domingo, 4 de diciembre de 2011

PABLO Y LA HOMOSEXUALIDAD

Un artículo publicado en GOD DISCUSSION supone una verdadera revolución en cuanto a la interpretación de un texto que ha hecho correr ríos de tinta. El artículo se refiere al descubrimiento hecho por Michael Wood, famoso especialista en criptografía que resuelve las extrañas contradicciones aparentes del texto en cuestión.


La única referencia inequívoca a la homosexualidad en el Nuevo Testamento se encuentra en la Epístola a los Romanos 1:18-3:20 y ha confundido a los comentaristas desde el siglo III por lo menos (recordemos que Pablo vivió en el I). En dicho pasaje se dice: "solo los que cumplan la ley serán justificados por Dios", mientras que luego se dice: "Nadie se justifica por el cumplimiento de la ley". Estas traducciones son las más sencillas y probables, al margen de una serie de ellas más o menos creativas que pueden encontrarse en la multitud de interpretaciones al respecto. El pasaje tampoco incluye en las transgresiones merecedoras de muerte espiritual o pecado mortal las orgías idolátricas homosexuales.

El descubrimiento de Wood es genial y simple a la vez: los judíos contemporáneos de Pablo dividían los mandamientos de la ley mosaica en dos grupos: los que pertenecían al expresado en Levítico 19:18, "Ama a tu prójimo como a ti mismo", y los que no se agrupaban bajo este mandato general. Los pertenecientes al primer grupo se denominaban "justicias" u obras justas, mientras que los del segundo eran "deberes" o mandamientos de tipo más ritual, como observar el descanso sabático, por ejemplo.

La solución de Wood pone fin a la paradoja, porque si se entiende que los que hacen obras justas, es decir, practican el amor al prójimo agradan a Dios, mientras que los que se limitan a cumplir los aspectos externos y rituales no le son gratos, se pueden casar las afirmaciones aparentemente contradictorias del pasaje.

Así se explica que Pablo no incluya una orgía idolátrica homosexual entre los actos que se consideran dignos de muerte espiritual y que sí incluya, por ejemplo, los falsos testimonios y críticas malevolentes con respecto a otras personas.

El hallazgo es significativo porque demuestra que Pablo separó conscientemente los actos homosexuales de otros que consideró verdaderamente pecaminosos y que su visión tiene poco que ver con la que se ha enseñado insistentemente después.

La Epístola a los Romanos es el único texto en el que hay una referencia clara a la homosexualidad, lo que no ha impedido que se hayan interpolado afirmaciones antihomosexuales en diferentes pasajes de muchas traducciones. Michael Wood ha sido lo más fiel posible al griego del texto paulino y demuestra una y otra vez que las palabras tradicionalmente traducidas como homosexual, afeminado, impuro y otras describen realmente actos de egoísmo, falta de amor o injusticia, sin que tengan nada que ver con la orientación sexual, lo que subraya una vez más que Pablo condenaba las acciones que violaban las "justicias" o buenas obras hacia el prójimo.

No creo que este progreso de interpretación cambie nada a corto plazo, puesto que las iglesias siempre se empeñan en sus errores, especialmente cuando se creen depositarias de "infalibilidades" varias, pero es animador ver cómo las cosas no son ni mucho menos tan claras para ellas tampoco.

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