia es mala, pero ya se sabe que a la iglesia (y a sus cómplices del PP) el sufrimiento de los "infieles" o "anormales" o "inferiores" les parece bien, puesto que para ellos son gentuza.... Ya se lo recordaremos cuando llegue el momento de pagar.

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