sábado, 12 de junio de 2010

Una lenta marea


La lucha por derechos iguales nunca ha sido rápida y sin obstáculos, pero podemos decir sin equivocarnos mucho que en nuestro caso estamos llegando a un punto bastante satisfactorio. Dos nuevos hitos acaban de coronarse: por una parte Islandia ha aprobado la igualdad en el matrimonio, con lo que aumenta el número de estados civilizados que reconocen un derecho civil básico, por otra el New York Times, periódico importante no sólo en Estados Unidos sino uno de los principales "hacedores de opinión" de occidente, publicó ayer un editorial en el que toma partido de forma decisiva por la misma igualdad de derechos.

Es evidente que si la homosexualidad no es una enfermedad, no es electiva, no es contagiosa, no es alterable y no inclina al delito, la negación de derechos a los homosexuales es una simple discriminación gratuita y cruel que no se basa en razón alguna, sino en prejuicios de tipo religioso que no deberían de tener cabida en la legislación civil. El artículo del Times describe el fracaso de los testigos presentados en contra del matrimonio homosexual en el juicio actual contra la famosa "Proposition 8" que anuló los derechos conseguidos en California. Los testigos reconocieron que los homosexuales están discriminados y, aún más significativo, que el matrimonio héterosexual no está en modo alguno amenazado por el hecho de que se casen dos personas del mismo sexo. Sentido común negado por el fanatismo religioso.

Resulta indignante que allí donde pueden las iglesias sean los mayores obstáculos para que muchas personas puedan llevar una vida normal, sin miedos y con los mismos derechos que los demás, pero ya se sabe que se puede pretextar amor cuando lo que se difunde es odio... con el único fin de conservar el mayor poder posible sobre la sociedad.

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