sábado, 19 de enero de 2008

La familia


Se podrían escribir muchos libros sobre las tonterías que se dicen constantemente sobre el confuso concepto que titula esta entrada, porque ¿qué es la familia? ¿La polígama de los patriarcas de la Biblia y de los potentados saudíes? ¿La del cristianísimo rey Luis XIV de Francia con esposa lícita y favorita ilícita, pero oficial y con reclinatorio en la iglesia? ¿La de los matrimonios arreglados o forzados tan normales antes del siglo XX en todas partes? ¿O acaso es la ideal existente antes de la democracia y sus corruptoras leyes?
Si es así, está clarísimo: la familia es papá que trabaja, mamá que cocina y está esperando un hermanito, Rubencito que va al colegio de frailes, y Yolandita que va al colegio de monjas.
Las familias ideales son sólo una entelequia alejada de la variopinta realidadMamá odia a Papá porque trabaja poco, gana poco y sospecha que tiene algún lío con la secretaria, pero no se puede liberar de él porque el divorcio es difícil, caro o no existe. Por eso también se ha quedado embarazada otra vez, por eso y porque los anticonceptivos son difíciles de obtener, caros o prohibidos. Tampoco puede abortar porque el aborto es un crimen y acabaría en la cárcel.
Papá odia a Mamá por las mismas o parecidas razones, pero tiene que seguir viviendo con ella también por lo mismo. Siempre está de mal humor en casa, así que está poco en ella.
Ruben va para gay lo que le arriesga a que le echen de casa condenándolo a la miseria y la marginación, o a que le obliguen a una terapia de aversión con descargas eléctricas incluidas para “curarlo” y a que le presionen después para casarse con alguna desgraciada que nunca comprenderá porque le resulta tan poco apetitosa a su marido.
Yolandita no recibirá educación sexual alguna, aparte de que la abstinencia es lo mejor, por lo que se quedará embarazada sin saber cómo ni de quién, pero no podrá abortar legalmente, así que lo hará ilegalmente y morirá desangrada en el proceso.
Podría seguir exponiendo muchos más detalles de la felicidad familiar que se obtendría si se salieran con la suya los ardientes defensores de los “valores familiares”, pero es claro que a estos señores y algunas señoras les importa muy poco la realidad y aún menos la felicidad de los seres humanos en este mundo, ya que sólo la esperan en el otro, lo que les importa son los principios altísimos de moral eterna que ellos tienen el monopolio de conocer, por encima de cualquier ciencia y opinión, les permite juzgar a los criminales/pecadores y les autoriza a condenar a toda una sociedad a la hipocresía, la represión y la cárcel.

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