miércoles, 4 de junio de 2014

CREER EN LA MAGIA

Soy republicano por convicción, igual que demócrata, aunque vea con toda claridad los problemas y defectos de la democracia, pero lo que NO es democracia es siempre peor, aunque ésta sea imperfecta y perfectible. Sin embargo me pongo nervioso cuando con el menor pretexto se invoca a la República como si se tratase del hada madrina capaz de solucionar todos los problemas y se esgrime la bandera tricolor de la república del 31 a modo de talismán.

La historia no es el fuerte de muchos protestatarios, si lo fuera, sabrían que intentar empezar todo de cero cada 30 o 40 años no sólo causa más problemas que soluciona, sino que fue la tónica de 1814 a 1936, con el resultado final de la peor dictadura conocida en España, la más larga y la que más retraso produjo. La Transición, tan denostada ahora por algunos, tomó en cuenta este hecho para juntar extremos y pasar pacíficamente la página. Con claroscuros, la evolución española desde 1975 hasta la fecha ha sido la más democrática, próspera y progresista habida desde 1814. Y tengo que decir, aunque me pese, que esto se ha hecho bajo una monarquía.... que voluntariamente se olvida, ES constitucional.

Los mayores defectos del actual sistema ni se deben ni son imputables a la monarquía que, además, no es más cara para el contribuyente de que lo que cuestan las presidencias de repúblicas europeas diversas. El rey de España realmente no gobierna en el presente, así que no se le pueden exigir responsabilidades por el desempleo, el déficit y similares, aunque sí por no haber sabido dar ejemplo en ocasiones o no haber vigilado y cortado el mal comportamiento de miembros de su familia... ¿pero eso significa que un régimen republicano sería radicalmente distinto?

La izquierda española, especialmente la menos parlamentaria, aún no entiende que las continuas invocaciones a la II República y el continuo ondear de banderas tricolores ha permitido a la derecha apoderarse de TODOS los símbolos nacionales y aparecer como más legítima y más española, que esta continua deslegitimación de lo nacional legitima los destructivos, insolidarios y antieuropeos nacionalismos periféricos y que, aunque no nos guste a muchos, la bandera de España sólo es la oficial y nos representa a todos, incluyendo a los que la niegan.

Es posible y yo deseo que un día se termine la monarquía, pero hay una constitución, unas leyes y un proceso democrático y en las sociedades maduras y verdaderamente respetuosas de la voluntad de la mayoría esto se respeta. Pedir referéndums inmediatos no sólo es antidemocrático, aunque parezca lo contrario, sino profundamente irresponsable porque pone nuevamente en cuestión todo el entramado constitucional existente sin proponer alternativas reales QUE SÓLO PUEDEN SER EN GRAN MEDIDA PACTADAS O CONSENSUADAS. La idea infantil de que estamos en la peor de las situaciones posibles y que, por lo tanto, todo da igual, sólo cabe en las cabezas de personas muy ignorantes del pasado y del presente en otros países y/o muy sectarias.

Es una desgracia histórica que la II República fuera brutalmente interrumpida por Franco y sus secuaces, pero idealizarla como el régimen perfecto y hacer continua referencia a sus símbolos es sectarismo romántico sin ninguna relación con la realidad de entonces o de ahora.

Además ¿Saben lo que pasaría de haber un referéndum realmente bien organizado?... que la monarquía ganaría por amplio margen en todas partes, con muy pocas excepciones. Los de las banderas tricolores viven entre ellos, se calientan mutuamente y apenas se dan cuenta de que son una minoría que invoca a la República como si se tratase de una palabra mágica, pero ¿han pensado que Egipto, Siria y Venezuela son también repúblicas?... Una palabra no es un ensalmo y no significa nada sin un contenido concreto.

No hay comentarios: