jueves, 10 de junio de 2010

Una exclusión sectaria


El conflicto arabe-israelí está tan enconado que hace salir lo peor de cada uno y resulta difícil hablar de él con calma, pero eso no excusa la extraña y sectaria decisión de los organizadores del desfile del orgullo gay de Madrid de prohibir una carroza en la que estarían representadas varias organizaciones LGTB de Israel. Estas organizaciones no tienen nada que ver con el comportamiento del gobierno hebreo en el asunto de la flotilla, más bien es de sospechar que muchos de sus integrantes no comulgan con la política extremista de Netanyahu & Co., pero tanto si es así como si no se confunde voluntariamente la velocidad con el tocino y se da a la marcha del orgullo un sesgo político determinado y sectario.

Hay gente en nuestro país que mantiene un izquierdismo de catecismo según el cual lo que más o menos arbitrariamente se define como “progresista” debe ser mantenido contra viento y marea, al estilo de la “línea oficial del partido” de la época stalinista. Los críticos de la derecha exageran enormemente cuando achacan sistemáticamente estos comportamientos a otros partidos y organizaciones, pero es verdad que hay algunos más papistas que el papa que creen hacer una gran labor política con gestos tan absurdos como éste. Los miembros de los colectivos LGTB de Israel (un país que los permite manifestarse) se sienten ofendidos con razón, mientras que la exclusión será poco o nada citada fidedignamente en Gaza, dominada por islamistas tan hirsutos como los de Hamás, para los que todos los LGTB sin excepción carecen de derechos como aberración pecaminosa y obscena a extinguir.

Se puede disentir de un comportamiento oficial sin por ello castigar a los ciudadanos del país en cuestión. ¿Qué hubieran pensado los españoles LGTB, si se les hubiera prohibido desfilar en la manifestación del orgullo de París, por ejemplo, porque Aznar se había embarcado en la guerra de Irak? ¿Por qué no prohibir desfilar también a los judíos LGTB españoles que apoyan a Israel, aunque no siempre estén de acuerdo con su gobierno?

Un poco de seriedad y ecuanimidad no les vendrían mal a los que toman decisiones tan precipitadas como cortas de vista. El Orgullo de Madrid se ha merecido un buen puesto en el ranking internacional por su animación e inclusividad, pero el eco de la prohibición ha llegado ya a todas partes y los comentarios son unánimemente negativos…. ¡Piensen!

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