
Viene esto a cuento por la publicación del estudio del Pew Research que muestra a España a la cabeza del mundo en cuanto a aceptación de la homosexualidad, un hecho que viene a confirmar otros datos y que tiene bastante relación con el post anterior y otros de este blog. Inmediatamente se han alzado voces escépticas, negativas y destructivas, muy ofendidas por el hecho de que se aporte algo que demuestra el progreso de la sociedad española en las pasadas décadas. El estudio debe ser descalificado "porque ya se sabe que los españoles mienten siempre", "no están incluidos los países verdaderamente chachi" que ya se sabe que son los nórdicos y Holanda, "seguramente no preguntaron a demasiada gente", "pues a mí, mi primo gay del pueblo me ha dicho que le siguen mirando por encima del hombro...."
Cuando hablamos de "reaccionarios" creemos referirnos solo a los cavernícolas políticos o sociales, pero hay un tipo de listillo que nos dirá cosas como éstas al confundir pesimismo solemne con seriedad pseudocientífica, mientras descalifica todo lo que no le gusta o lo que sí les gusta a los otros con una reacción de rabia ante lo que no se espera.
Un estudio es solo eso, un dato más al que no se puede dar un valor absoluto cuando es positivo, pero tampoco cuando es negativo. Lo de estar "a la cola de..." es algo que se lee todos los días y que pocos ponen en duda cuando se refiere a España, aunque con frecuencia se trate de datos aislados y fuera de contexto, por eso a algunos les sorprende tanto estar ahora a la cabeza. Todos estos aguafiestas se olvidan de una frase muy española: "que me quiten lo bailado", y que en este caso se aplica a los cambios profundos que ha experimentado la sociedad, evidentes hasta para el más ciego, a la avanzada legislación en materia de derechos y al efecto que esta ha tenido a su vez en la reducción de prejuicios antes comunes.
Las dificultades económicas presentes, las contradicciones de un gobierno reaccionario y los defectos sistémicos de los que se habla no deben ser pantallas que impidan ver el lugar al que realmente se ha llegado, porque si no se sabe donde se está también es muy difícil seguir hacia adelante. Mal que les pese a muchos españoles y también a no pocos extranjeros, España es un país muy moderno, aunque también sea tan imperfecto... como todos.
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