
Pero hay otros juegos: París acaba de ser elegida sede para la celebración de los Gay Games, un evento que se consolida más y más, que atrae a muchas personas y que, por fuerza, no puede celebrarse en una gran parte del mundo. Resulta bastante significativo que la capital de Francia, que tiene también muchas posibilidades de alzarse con la celebración de los Juegos Olímpicos del 2024, no haya despreciado ser sede de los Gay Games en 2018, mientras que a los capitostes españoles del deporte, obnubilados por la heterosexualidad, no se les ha ocurrido concursar para la ocasión y, seguramente, no se les ocurra tampoco hacerlo para el 2022. Los Gay Games son mucho más fáciles de obtener, los gastos infinitamente menores, pero el marketing que con ellos se podría hacer es considerable.
Supongo que a los mentados capitostes, a la pacata y devota alcaldesa de Madrid y a la jerarquía eclesiástica que en todo se mete, la idea de celebrar estos juegos en la capital les parecerá horrible, pero ellos se lo pierden, se lo han perdido ya para 2018, cuando había posibilidades reales de alcanzarlo.... y nos lo hacen perder a todos.
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