lunes, 10 de enero de 2011

Hipocresía y expedientes


Para quien aún se crea que la derecha española es benevolente con la evolución social, el expediente lanzado contra COGAM y el Orgullo Gay (a quien se reclaman € 35.000 ¡por ruido!) debería demostrarles lo contrario. La concejalía dirigida por Ana Botella, esposa de Aznar y vinculada a grupos integristas, ha demostrado su clara hostilidad a cualquier clase de visibilidad LGTB, por no decir nada de cualquier clase de igualdad. El presente acoso contra una manifestación en gran parte festiva es sólo el principio de algo más, especialmente ahora que el PP cree tener el poder al alcance de la mano. Que todo el PP se incline en la dirección del integrismo está por ver, pero que el "Agitprop" de la ultraderecha hace todo lo posible para que así sea es evidente.

Que esto coincida con recientes declaraciones papales y con las constantes y permanentes de la tridentina jerarquía española corrobora lo anterior. Para estos señores la homosexualidad es enfermedad psíquica o moral, vergüenza para quien la profesa y amenaza directa contra el abstracto modelo teórico de familia que se pone como único posible, aunque con la hipocresía habitual se diga que "no se debe perseguir al homosexual", si bien no otra cosa se hace al negarle igualdad jurídica o exponerle a la discriminación.

Las religiones suelen negar validez a cualquier ética laica, puesto que insisten en afirmar la imposibilidad o inferioridad de moral alguna sin base en principios religiosos. La negación se reviste de un florido lenguaje con el que se intenta demostrar que la "recta razón" coincide con la religión, si bien semejante identificación no resiste el más somero análisis.

Religión (no sólo la católica) y machismo aliados se sienten insultados por la visibilidad de lo que les molesta o por la neutralidad de enseñanzas como las de Educación para la Ciudadanía. Instrucción y visibilidad eliminan prejuicios, muestran que las personas LGTB existen y que son como todas las demás, algo muy poco deseable cuando se quiere imponer una moral dogmática que excluye o demoniza a determinadas minorías.

Hay que estar atentos porque estamos ante una reacción de onda larga e imprevisibles consecuencias que puede causar considerable sufrimiento. Es bastante improbable una restauración nacional-católica, pero es muy posible perder derechos adquiridos cuando hay poderosos lobbies que así lo quieren.

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