
Aunque los obispos de los Estados Unidos parece que han decidido seguir las indicaciones del papa Francisco y dar prioridad a asuntos como la desigualdad, la guerra y la inmigración, no todos se pueden bajar del burro tan deprisa, especialmente los más fanáticos y, dentro de estos, el más notorio es Salvatore Cordileone (en la foto), muy americano a pesar del nombre y obispo (supongo que a su pesar) de San Francisco. Este hombre va a participar en una "Marcha para proteger el matrimonio" organizada por NOM (North American Organization for Marriage), asociación muy reaccionaria y muy patrocinada por la Iglesia Católica. Al final de la marcha hay discursos y el Sr. Cordileone pronunciará uno con los argumentos habituales, ya expuestos mil veces y bien plasmados en la "Declaración de Manhattan", entre cuyos firmantes se encuentra, un documento contra el aborto y la igualdad de derechos LGTB suscrito por varias confesiones muy conservadoras entre las que se encuentra la del obispo.
Los argumentos son como sigue:
- El matrimonio es la célula básica de la sociedad y el fundamento de la familia, el matrimonio se halla en crisis, si se permite casarse a las parejas del mismo sexo el matrimonio se devalúa, si el matrimonio se sigue devaluando la sociedad se desintegra, es decir, los LGTB son los directos causantes de la desintegración total de la sociedad.
- El matrimonio sólo es auténtico entre un hombre y una mujer porque es el único que puede "consumarse" real y físicamente y el único capaz de "producir vida". Ya se sabe que las doctrinas mantenidas por el obispo obligarían también a todos las parejas "auténticas" a no usar medios anticonceptivos y producir vida un número indefinido de veces.
- La igualdad de derechos LGTB es un ataque a la libertad de religión consagrada en la Constitución de los Estados Unidos, porque a partir de ese momento los católicos y otros cristianos no pueden discriminar, perseguir o ningunear a los ciudadanos LGTB, enseñar a los niños que son unos perversos o evitar que niños y adultos vean que son bastante normales.
- Todo lo anterior supone una persecución anticristiana digna de Nerón, antesala de la prohibición del cristianismo y la instauración del ateísmo como no-religión obligatoria del estado, cosa fácilmente comprensible, puesto que el presidente Obama, que en realidad nació en Kenia, es musulmán en secreto, marxista evidente y nazi de corazón.
La lógica es evidente, es decir, los perseguidos son los pobres creyentes... que ya no pueden quemar a los herejes y desviados como sería debido, o al menos darles descargas eléctricas o castrarlos químicamente como se merecen.
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