domingo, 6 de enero de 2008

Respeto

He esperado unos días para digerir el alcance de la última concentración/manifestación de los católicos españoles el día 30 de diciembre de 2007 en Madrid, pero el tiempo no me ayuda a verla más que de un modo: se trató de un mitin político en perfecta connivencia con el PP, al que se apoyaba en pre-campaña, y con el Vaticano, desde el que estas tácticas de agitprop se apoyan sin reservas.
Español y católico no son afortunadamente sinónimos desde hace mucho más tiempo del que esta iglesia piensa, pero la progresiva desvinculación e indiferencia de la mayor parte de la población por esta institución irrita a una jerarquía cuyos privilegios y poder no se corresponden ni con su arraigo actual ni con la evolución politico-social de España.
Esta iglesia, como otras, pide respeto para todas sus afirmaciones, pero iguala respeto a ausencia de crítica, además de demostrar una falta total del mismo para ideas u opciones diferentes o contrarias. No hay más que escuchar los diarios insultos y descalificaciones de la COPE para apreciar el respeto que se gastan con los demás.
Es difícil respetar a alguien que pretende imponer como ley preceptos religiosos, universalizar sus creencias como “ley natural” e influir en la gobernación sin haber sido democráticamente refrendado.
Frente a una iglesia politizada debe haber respuestas políticas contundentesLas vacilaciones y temores del PSOE ante semejante agresividad son de difícil comprensión. Muchos españoles desearían una ruptura definitiva y total con lo que es hoy una minoría, por muy vociferante que aparezca, y estos ciudadanos son votantes permanentemente frustrados por una situación que tiende a eternizarse y a dejar a cualquier gobierno a merced del chantaje, la agitación y el apoyo a adversarios políticos hipócritas, cuyo agnosticismo no les impide desfilar detrás de imágenes, acusar de asesinato a médicos o apoyar a grupos antiabortistas, a sabiendas de que son “sólo” las personas de menos recursos las que no podrán interrumpir un embarazo con la ley actual o con alguna peor.
Claro que, como dijo el Sr. Argüello, todos los matrimonios deberían tener 12 o 13 hijos, mágica solución para solucionar los problemas éticos y económicos del mundo. Inteligente afirmación que va de la mano con la de que “el laicismo disuelve la democracia” del extremista García Gasco. El primero no debe haber leído nada sobre recursos naturales, cambio climático y otras naderías de enciclopedistas volterianos, el segundo debería ir al diccionario para enterarse del significado de ambos términos.
La idea de que con los impuestos de todos se financia semejante ideología es bastante para ponerse de mal humor.

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