
La Sra. Botella no es la única, muchos políticos, economistas y opinadores de este país y de otros se dedican a dogmatizar sobre esto o aquello sin ninguna idea clara de lo que hablan, confundiendo prejuicios y opiniones con verdades absolutas, sin tener en cuenta el sufrimiento que sus propuestas pueden causar cuando se ponen en práctica, pero el poder no hace a las personas más sabias, solo más pretenciosas y desde la arrogancia es difícil corregir la ignorancia o apreciar la crueldad que se ejerce sobre inocentes a los que se aplican altos principios teóricos que desprecian las realidades humanas, la libertad de las personas y la condición femenina, entre otras cosas.
La ridícula y retrógrada nueva vieja ley del aborto propuesta por el Sr. Ruiz Gallardón y aprobada por el PP quedará como ejemplo de ignorancia, sectarismo y obediencia a autoridades eclesiásticas sin ninguna autoridad legal, solo poderes fácticos respetados indebidamente por fanáticos. Una ley absurda con fecha de caducidad hasta las próximas elecciones, pero muy capaz de hacer sufrir a muchas víctimas conscientes, con la tonta idea de salvar seres inexistentes.
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