
No me vale la burda distinción que hacen entre la tendencia innata "desordenada" y la práctica de dicha tendencia, porque ellos son los primeros que saben que una persona no puede simplemente ignorar sus instintos, igual que a menudo reconocen que la naturaleza original es incambiable y que a lo más que se puede llegar es a la "no práctica", que supone también negar toda vida afectiva, crueldad gratuita que están dispuestos a infligir a las víctimas que por miedo y condicionamiento se someten a semejantes dictados.
¿Qué decir de los que han recomendado y recomiendan a homosexuales casarse con persona del sexo opuesto para "curarse" o adaptarse a la "normalidad"? En vez de una víctima crean varias: cónyuge y posibles hijos que tienen que sufrir las consecuencias de la frustración, la infelicidad o el abandono que tarde o temprano se producen.
Esto viene a cuento porque he visto con retraso una noticia publicada en Abc electrónico del 6 de junio, que se hacía eco de otra publicada en el Corriere della Sera italiano sobre una asociación de médicos católicos alemanes que dice poder "curar" la homosexualidad, aunque se apresuran a decir que no es una enfermedad, ¡mediante la homeopatía y oraciones!!!! No sé qué clase de médico puede afirmar una cosa así y el conservador Corriere encontraba la noticia bastante chusca, cosa que no hacía el ultraconservador Abc, que la reproducía sin comentarios, aunque llevara "curar" entre comillas. Jerarcas católicos y organizaciones integristas como la norteamericana "Desert Stream" siguen insistiendo en imposibles curas, como un seminario propuesto para estos días en Francia por la módica cantidad de €410, en el que se roba y tortura a crédulos y acomplejados sin ningún resultado práctico posible. ¿Es esto moral?
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