
El pobre de Aquino, como tantos otros sabios del pasado, consideraba que la naturaleza era una máquina perfecta, pensada y diseñada por un Dios perfecto, en la que todo y todos tenían un objetivo y función definidos: el hombre era el centro de la creación para quien todo había sido creado, la Tierra era el centro del universo y el sol y la luna luminarias que colgaban de la bóveda celeste, en la que las estrellas eran lámparas menores clavadas al firmamento. Todo eso era claro y fácil de ver, igual que el hecho de que los varones eran infinitamente superiores a las hembras, puesto que eran el elemento activo que depositaba su semilla en los inferiores cuerpos femeninos, simples receptáculos para que crecieran los bebés. Los varones, claro está, tampoco eran iguales: algunos eran de noble estirpe, mejores por tanto, otros eran esclavos que debían obedecer a su amo, otros malvados herejes que debían ser quemados en la hoguera para que no infectaran a los demás con su veneno.... y todo esto era comprendido mediante la "ley natural", que también graduaba lo que era contra natura en el sexo.
Esta ley tiene de natural lo que los prejuicios y las ideas de cada época consideran y, como tal, no puede distinguirse de los mandamientos de la Iglesia, ¿veis lo adecuada que resulta? Sirve para confundir almas cándidas y también conceptos sencillos, como cuando se dice que el matrimonio solo puede ser la unión sagrada de un hombre y una mujer, pasando por alto que hasta en la Biblia la poligamia era la regla... en el caso de que hubiera matrimonio, puesto que otra confusión es la de describir el matrimonio como una institución "natural", cuando se trata realmente de un contrato cambiable, como todos los contratos, y que debería ser distinguido claramente de la simple relación sexual.
La "Ley Natural" es solo una abstracción lejos de la naturaleza, la historia, la ciencia y el sentido común moderno, de modo que cuando es utilizada por individuos como el Cardenal de Chicago, por ejemplo, debemos verla como lo que es de verdad, una no-razón.
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